8 de cada 10 ventas de comercio justo se hacen en supermercados
En nuestro país el gasto por habitante en comercio justo fue de 3 euros en 2021
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8 de cada 10 ventas de comercio justo se hacen en supermercados y grandes superficies en España. Aún así el consumo medio de este tipo de productos, que garantizan unas mejores condiciones laborales para quienes los fabrican, apenas superó los 3 euros por habitante al año en nuestro país en 2021. Ese año las ventas superaron los 144 millones de euros en España, más que los años anteriores, pero por debajo de las cifras pre-pandemia.
‘‘La alimentación es la gran protagonista del comercio justo, sobretodo los dulces, el café, un producto emblemático del comercio justo, y el cacao, y luego té, infusiones, etc’’, explica en COPE Marta Guijarro, responsable de comunicación de la coordinadora estatal de comercio justo en España https://comerciojusto.org/ . Los productos de alimentación supusieron el 97% de venta en comercio justo en 2021, siendo lo más consumido el cacao y los dulces (75%), seguidos por el café (15%). En cuanto a los no alimenticios, suponen el 3% de ingresos. Lo más vendido fue el textil, que significó un millón de euros del total. Desde hace años se venden muchos productos personalizados a empresas.
También se pueden comprar en tiendas como herbolarios y restaurantes, aunque la venta en supermercados y grandes superficies suponen el 80% de las ventas. Los productos de comercio justo también están presentes en 73 establecimientos a pie de calle, gestionados por 31 organizaciones no gubernamentales y otras entidades.
Una de ellas es PROCLADE, la fundación de los misioneros claretianos. ‘‘El comercio justo es uno de nuestros pilares porque permite sensibilizar a la población española sobre el trabajo y salario justo de los productores y agricultores, y generan beneficios en ellos’’, explica Francisco Carril, director de PROCLADE en España. Todas las entidades suman un total de 2.300 voluntarios.
Saber lo que hay detrás del comercio justo es vital para fidelizar a los consumidores
El comercio justo es ‘‘una alternativa comercial diferente al comercio convencional, Su finalidad esencial es combatir la pobreza y la desigualdad mundiales, las condiciones de semi-esclavitud y proteger el medio ambiente’’, afirma Guijarro.
Los cultivos de productos de comercio justo lo hacen empresas y cooperativas que siguen estos estándares. Están en países de vías de desarrollo de África, Asia y América Latina como República Dominicana. Aquí tiene su sede el grupo CONACADO. Abel Fernández es su gerente comercial y asegura en COPE que los criterios de comercio justo están presentes en toda la cadena de valor. Desde la siembra y recogida del cacao, al embarque de cara al comercio internacional.
Los cerca de 9.000 productores en diferentes regiones del país producen unas 14 o 16.000 toneladas al año. ‘‘Deben manejar sus fincas de acuerdo a los estándares de producción, calidad y cumplimento social y medioambiental que CONACADO suscribe con los organismos de certificación del comercio justo’’, asegura Fernández.
Los agricultores venden sus materias a cooperativas de su país, que a su vez son compradas por organizaciones importadoras que trabajan en comercio justo. A diferencia de otros productos, ‘‘hay menos intermediarios que en el comercio convencional, y también trabajan bajo los estándares, principios y criterios de comercio justo’’, explica Marta Guijarro. ‘‘Más que de funcionamiento, la diferencia son los principios y la finalidad última. En el comercio justo la sostenibilidad del mercado es definitivo para que funcione, pero el fin no es el lucro, sino proteger los derechos humanos y laborales, el medio ambiente y garantizar la igualdad de género’’, completa. Son una finalidad muy parecida a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De hecho, muchas empresas, para conseguirlos, incluyen el comercio justo.
Mujer de mediana edad y concienciada, el consumidor objetivo de comercio justo
Aunque el Comercio Justo quiere llegar a todos los consumidores, el perfil del cliente objetivo es una mujer de mediana edad con estudios medios superiores, con poder adquisitivo medio alto y nivel educativo, ya que según Marta Guijarro esto les permite estar más comprometidas con el comercio justo, porque conoce mejor las problemáticas mundiales que este trata de contribuir a paliar. ‘‘Aspiramos a que comprar en el comercio justo no sea la excepción sino la norma para cada vez un mayor porcentaje de la población’’.
Francisco Carril añade ‘‘En las zonas rurales, por cercanía a un consumo más local, suele tener bastante buena acogida entre los vecinos. Pero nuestro público mayoritario se vincula a parroquias y círculos pastorales’’. El boca a boca ha sido y es una característica fundamental en la difusión de estos productos, aunque PROCLADE busca moverlo en talleres y acciones en colegios y actos en la calle. ‘‘Las Navidades es uno de los momentos fuertes de comercio justo, porque la gente quiere hacer un regalo diferente y apostar por esta alternativa de consumo’’, señala Carril.
Calidad-precio, la espada de Damocles del comercio justo
En cuanto a los precios de estos productos, ‘‘su calidad no puede ser equiparada a la de un producto convencional. Tampoco son más caros. Hay café que te puede costar 3€ en comercio justo, y los hay convencionales más caros. Estamos acostumbrados a ropa muy barata, y no sabemos lo que hay detrás, pero sí condiciones de vida muy duras. Una de comercio justo puede ser 20€, es más cara sí, pero sabes que el salario de las personas que la han hecho han recibido un salario digno, la calidad es excepcional y te va a durar muchos años’’, defiende Marta Guijarro.