La ‘Operación Weistprung’: el intento de los nazis de asesinar a la vez a Roosevelt, Churchill y Stalin
El plan no funcionó gracias a un gran trabajo de los servicios de inteligencia soviéticos, un miembro del ejército nazi borracho y también algo de suerte
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La ambición de Adolf Hitler no tenía límites. Sus intenciones de llevar a Alemania a dominar el mundo fueron frenadas en la II Guerra Mundial por el bando de los aliados, cuyos integrantes más relevantes eran Estados Unidos, Reino Unido y la URSS. El líder nazi trató de vencer en numerosas ocasiones a los países que se oponían a la supremacía que promovía y al no conseguirlo, lejos de desistir, aprobó un ambicioso plan para asesinar a sus tres líderes: Josef Stalin, Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt.
Este objetivo recibió el nombre de 'Operación Weistprung' y se orquestó para el 28 de noviembre de 1943, en la conferencia a la que iban a acudir los tres líderes de las tres potencias aliadas en Teherán, Irán. Esta reunión pretendía asegurar el apoyo de la URSS en las políticas de Estado posteriores a la guerra, que se encontraba en su final, a cambio de que Estados Unidos y Reino Unido se posicionaran a favor de los partisanos en Yugoslavia y permitieran los cambios de la frontera de Polonia y la URSS.
Esta conferencia fue aprovechada por el ejército alemán para tratar de dar un golpe de efecto e invertir la tendencia de la II Guerra Mundial a favor de los nazis eliminando a los tres líderes más importantes del bando aliado, aunque acabó fracasando. La operación fue organizada por Ernst Kaltenbrunner, jefe de la Gestapo y de la Oficina Central de Seguridad del Reich, y este confió en Otto Skorzeny, integrante de la unidad Friedentahler encargada de las operaciones especiales, para que fuese el que estuviese al mando de la operación.
Papel clave de los espías
Tanto para un bando como para otro los espías jugaron un papel decisivo. Alemania contaba con un infiltrado albanés que trasmitía las informaciones de la conferencia al bando nazi. Elyesa Bazna, apodado como Cicerón, filtró todo tipo de datos sobre la conferencia que obtenía desde Ankara, Turquía. Por otro lado, el espía de la URSS Nikolai Kuznetsov estaba infiltrado en el ejército nazi y consiguió la información de la ‘Operación Weitsprung’ al emborrachar a Ulrich Vor Ortel, un oficial de las SS del que decían que hablaba demasiado.
El espía soviético comunicó esta información a la URSS y montaron un dispositivo en Teherán para detectar a los miembros de las tropas nazis. Este protocolo de seguridad fue encargado a un joven agente de la URSS de solo 19 años, Vartanian. El dispositivo contaba con otros siete hombres y buscaron cualquier lugar que pudiese ser el punto de contacto para los nazis en la ciudad iraní. Este grupo de espías recibió el nombre de Brigada Ligera por desplazarse en bicicleta y finalmente acabaron descubriendo una señal de radio que envió una primera tropa de paracaidistas nazis en Qum, a 60 kilómetros de Teherán.
Esto hizo que supiesen los planes de una segunda tropa de agentes nazis encabezada por Otto Skorzeny y que Vartarian y la Brigada Ligera les siguiesen. Con todas las conversaciones entre Berlín y las tropas nazis descodificadas, los agentes nazis enviaron una última señal de radio a Berlín para comunicar que la ‘Operación Weitsprung había sido descubierta y debían abortar la misión.
“Arrestamos a todos los miembros de ese primer grupo y les obligamos a contactar con la inteligencia nazi bajo nuestra supervisión. Era tentador capturar al propio Otto Skorzeny, pero los tres líderes ya estaban en Teherán y no podíamos asumir ese riesgo. Dejamos que el operador de radio comunicara que la misión había fracasado y los alemanes decidieron no enviar el segundo grupo liderado por Otto Skorzeny. De esta manera, el grupo de localización consiguió detectar los primeros movimientos de los nazis y frustraron las acciones posteriores de intentar asesinar a los tres líderes”, relató el propio Vartarian sobre cómo fue la misión.
Así, Nikolai Kuznetsov descubriendo la ‘Operación Weistprung’ y Valtarian provocando su fracaso salvaron a los tres líderes más importantes del bando aliado y evitaron un cambio en el rumbo de la II Guerra Mundial a favor de los nazis.