“Aulas del futuro”, un experimento en red para motivar a docentes y alumnos

El futuro pasa por aprender en espacios flexibles con trabajos colaborativos y, por supuesto, digitalizados

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“Aulas del futuro”, un experimento en red para motivar a docentes y alumnos. Crónica de Carmen Labayen

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

8 min lectura

Se acabaron las clases de informática con ordenadores alineados y niños como castigados de cara a la pared. También esas aulas con filas y filas de pesados pupitres frente a una pizarra con un profesor sobre la tarima. El futuro pasa por aprender en espacios flexibles con trabajos colaborativos y, por supuesto, digitalizados. Hablamos de las “aulas del futuro” y en ella los que se forman son “docentes 3.0” muy motivados y deseosos de que también lo estén sus alumnos.

Esos profesionales son por el momento minoría en España. Y es que solo 3 de cada 10 profesores tienen ahora mismo en nuestro país un nivel de competencia digital suficiente para aplicarla en el aula. Con una inversión de casi 1.300 millones de euros de fondos europeos de aquí a 4 años el reto es lograr un 80 por ciento de profesionales capaces de impartir las clases con nuevas metodologías activas y motivadoras para los alumnos.

Lograrlo depende de proyectos como el que lleva a cabo el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF) https://intef.es/ que promueve las “aulas del futuro”. De momento, en marcha está la de su sede en Madrid instalada en el que era el antiguo registro del edificio. Es el primer “aula del futuro” de toda una red que en los próximos meses se extenderá al resto de las Comunidades Autónomas y también a Ceuta y Melilla.

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“Aulas del futuro”, un experimento en red para motivar a docentes y alumnos

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¿Cómo es un “aula del futuro”?

Es un espacio en el que lo que más llama la atención es la flexibilidad del mobiliario y la tecnología. El diseño es sencillo y, ante todo, versátil de forma que sea posible cambiar la configuración en cada momento para adaptarla lo mejor posible a cada aprendizaje. Es la clase la que se pliega a las necesidades de los estudiantes y el profesorado y no al revés.

La distribución de la clase se hace por zonas: las hay para desarrollar proyectos, para presentarlos, para interactuar, para exponer y también para investigar. Hay también pantallas, cámaras y hasta una impresora 3D. Cada zona se puede reconfigurar y lo que persiguen es favorecer y estimular los procesos de aprendizaje, haciendo del alumno el protagonista y convirtiendo al docente en mentor, guía y orientador de cada estudiante.

Dicho y hecho. Cuando llegamos la clase está en marcha y transcurre en el espacio de presentación. El tutor Omar Fernández, profesor de tecnología en Gijón y experto en este tipo de formaciones, explica a 14 docentes llegados de distintos puntos de España como montar un vídeo con y sin croma. Es una clase totalmente práctica en la que el profesor demuestra el procedimiento en una pantalla gigante y los alumnos, tablet en mano, aplican lo aprendido, comentan la jugada y colaboran unos con otros hasta lograr su objetivo.

El programa para los dos días de formación es amplio: “vamos a trabajar por proyectos, trabajo cooperativo, vamos a hablar de gamificación y de pensamiento computacional, vamos a hacer impresión en 3D, manejaremos la troqueladora y aprenderemos a hacer un brake-edu que es como un juego para acceder a un cofre con una serie de candados que solo se abren si los alumnos han asimilado los contenidos. Y en lo que estamos ahora mismo que es en utilizar el croma y la edición creativa de imagen y vídeo” explica Fernández.

“Y todo esto en un espacio ideal que ojalá tuvieran todos los centros y que se caracteriza porque las mesas y las sillas se puedan mover y que haya flexibilidad para organizar el mobiliario para poder hacer dinámicas de grupo”, añade.

“Aulas del futuro”, un experimento en red para motivar a docentes y alumnos

¿Quiénes se forman en este proyecto?

Son profesores interesados en integrar la tecnología y revolucionar los métodos de aprendizaje y hay demanda. Solo logran plaza 1 de cada 3 docentes que las solicitan. La formación es gratuita a condición que estos profesionales demuestren al INTEF que han aplicado lo aprendido.

Entre estos alumnos de excepción está Mercedes, profesora de Lengua Castellana y Literatura en un colegio de Murcia. No es su primera formación en los 11 años que lleva en activo desde que se sacó la oposición. Tampoco será la última porque su objetivo, como el de sus compañeros apuntados a este curso, es seguir aprendiendo, avanzando y mejorando.

Al final se trata de motivar al alumno, a un alumno que ha cambiado, y, para el que la competencia digital es clave

“La forma que tenía de enseñar cuando comencé como profesora no tiene nada que ver con la actual que es mucho más dinámica incluyendo gamificación, aprendizaje basado en proyectos, flip classroom. Al final se trata de motivar al alumno, a un alumno que ha cambiado, y, para el que la competencia digital es clave” explica a COPE.

