Este es el pueblo de Castilla y León que desapareció bajo el agua: la decisión que cambió forzosamente la geografía española
Bajo las aguas tranquilas y entre montañas se ocultan los restos y recuerdos de un pueblo que fue borrado del mapa y que mantiene una herida abierta en la memoria de un valle

Vistas del pueblo desde el mirador
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Al norte de Castilla y León, bordeando los picos de Europa y limitando con Asturias, bajo las aguas tranquilas de un embalse, yace sepultada la historia de un pueblo que, durante años, fue hogar de generaciones enteras.
Calles empedradas, campanas que marcaban el ritmo de la vida rural, fiestas patronales, cientos de pequeñas casitas de gente humilde desaparecieron bajo el agua por una decisión que cambió para siempre la geografía española y la memoria de la región.
Para algunos fue progreso, pero para otros significó exilio, ruina y una pérdida personal irreparable. Hoy, los ecos de aquel drama aún resuenan, y bajo la superficie del embalse siguen reposando los cimientos de un mundo que se negó a morir del todo.
la promesa del progreso
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En plena dictadura franquista, a mediados del siglo XX comenzaron a gestarse los primeros planes de una gran obra hidráulica en uno de los pueblos más bonitos de la comarca de León: Riaño. El objetivo era construir un embalse estratégico.
El embalse serviría para regular el caudal del río, mitigar las crecidas estacionales y garantizar agua para el riego agrícola. Sin embargo, también se hablaba de que esta construcción serviría para abastecer núcleos urbanos y generar energía hidroeléctrica.
La construcción de un embalse en Riaño suponía que sus habitantes se quedarían sin casa y tendrían que marcharse de allí. Desde el estado les ofrecieron compensaciones económicas, nuevas viviendas y promesas de un futuro mejor, pero quienes vivían en el valle no estaban dispuestos.
la construcción del embalse
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Durante años, las autoridades pospusieron la ejecución del plan y a la vez, aumentaba la incertidumbre en los habitantes del pueblo que no sabían cuando se iniciarían las obras. El embalse se proyectó en 1918, se aprobó en 1963 y no se empezó a construir hasta los años 80.
Realmente, en 1965 empezaron las obras con el levantamiento del muro de hormigón de la presa, pero la construcción avanzó muy lentamente hasta que en 1978 quedó totalmente paralizada. Esto supuso un alivio y una alegría para los leoneses.
Sin embargo, con la llegada del Gobierno socialista al poder y con el beneplácito de la Junta de Castilla y León del PSOE y la Confederación Hidrográfica del Duero se retomó el proyecto y se aceleraron las obras de construcción.

Construcción del embalse de Riaño
resistencia vecinal
La negativa de los vecinos a marcharse provocó movilizaciones, no solo en Riaño y los pueblos aledaños, sino también en distintos puntos de España. Se convirtió en un conflicto de carácter nacional y el resultado fue el cierre forzoso de la zona y ocupación militar.
En 1986, a pesar de las huelgas de hambre, las manifestaciones y los encierros de los vecinos, se procedió al desalojo forzoso de los municipios afectados. Y en diciembre del mismo año, se produjeron los primeros derribos en casas.

Cargas policiales en el embalse de Riaño
La tensión crecía con el paso del tiempo. Los vecinos se atrincheraron, continuaron las protestas y el lugar se convirtió en un auténtico campo de batalla, pero los derribos no cesaron. Más de 300 guardias civiles tomaron el pueblo y cargaron con pelotas de goma y disparos al aire contra los vecinos.
Cuando el agua lo cubrió todo
El último edificio que se mantenía en pie era el Hotel Presa, pero con su demolición se dio por enterrado el pueblo de Riaño. Y el 31 de diciembre de 1987 se llenó finalmente el embalse con el agua de los ríos Esla y Yuso.
No hubo ni inauguración, ni se hicieron fotografías del momento. De hecho, se llenó con tanta prisa porque España acababa de entrar en la Comunidad Económica Europea, y tenía que adquirir compromisos legales o normativas medioambientales, que eran inviables con el embalse.

Embalse de Riaño
La apertura de las compuertas provocó que nueve localidades del valle quedaran sumidas bajo el agua y desaparecieran completamente del mapa. Los restos y recuerdos quedaron enterrados bajo las aguas del actual embalse.