La alternativa no tiene por qué ser sufrir o morir

La alternativa no tiene por qué ser sufrir o morir, pero para ello es necesario desarrollar los cuidados paliativos, actualmente desbordados en España

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Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

¿Qué prefieres: sufrir o morir? Así plantean el debate quienes defienden la eutanasia pero según los expertos consultados por COPE la situación se falsea en origen. No cabe una elección real y verdaderamente libre sin antes garantizar una adecuada atención de cuidados paliativos, algo muy deficitario en España en este momento.

Solo para cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sería preciso multipicar por cuatro los actuales recursos de paliativos en España. También la atención física, emocional y espiritual de los pacientes en la etapa final de su vida, subraya Ignacio Gómez, médico y profesor de la Universidad Católica de Valencia. Y todo porque actualmente en torno a 80.000 personas mueren sin recibir los cuidados paliativos que necesitan.

Al dolor físico por una enfermedad incurable se une para quienes la padecen un sufrimiento aún peor, una flagrante falta de amor a su alrededor, empezando por la propia familia y siguiendo por una deficiente respuesta social.

“El paciente que tiene bien controlados los síntomas y que tiene soporte emocional y afectivo en el sentido pleno del término no te pide la muerte”, subraya a COPE José Ramón Amor, coordinador del Observatorio de Bioética de la Fundación Pablo VI.

Es el caso de Carmen, quien a sus 88 años se sabe cuidada y quiere seguir viendo la luz a través de su ventana y recibiendo la visita de sus familiares y vecinos. 

José Ramón ofrece soporte espiritual en la unidad de Paliativos del Complejo Hospitalario Universitario de la Coruña. De su experiencia diaria constata que cuidar a las personas hasta el final de su vida requiere de equipos especializados que están actualmente saturados en nuestro país. Y todo porque a diferencia de la eutanasia no son prioritarios en España, donde morir bien no está garantizado para todos.

Por muerte digna, José Ramón entiende la de sus pacientes, que se van apagando recibiendo todos los cuidados que necesitan. Esto debiera ser lo urgente, asegura.

“Morir tranquilamente y acompañados, ojalá muriéramos todos así. Y éste debiera ser el debate, como Fuenteovejuna todos a una”, subraya.

Y todo porque los servicios de paliativos están desbordados y porque atender a estas personas en residencias especializadas es cuatro veces más barato que hacerlo en hospitales de agudos.

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