Ella en concreto ya sabe cómo va a aplicar lo aprendido en este curso parte online y que se completa con 16 horas presenciales centradas en las metodologías activas, que vienen a ser “enseñar de otra manera” para lograr que el alumnado sea activo y se implique para aprender mejor.

“Nosotros editamos una revista y aquí nos han enseñado a perfeccionar la edición de las imágenes y a construir un cómic con un simple editor de imágenes. Va a ser, sin duda, una de las actividades que pondré en marcha con mi alumnado” señala Mercedes.

Junto a ella está Roberto Martín, profesor de Educación Física en un colegio de Cáceres. No duda de que todo lo que pueda aprender de edición de vídeo será un aliciente para sus estudiantes.

Estamos en el mundo de la difusión y parece que todo lo que creas y que no difundes no sirve, entonces para todas esas tareas que hacemos se trata de difundirlas ya que al alumno le gusta, por aquello del postureo” subraya.

Para José Antonio, profesor de Formación Profesional en Navarra, “el aula del futuro es desarrollar conocimiento, que los alumnos puedan aplicar lo que les enseñas en el mundo de la empresa, ese es el objetivo”.

¿Cómo ayuda la digitalización de la escuela en la empresa?

Para José Luis Fernández, jefe de servicio de experimentación educativa del INTEF el promover en el alumnado las metodologías activas, las competencias digitales y el pensamiento computacional tiene claras ventajas tanto en la vida personal de los estudiantes como en sus futuros trabajos.

“Vemos que los alumnos no están acostumbrados muchas veces a organizar procesos, ideas; no agobiarse con una dificultad. Es importante que sean capaces de ver que aquello no se puede abordar todo de golpe sino ir poco a poco resolviendo cada parte e ir construyendo. Esto es el pensamiento computacional y creo que es interesante para cualquier empresa, se dediquen o no al mundo de la informática” nos cuenta este profesor en comisión de servicio para promover formación puntera entre sus compañeros.

La iniciativa cuenta, de hecho, con respaldo empresarial. Samsung es la empresa impulsora y, como entidades colaboradoras, participan Federico Giner, Smart Technologies, IT3D Group Robotix y la Fundación Vodafone España. Todo para promover el desarrollo profesional de los docentes y que se generalicen las metodologías activas con el apoyo de las tecnologías digitales.

¿Cuáles son los retos?

A juicio de Fernández “lo que tenemos que lograr es que cada centro tenga un plan digital y que esa digitalización sea una dinámica y una estrategia de cada colegio, instituto o centro de FP y se integre en el proyecto educativo y en las programaciones”.

Carlos Medina, jefe de servicio de proyectos internacionales en el INTEF, reconoce que “ahora estamos en mínimos” pero el objetivo, subraya, “es logra que el 100 por 100 de los centros educativos tengan ese plan digital de aquí a 2025”.

Otro desafío es lograr que los profesores apliquen lo aprendan en las diferentes formaciones que imparten el Gobierno y las Comunidades Autónomas y por eso el reembolso de los gastos a los participantes del proyecto “aula de futuro” está condicionado a su aplicación en clase y a la elaboración de una memoria gráfica y visual de cómo se ha llevado a cabo durante al menos 5 horas de clase.

“España ocupa los primeros puestos europeos en formación con cursos oficiales del profesorado, pero tenemos que mejorar en el uso real en el aula porque, antes de la pandemia estábamos estamos en la media europea y, con ese nivel formativo, deberíamos estar por encima” señala Medina.

Entre los retos también figura la transformación de los espacios educativos en aulas digitales y flexibles que fomenten el aprendizaje de competencias. Y es que según Fernández “hay muchas formas de hacerlo, se trata de reconvertir lugares como las antiguas clases de informática o la biblioteca en espacios versátiles, hasta el patio, la entrada del centro o los pasillos, todo puede reinventarse para contribuir mejor al aprendizaje y, en ello, están ya muchos centros escolares”.

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Un proyecto en red

El aula del futuro del INTEF es el primer espacio de una red que impulsa el Ministerio de Educación y Formación Profesional y que se extenderá por todo el territorio empezando previsiblemente por la Comunidad Valenciana, la Rioja y Castilla y León. Una vez estén en funcionamiento deberán impartir un mínimo de 10 cursos por año. Solo en el aula del futuro de Madrid se formarán 144 profesores en 2021, el doble en 2022.

Y todo para contribuir a ayudar, orientar y dirigir el desarrollo personal y profesional de cada alumno en una sociedad cada vez más tecnológica, competitiva y moderna y a poner en marcha metodologías que fomenten la inclusión y el trabajo en equipo.

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