¿Quién mató a la periodista de la BBC, Jill Dando? Redes pedófilas, tramas políticas y amores secretos

La reportera de la televisión británica, Jill Dando, fue asesinada el 26 de abril de 1999 en la puerta de su casa de un disparo en la cabeza

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Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

10 min lectura

Dos años después de la muerte de Lady Di, el 23 de abril de 1996 se celebraban los premios BAFTA a los que acudían los grandes actores y directores del mundo del cine británico, así como grandes nombres de la televisión de Reino Unido. Jill Dando, presentadora de los informativos de la tarde en la BBC, así como de programas como 'Crimewatch' o 'Holiday', atendía al periodista Ian Wylie entre bastidores para hablar de su inminente matrimonio y sus últimas apariciones estelares.

Apenas unas semanas antes, Dando había sido la protagonista del programa 'This is Your Life', una suerte de 'Lazos de Sangre' que realizaba un repaso de la vida de la presentadora. En apenas unos meses llagaba la boda entre Jill Dando y su prometido, el ginecólogo Alan Farthing. “Espero que sea la única vez que vaya a hacer esto en mi vida, por lo que quiero compartirlo con mis amigos y mi familia, una celebración de verdad”, contestaba la presentadora de la BBC, que aventuraba un gran evento.

Casualmente, en algunos de los programas de 'Holiday', la propia Jill Dando había celebrado bodas en la playa para algunos invitados. Como el propio periodista relata en su blog, se la veía exultante. Una joven periodista de 37 años en la cúspide de su carrera a la que comparaban a la propia reportera con Lady Di, fallecida dos años antes, y con Sofía de Wessex, esposa del príncipe Eduardo. Dando era, como suelen decir los británicos, el prototipo de la “chica de al lado”.

“Me hace mucha gracia la comparación, estoy muy halagada”, respondía en la entrevista desde la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas británica. Pero Jill Dando no se dedicaba solo a la prensa social o a la crónica negra. En los días anteriores a los BAFTA, la BBC recaudó gracias a su presentadora un total de 6 millones y medio de libras para las víctimas de la guerra de Kosovo. El mismo día de la entrevista, la OTAN bombardeó un edificio de la Radio Televisión Serbia, principal brazo de propaganda de Slobodan Milosevic durante el conflicto balcánico.

Jill Dando y su prometido Alan Farthing, en los meses previos a la boda

Jill Dando y su prometido Alan Farthing, en los meses previos a la boda

El 26 de abril, tras pasar la noche en casa de su prometido, Jill Dando cogió sus cosas y se marchó a su domicilio en el barrio londinense de Fulham. Al llegar a la entrada, se paró a buscar las llaves mientras una persona se acercaba por detrás. Le agarró del brazo, la empujó contra el suelo y le disparó un solo tiro en la cabeza que acabó con su vida.

¿Quién mató a Jill Dando?

El asesinato de la periodista de la BBC provocó toda una conmoción en Reino Unido por la crudeza, rapidez y eficiencia con la que se llevó a cabo. Un shock para el país británico al que le asaltaron los recuerdos, solo dos años antes, de Diana de Gales. La policía tomó un total de 2.400 declaraciones de testigos, familiares y sospechosos. Se registró la trayectoria y recorrido de un total de 1.200 vehículos, al igual que, hasta que el caso fue a juicio, la policía barajó un total de 2.000 sospechosos por la muerte de la reportera.

Al comienzo de la investigación uno de los vecinos dio una pista a la policía: sospechaban de un vecino de la zona, con comportamiento solitario y que residía a solo 450 metros de la periodista. 10 meses tardaron los investigadores en considerar a Barry George como un serio sospechoso de la muerte de Jill Dando. El psiquiatra forense Adrian West fue quien animó a la policía a buscar un perfil de sospechoso que encajara con una personalidad distante, obsesiva y marginal. Todo ello entraba dentro de lo que se conocía de George.

