3 de cada 10 adultos viven con dolor que es crónico para un tercio de ellos

Concentran la mitad de las consultas de Atención Primaria

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15 millones de personas experimentan dolor en España, para 5 millones se cronifica durante más de seis meses

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El 32 por ciento de la población adulta sufre algún tipo de dolor. Cuando se prolonga durante más de 6 meses hablamos de dolor crónico y lo sufre el 11 por ciento, la mitad de ellos a diario. Una de cada dos consultas de Atención Primaria tiene que ver con el dolor persistente. Nos lo puede provocar una lesión física, pero la causa más frecuente es que el origen esté en mal funcionamiento del sistema nervioso o del cerebro.

15 millones de personas experimentan dolor en España, para 5 millones el dolor se cronifica durante más de seis meses. Son datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) que cifra en casi 2,5 millones las personas que sufren dolor a diario.

Patricia: “Al dolor casi constante no te adaptas, afecta a toda tu vida”

Hay diferentes tipos de dolor y de intensidades y las experiencias varían de una persona a otra. Tras una operación quirúrgica a Patricia Alonso, de 50 años, le cambió la vida. Se convirtió en una de los 3 millones de personas con dolor de origen neurológico que aparece como consecuencia de alteraciones del sistema nervioso o del cerebro conocido como dolor neuropático. Es uno de los peores dolores por la dificultad del tratamiento, su enorme complejidad y por la forma tan intensa en la que lo experimentan los pacientes.

“Día tras día, sobre todo cuando se hacía la tarde el dolor era insufrible, era un dolor como eléctrico, como si te cogen la mano y te la ponen encima de unas brasas en una barbacoa y te la dejan 5 minutos, era una sensación como si estuviera en carne viva. Hay cosas a las que no te puedes adaptar, pero al dolor no y además te afecta en todo. Es muy difícil vivir con un grado de dolor alto y casi constante”, señala Alonso.

Al límite de lo soportable e incluso llegando a plantearse si era posible amputarse el brazo para dejar de tener que afrontar el dolor que sufría, acudió en enero al Centro Europeo de Neurociencias (CEN) para tratar de revertir las consecuencias que para ella tuvo la operación cardiovascular a la que se sometió el 14 de diciembre de 2022: una parálisis casi total de su brazo izquierdo además de ese intenso dolor que la tenía completamente atenazada.

Con rehabilitación física y neurológica, Patricia vuelve a hacer vida normal. A los dos meses el dolor ya se había reducido considerablemente, de forma que pudo volver al trabajo en el sector de las telecomunicaciones. La movilidad de su brazo ha ido avanzando más rápido de lo inicialmente previsto, pero sigue trabajando para recuperar toda la amplitud en el hombro. En el origen de sus problemas, una lesión de los nervios situados en la zona de la clavícula y que van hacia el brazo provocado por la presión de un hematoma.

Las causas neurológicas más frecuentes que las físicas en el dolor

Reducir el dolor fue el primer objetivo para el equipo multidisciplinar que la trató con los últimos avances en fisioterapia y neurorrehabilitación. Según explica a COPE José López Sánchez, “el cerebro y el sistema nervioso tiene, por suerte, una capacidad de aprendizaje durante toda la vida si le dedicamos el tiempo y el esfuerzo suficientes. Lo que pasa es que la mayoría de la rehabilitación neurológica en España se basa en cosas del siglo pasado que ya se ha demostrado que no funcionan”.

“Nosotros en muchos casos ni siquiera tocamos a nuestros pacientes, es un proceso en el que con un entrenamiento neurológico hacemos de guías para enseñarles cómo moverse para ir regulando sus propias sensaciones. Buscamos que aprendan de qué forma la parte psicológica influye en la física”, añade el director técnico y cofundador del Centro Europeo de Neurociencias.

A su llegada, un equipo formado por un neurólogo, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicólogo, nutricionista y optometrista evalúan la situación de cada paciente, ven cuáles son los problemas y la mejor forma de recuperar la calidad de vida de estas personas. En su caso trabajan tanto con lesiones físicas, que trabajan con terapias personalizadas y activas (que exigen la implicación del paciente) como neurológicas.

Al dolor neurológico, no asociado a un daño físico, se dedica en exclusiva el neurocientífico y fisioterapeuta Rafael Torres. A su juicio, “el gran mensaje es que el dolor crónico se puede curar. El objetivo no es que el paciente viva bien con el dolor, que es el mensaje clásico y un insulto para el paciente. Lo que queremos es que el paciente viva bien y sin dolor. El dolor sin lesión es el tipo de dolor más común que existe. Y, lo que el paciente piensa sobre su dolor es determinante en la intensidad del propio dolor y el punto de partida del tratamiento” añade el presidente y fundador de la Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor.

Una respuesta insuficiente y anticuada para el dolor

Consideran que las Unidades del Dolor no están dando una respuesta adecuada para la mayoría de los pacientes, por ejemplo, a aquellos, en los que el dolor se debe a causas neurológicas.

“Los que atienden al paciente con dolor crónico en el sistema sanitario público español son anestesistas, que son gente que lo hace muy bien cuando con infiltraciones, radiofrecuencias, técnicas invasivas, y esto es algo útil cuando hay una lesión, pero para muchos pacientes esto no funciona”, subraya Torres que alerta de que “el mundo del dolor es una locura porque hay mucho desaprensivo que vive del paciente con dolor”.

Para López Sánchez, “en los servicios públicos de salud hay un terapeuta para 5 o 10 pacientes a la vez cuando en realidad se necesita uno por paciente. Es cierto que es bastante más caro, pero hay estudios en el Reino Unido del ahorro que supone en costes tanto directos como indirectos de hacer una correcta rehabilitación y abordaje del dolor asciende a casi 400 millones de libras anuales. Es cortoplacista no abordar este problema costoso no solo económicamente sino también humanamente con el sufrimiento de muchas personas”.

Las alternativas privadas son más eficaces, subrayan, pero inaccesibles para muchos pacientes, admite este profesional que cifra entre 6.000 y 60.000 los costes de un tratamiento de rehabilitación avanzada en el centro que dirige. Patricia es consciente de ser una privilegiada porque en CEN y gracias a ellas de no poder ni vestirse ni tomar sola un yogur ha podido volver a su vida de antes, incluido conducir y hacer fotos con trípode.

En los hospitales de la sanidad pública española, hay más de 43.600 personas que esperan ser atendidas por un fisioterapeuta, según un informe del sindicato. El tiempo medio de espera es de 5 meses, el triple para quienes viven en Canarias, la comunidad autónoma con peores datos, seguida de Cantabria, con 8 meses de espera; de Galicia (más de 7 meses) y Andalucía (más de 6 meses). Solo uno de cada 10 profesionales de los más de 63.000 que están colegiados trabajan en el Sistema Público de Salud.

Desde la Asociación Española de Fisioterapia piden cambiar el sistema para potenciar la atención de los pacientes con dolor en los centros de salud y por medio de los especialistas en los casos necesarios. Se evitaría así que buen parte de los pacientes vayan directamente al hospital para ver a un traumatólogo o hacerse resonancias como sucede ahora.

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