Gonzalo Guerrero: el náufrago que se convirtió en caudillo maya y luchó contra los hombres de Hernán Cortés

Gonzalo Guerrero es uno de los marineros del que menos datos se conoce previos a la conquista de México. Según explica el doctor en Literatura Comparada por la Universidad de Huelva, Salvador Campos Jara, el personaje “resulta curioso y atípico porque acaba quedándose con los indios, lo que era bastante inusual”.

Se sabe que en el año 1511 navegó en un barco de la flota de Diego de Nicuesa, gobernador de Veragua, lo que actualmente es Panamá, que se dirigía a Santo Domingo. Sin embargo, las inclemencias meteorológicas hicieron que el navío naufragara y terminase en las proximidades de Jamaica. Guerrero fue uno de los 20 hombres que sobrevivieron a la tormenta y que, tras llegar a la Costa de Yucatán, fue apresado por los indios mayas. Ocho años después, solo había dos de aquellos supervivientes: Jerónimo de Aguilar y el propio Gonzalo Guerrero, que se convirtieron en servidores del cacique de Xamanhá, actual estado mexicano de Quintana Roo.

Un marinero español que puso al servicio de los mayas

Guerrero se ganó la confianza del cacique maya de Chetumal, capital de Quintana Roo, Na Chan Can, y comenzó a integrarse en la vida y cultura maya, llegando a vestirse como ellos, adoptando sus costumbres, e incluso, según algunos cronistas, su religión. Comenzó a destacar como estratega al asesorar a los indígenas en las tácticas de guerra occidentales y en la construcción de fuertes y baluartes. Todo ello le hizo llegar a ser un jefe militar prestigioso.

Se sabe que este guerrero combatió contra los primeros intentos de conquistar México por parte de los españoles, como fueron las expediciones realizadas por Hernández de Córdoba en 1517, y de Juan de Grijalva un año después. Su absoluta integración en la cultura maya tuvo lugar al casarse con la hija del propio cacique de Chetumal.

Cuando el 6 de marzo de 1519 Hernán Cortés se enteró de la presencia de dos náufragos españoles entre la sociedad maya, envió varios mensajeros para ofrecer su rescate. Así lo explica el historiador Diego López de Cogolludo en su obra 'Historia del Yucatán'. Sin embargo, Gonzalo Guerrero prefirió quedarse junto a los mayas.

Posteriormente, el propio Guerrero retrasó la conquista del área maya hasta bien avanzado el siglo XVI al ser responsable de diversos fracasos militares como la expedición del adelantado Francisco de Montejo en 1527. También fue importante en la organización de los mayas en la fortificación de Chetumal y una nueva derrota por parte de militares españoles en el intento de conquistar la península de Yucatán.

Una serie de fracasos por parte de los españoles que le llevan a ser acusado, según el doctor en Historia, Campos Jara, de haber “organizado la resistencia de los mayas a la conquista española, básicamente porque fue de las más difíciles y más ruinosas de todas las que hubo en el nuevo mundo”, contrastando y mucho la rapidez con la que se realizó la conquista del Imperio Azteca por parte de Hernán Cortés.

En 1536, Guerrero se marchó a Honduras con el objetivo de defender a los mayas de la zona y murió de un disparo de arcabuz. Así recogió su fallecimiento un informe del gobernador de Honduras, Andrés de Cerceda, el 14 de agosto de 1536, en el que escribió que encontró muerto “un hombre blanco vestido como un indígena, con el pelo trasquilado a la manera maya, pintado y con toda la apariencia de un indio”.

Una figura que fue un mito para unos y un traidor para otros

Una figura que fue simbólica para los mayas y que para los americanos fue uno de los impulsores del mestizaje. En cambio, para los españoles se consideró como un traidor que había dejado su país.

Según la web Novaciencia, el propio Salvador Campos Jara pone sobre la mesa la opción de que tal vez nunca haya existido el estratega, o al menos como se ha contado. Lo llega a considerar como un mito creado en la época, que ha ido ganando peso hasta nuestros días hasta ser considerado como un “verdadero héroe indígena”.

También se le llevó a la literatura de la mano del escritor y especialista en Historia antigua y medieval, Alfonso Mateo-Sagasta que lo convirtió en protagonista de su novela 'Caminarás con el sol'. El autor lo catalogó como un claro ejemplo de “colonizador colonizado” explicando que es un personaje real “lleno de sombras”.