Portadas de los diarios The Mirror y The Sun, en los días posteriores al crimen de Dando

Portadas de los diarios 'The Mirror' y 'The Sun', en los días posteriores al crimen de Dando

George había sido condenado en varias ocasiones tanto por cargos de asalto como por varios intentos de violación. No eran pocas las mujeres que habían presentado quejas a la policía de que el sospechoso las perseguía por la calle. Otra de las pistas apuntaba a que George, dado su pasado militar, tenía acceso a armas de fuego. Cuando entraron en su domicilio encontraron fotografías de mujeres de la zona, así como recortes de la revista Ariel centrados en el entierro de Dando. Pero fue un último descubrimiento el que detonó el caso en un juicio por asesinato: encontraron fragmentos de pólvora en el abrigo de George que coincidía con la de la escena del crimen.

No obstante, la acusación se centraba solo en ese descubrimiento. No había más pruebas irrefutables, y el jurado terminó absolviendo a Barry George del asesinato de la periodista. Según cuenta en un documental reciente de la BBC la forense Angela Shaw: “Entre 1 y 1.000 personas podrían haber recogido esas partículas sin tener si quiera constancia de ello. Una simple partícula, un año después en el bolsillo del abrigo, no podría conectar a Barry George con el tiroteo”.

La trama política serbia

Ante la dificultad de los agentes para localizar un sospechoso claro y ante el fallo del jurado de declarar inocente a Barry George tras su detención en 2001, las teorías alrededor del misterioso asesinato a bocajarro de la periodista corrieron como la pólvora. La más extendida y más creíble a los ojos de los lectores de los periódicos sensacionalistas de la época es que fue objeto de una trama política internacional. Como ya hemos mencionado, el 6 de abril de 1996, Dando era la cara visible de un telemaratón que recaudó millones de libres para los refugiados albano-kosovares de la guerra de Kosovo.

Tres días antes de su asesinato, la OTAN bombardeó la sede de la Radio Televisión de Serbia en Belgrado, asesinando de golpe a un total de 16 trabajadores en un solo ataque a la principal herramienta de propaganda de Milosevic en la guerra. Un ataque que podría haber tenido su respuesta en la ejecución de la reportera estrella. La primera prueba que probaría la teoría es que Tony Hall, compañero de Jill Dando, recibió una llamada apenas unos días después de la muerte de su colega: “Tu primer ministro Blair descuartizó a gente joven inocente, ahora os descuartizamos a vosotros”. La voz del hombre, según Hall, sonaba a “del este”.

Slavko Curuvija, periodista opositor serbio, asesinado en 1996

Slavko Curuvija, periodista opositor serbio, asesinado en 1996

La segunda de las pruebas la podría aportar la forma en la que murió, a mitad del mes de abril de 1996, el periodista Slavko Curuvija, fuerza de opinión en la oposición a Milosevic. Curuvija fue asesinado a las puertas de su casa en Belgrado de forma idéntica a la reportera británica: de manera rápida y de un disparo en la cabeza a bocajarro. Además, las pruebas de balística determinaron marcas similares en las balas de ambos asesinatos, propias de la munición del ejército yugoslavo. “Creo que hay una relación entre las dos muertes. Creo que los han ejecutado a los dos”, mantenía la esposa de Curuvija en 2012.

Dando y la red de pedófilos

A pesar de la contundencia de las pruebas de que Jill Dando había sido asesinada por un sicario yugoslavo, existía la sombra de un complot mucho más oscuro. El periodista Mark Williams-Thomas, conocido por destapar la red de pedofilia del DJ Jimmy Savile, aseguró que una fuente anónima le había revelado que el asesino de la presentadora es un sicario del submundo de Londres. Estas suposiciones existían antes si quiera de que Williams-Thomas revelara el chivatazo: la eficacia del asesinato no podía ser casualidad.

A todo ello habría que sumarle que Dando era la cara visible de un programa de crónica negra especializado en destapar a criminales londinenses. Según un compañero de la presentadora en el programa 'Crimewatch', Dando estaba “a punto” de exponer una red de pedófilos lideradas por alguien muy conocido entre la sociedad británica. Según la fuente, meses antes de abril de 1996 la periodista presentó a los jefes de la cadena un dossier que incluía pruebas contra una “personalidad VIP” que habría abusado de varios niños.

