El aviso de la primera evaluación: ¿ha perdido ya mi hijo el curso completo?

Uno de cada tres jóvenes no termina la ESO

Estudiante

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Primera evaluación y el niño trae calabazas.Pensar que a final de curso es posible salvar el trabajo que no se ha hecho durante todo el año es, precisamente, la batalla que libran profesores como Pablo Poó, profesor de ESO en el Instituto Margarita Salas de Sevilla. En declaraciones a COPE, Pablo asegura que en diciembre todavía se está a tiempo de redirigir la situación. “La primera evaluación tiene que verse como algo orientativo” y asegura que todo “pasa por ser constante en el trabajo, hacer las tareas del día a día, participar más en clase y sobre todo saber organizarse, para ello recomienda crear el hábito de utilizar la agenda”.

En las clases de la ESO del Instituto Margaritas Salas, de Sevilla, en el que da clases Pablo, la media de suspensos en la primera evaluación está entre 2 y 4 asignaturas, unos resultados que de ser así a final de curso conducirían al alumno a repetir curso. Una situación que lleva a los estudiantes a desistir de continuar su formación académica. A día de hoy, uno de cada tres jóvenes no llega ni a cuarto de la ESO, según el estudio Fracaso Escolar de Comisiones Obreras.

Según este estudio, el 18,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años no ha acabado la educación Secundaria y no se forma en ningún tipo de educación. Las Comunidades Autónomas con menor tasa de abandono son El País Vasco (6,9%) y Cantabria (9,8%),ambas por debajo de la media europea. Sin embargo, es más alto en Melilla, Baleares, Murcia y Ceuta, según datos de 2018.

Los principales problemas que destaca el profesor Pablo Poó son las distracciones en el aula, con el móvil como uno de los causantes, y en casa la falta de trabajo. En este sentido los profesores reclaman que los padres hagan un seguimiento académico de sus hijos. “Los padres me dicen que sus hijos están dos horas todas las tardes en la habitación pero no saben que hacen durante ese tiempo”, asegura. 

“El año pasado tuve un caso magnífico”, comenta Poó. Se trata de un alumno que por estas fechas el año pasado había obtenido 7 suspensos. Tras hablar con los padres, el joven empezó a involucrarse y tuvo un cambio “radical”. “Empezó a participar en las clases y apuntar las cosas en la agenda”, subraya el profesor. Otro de los factores clave es llevar a clase las actividades bien hechas o mal hechas, porque como comenta Poó “estamos aquí para aprender”. Por último, hacer algo tan obvio como estudiar de forma constante: “Nadie estudia más que el que no quiere estudiar”, y es que las asignaturas se deben aprobar antes o después, por ello comenzar cuanto antes es siempre una buena decisión.

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