El café como escudo contra las balas de las FARC

Más de 100.000 familias agrupadas en 114 cooperativas reciben un sustento digno mediante una agrupación llamada "Símbolo de Pequeños Productores"

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El café como escudo contra las balas de las FARC

Susana Moneo

Publicado el - Actualizado

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Nelson Melo cultiva café ecológico desde hace 15 años en la zona de Cauca, en Colombia. Un lugar castigado por la guerrilla y los cárteles y donde ha tenido que ganarle terreno al cultivo de la amapola. Y las cooperativas del café han sido el motor del cambio diciendo no a los cárteles y a la guerrilla. "Ha sido muy dificil competir con ellos en jornales y rentabilidad, pero frente a eso hubo un hecho muy importante que era  la perdida de vidas y destruccion de las familias. Eso nos favoreció -dice Nelson- porque cuando una familia tiene una actividad económica normal vive en un ambiente de más tranquilidad frente a la zozobra que le rodea" 

Y le plantaron cara a las FARC: "En medio de balas generamos procesos democráticos, procesos participativos, cuando se oía sólo la voz de un comandante y una decisión equivocada de morir y de matar por una causa sin razón". Reconoce que ha sido muy duro "pero lo han conseguido "con esta organización a traves de tener "dignidad y coraje". Han tomado las riendas de su desarrollo que ha desembocado en una transformación social.  Ya tienen ultimada una universidad "para que los hijos de los productores nos se vayan de la región y formen empresas y desarrollo propio".

Nelson Melo, ahora vicepresidente de la plataforma Símbolo de Pequeños Productores (SPP), asegura que han demostrado que es el camino correcto a pesar de que se han encontrado con más barreras que ayudas desde los poderes. "Hoy tenemos más resultados que discursos, más resultados que filosofías a los que nadie ya puede tumbar", dice..  Más de dos millones de personas trabjan de manera digna con Comercio y segura. Pero en España estamos muy por detras de países como Bélgica, Francia o Alemania en el consumo de productos de comercio justo. Sólo 40 millones el año pasado, un 0,5% del total mundial.

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