Bala analizada durante la investigación por el asesinato de Dando

Bala analizada durante la investigación por el asesinato de Dando

Una información que publicó el Daily Express en 2014: “No recuerdo los nombres de todas las estrellas involucradas, y no quiero implicar a nadie, pero Jill dijo que eran nombres asombrosamente conocidos”, mantenía la fuente. Una investigación que le habría valido una serie de amenazas anónimas. La propia prima de la reportera explicaba en una entrevista al Mirror el pasado 2019, le advirtió de la inseguridad a la que se exponía en su casa y, recuerda, le aconsejó que no se mudase “sin seguridad”.

“Era extremadamente ingenua respecto a su seguridad, le dije en más de una ocasión que no debía mudarse sola a una casa grande y sin seguridad, que se instalase en un apartamento”, comentaba Judith Dando.

Un amor secreto

No obstante, hay una última teoría que ondea en el horizonte. La vida amorosa de Dando se extiende más allá de su compromiso matrimonial con Alan Farthing, al que conoció en una cita a ciegas. Durante 14 años convivió con el productor de televisión Bob Wheaton, antes de comenzar una relación con el agente de medioambiente sudafricano Simon Basil. Fue, como la propia periodista calificó, una “relación al estilo el amante de Lady Chatterley”.

Pero fueron las relaciones esporádicas entre medias las que pusieron en alerta a la policía. Una de las principales especulaciones que manejó la prensa sensacionalista es que las sospechas se vertían sobre un jefe del mundo criminal. En uno de los viajes del programa 'Holiday' en el extranjero, un mafioso de Chipre se habría obsesionado con Dando hasta tal punto que no habría encajado de buena gana su rechazo.

Hamish Campbell, uno de los jefes de la investigación policial del crimen, declaró durante el proceso de rastreo al asesino: “Su carrera profesional es algo a tener en cuenta, pero no considero que tenga la misma importancia que su vida privada. Ahí tenemos muchas pistas positivas”. Sin embargo, cada investigación de los amantes de Jill Dando acabaron en un callejón sin salida. En cualquier caso, la teoría de que el ejecutor era un hombre despechado era la principal razón por la que los agentes se pusieron a la pista de Barry George desde un principio. Por ello, no podían descartar que se tratase de un admirador secreto o alguien obsesionado con la estrella de la BBC.

Más de 20 años sin Jill Dando

Si en algo está especializada la prensa británica es en el sensacionalismo, tanto en sociedad como en sucesos. No es de extrañar pues, que el caso de la presentadora de BBC haya sido objeto de análisis en las portadas de los diarios durante los últimos 20 años. Tal y como se recoge en un documental de la propia cadena británica, una vecina revela qué se encontró en la escena del crimen segundo después de escuchar un estruendo: “Hay sangre por todas partes”.

La entrada a la casa de Jill Dando en Fulham, después y antes del crimen

La entrada a la casa de Jill Dando en Fulham, después y antes del crimen

El agente de emergencias, al teléfono, le pregunta a la mujer, de nombre Helen Doble, si puede comprobar que Jill no respira. “No parece que esté respirando. Le sale sangre por la nariz y tiene los brazos azules”. El agente le insiste en que mire si se le mueve el pecho, señal de que respira. “Oh Dios mío, no, no creo que esté vive. Lo siento”.

Según revelaba Ian Wylie tras su entrevista a Dando a las puertas de los BAFTA, la presentadora le confesó que tenía serias posibilidades de presentar el especial de la BBC de la llegada del nuevo milenio. Jill acababa de decidir a dónde se marcharía con su marido de luna de miel: había reservado dos billetes para ver la llegada del 2000 en Australia, su lugar favorito en el mundo.

Es algo que nos hemos prometido el uno al otros hace exactamente 18 meses, pero creo que quizás tendremos que ir gestionándolo poco a poco, según vayan las cosas”.

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