La historia de Frédéric Bourdin, el adulto que se hizo pasar por muchos niños desaparecidos
"Soy un manipulador, mi cometido es manipular", llegó a asegurar él mismo a medios y policía después de ser descubierto
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Su nombre es Fréderic Bourdin. Es posible que su nombre no lo conozcas o que apenas te resulte mínimamente familiar, pero sí lo fue para la policía francesa en el año 2005, cuando descubrió que el hombre había pasado sus últimos quince años entrando y saliendo de colegios, orfanatos y casa de acogida para niños haciéndose pasar como uno de ellos ¿Cómo fue posible que aquel hombre de 30 años hubiera pasado completamente desapercibido a los ojos de todo el mundo?
La historia de Frédéric Bourdin, el adulto que se hizo pasar por muchos niños desaparecidos
En el año 2005, un turista en la ciudad francesa de Orthez llamó a la policía reportando el caso de un menor solo y asustando en una estación de tren. El joven de 15 años llegó a un centro de protección de menores y contó que sus padres y hermana habían fallecido en un accidente de tráfico. A él, tras despertar de un coma, le enviaron a vivir con su tío que le maltrataba. Francisco Hernández Fernández, nacido en Cáceres, huyó a Francia, de donde era su madre.
El pequeño fue enviado al centro de acogida Vicent de Paul, donde los profesores y la directora hicieron por proteger al joven. Él, no obstante, quedó indudablemente traumatizado por los hechos acontecidos durante su infancia. No obstante, con el paso del tiempo comenzó a integrarse hasta convertirse en uno de los "más populares" del centro. Tenía carisma, era inteligente, era ágil, con grandes capacidades artísticas. Parecía un fuera de serie para su edad... o lo parecía hasta que una administrativa del centro reportó a la directora un hecho inimaginable.
En un programa de televisión, había visto el caso de uno de los grandes impostores del mundo: se hacía llamar Fréderic Bourdin, que curiosamente era igual que Francisco. El "Peter Pan" que "no quería crecer". Efectivamente, aquel adolescente traumatizado que llegó al centro y que terminó destacando entre todos no era un joven, de hecho tenía hasta más edad que muchos de sus profesores. Francisco era realmente Bourdin y sí, tenía 30 años.
Había pasado sus últimos quince años entrando y saliendo de diversos centros de acogida. No solo eso, había adquirido decenas de identidades distintas en más de quince países, llegando incluso a emplear hasta cinco lenguas distintas. Siempre interpretó el mismo papel con carisma, ya que siempre supo cómo esconder su verdadera edad tras su comportamiento y el cuidado de su físico.
"Soy un manipulador, mi cometido es manipular", llegó a decir él mismo. Pero, ¿por qué habría querido hacerse pasar por un niño? No había indicios de que nunca abusara de ningún menor, no tenía ni objetivos sexuales ni tampoco hallaron evidencias de pedofilia. En su caso fue puramente emocional: no estaba loco. Tan solo buscaba el amor, el afecto y la atención que nunca recibió de niño.