Polémica feminista en 'El Cid': el cambio radical de la serie de Amazon que enfurece a los historiadores

Los productores y directores de la serie han cometido un abultado error histórico y ni expertos ni espectadores lo han pasado por alto

Urraca I León

Patricia Blázquez Serna

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

“Dicen que solo soy una mujer. Que como mujer puedo ser amada pero no amante. Puedo dar vida pero solo si estoy casada. Yo soy Urraca, hija de Reyes y no me resigno a vivir una vida marcada por hombres. Quieren que mi nombre se olvide en la historia pero no sucederá”. Así es como comienza uno de los vídeos promocionales de la serie histórica de ‘El Cid’, en la que la actriz Alicia Sanz, da vida a la infanta Urraca de Zamora, que antes de la muerte de su padre, el rey Fernando I de León, recibió precisamente el reino de Zamora.

No obstante, lo que muchas personas no sabían es que la serie protagonizada por Jaime Lorente ha pecado de cometer un error histórico. En la producción, Alicia Sanz representa a la infanta Urraca de Zamora e infanta de León, un papel en el que se muestra como una mujer fuerte, dominante y con total independencia.

Un carácter que no representó a Urraca de Zamora sino a Urraca I de León, reina de León y sobrina de la infanta.

El error histórico de la serie

En el año 1033, Fernando I de León contrajo matrimonio con Sancha de León. De aquella unión nacieron Sancho II de Castilla, Elvira de Toro, García de Galicia, Alfonso VI de León y finalmente Urraca de Zamora, quien se convirtió en madrina de armas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.

Precisamente uno de aquellos primogénitos, Alfonso VI de León pasó a la historia por ser uno de los reyes cristianos más importantes de la reconquista de la Península Ibérica. Tuvo cinco esposas y dos concubinas. De hecho, fue la primera quien le dio sus dos primeras hijas. Teresa de León —que posteriormente se convertiría en reina de Portugal— y Urraca de León, la reina y mujer indomable que no se dejó pisar por ningún hombre. Sí tuvo, sin embargo, un hijo con una princesa musulmana llamada Zaida, Sancho. Sin embargo, al ser un hijo nacido fuera del matrimonio real y cristiano no podía heredar el reino.

Se trata de un error histórico que algunos no han dejado pasar y lo han hecho saber en sus respuestas al vídeo promocional de la serie en Twitter.

Se cree que la infanta Urraca fue la fiel consejera de su hermano Alfonso VI y asumió ciertas labores políticas que se alargaron hasta su muerte, aunque su influencia disminuye progresivamente desde 1080, cuando su hermano contrae matrimonio con Constanza de Borgoña.

Urraca de Zamora

La infanta Urraca de Zamora en una miniatura del siglo XII

El carácter fuerte de la reina Urraca I de León

La primogénita de Alfonso VI y Constanza tuvo total plenitud de la autoridad real. Consiguió ascender al trono, desde donde demostró ser una monarca con mucho talento y carácter, gracias al cual nunca consiguió ser derribada por sus enemigos. Menos, incluso, por el hecho de ser mujer en el aquel entonces mundo dominado por hombres. No le importaron los intentos de todos sus enemigos, ya que no se sometió ni se dejó vencer.

Con solo doce años, la joven Urraca se vio obligada a contraer matrimonio con Raimundo, hermano del duque de Borgoña y sobrino de la reina Constanza, con quien tuvo dos hijos: Alfonso VII de Aragón y Sancha Raimúndez.

Raimundo trató de tener el papel dominante en aquel matrimonio. Ella, sin embargo, nunca se arrodilló ni se sometió ante su voluntad. De hecho, cuando éste falleció de forma súbita, ella asumió sin miedo, de forma solitaria y con total entereza el el reino de León. Así fue como se convirtió en la primera reina europea.

Raimundo quiso tener un papel dominante en el matrimonio. No obstante, ella nunca se arrodilló ante su marido ni se dejó pisar por él. De hecho, incluso cuando su esposo falleció de forma súbita, ella asumió sin miedo, de forma solitaria y con entereza el gobierno de León. Posteriormente fue obligada a casarse con Alfonso I, rey de Aragón, conocido por muchos como ‘El Batallador’. Se acordó que doña Urraca debía tratarle como “señor y esposo mío”.

Un matrimonio del que no hubo ningún tipo de sucesión y que además terminó por anularse posteriormente. De hecho, hay crónicas que hablan de malos tratos hacia ella y de un odio criminal hacia su hijo varón, lo que hacía ver a Alfonso I que el reino podría ser arrebatado por el hijo de su entonces esposa. Se dice que precisamente ella, doña Urraca, quien decidió romper aquel matrimonio al temer por la vida de su hijo y de la independencia de su reino.

No volvió a casarse pero sí tuvo relaciones con Pedro González de Lara, con quien tuvo dos hijos documentados. Varios expertos creen que la reina utilizó estas relaciones como instrumento político para conseguir nuevos aliados, eludiendo la obligación de contraer nuevos matrimonios y estar sometida a la voluntad de un marido.

Desde entonces, destacó su carácter indomable y gobernó de forma independiente. Algunos incluso hablan de cierta tiranía por parte de la reina. En cualquier caso, nadie pudo acabar con su vida. No fue hasta marzo de 1126 cuando falleció, según se cree, a causa de complicaciones en un parto.

Urraca de León

La reina Urraca I de León, pintada por José María Rodríguez de Losada entre 1892-1894

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