Cómo ahorrarte dinero en el impuesto de circulación

El impuesto de circulación, oficialmente Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica, es solo uno de los gastos anuales que supone tener coche. Al ser una tasa que depende de los ayuntamientos, con la que recaudan más de 2.000 millones de euros anuales, la diferencia entre unos municipios y otros es muy notable, puede llegar a los 300 euros. Los precios más altos son los de las ciudades más grandes. Esto ha provocado que en algunos de ellos, como Aguilar de Segarra, en Barcelona, llegara a haber muchos más vehículos registrados que habitantes.

Esa es la forma más habitual para ahorrar dinero en este impuesto, aunque actualmente es obligatorio estar empadronado en el mismo municipio y demostrar que se vive allí con la escritura de la casa o el contrato de alquiler. Al cambiar de domicilio habrá que notificárselo a Tráfico.

La cantidad a pagar se calcula a través de los caballos fiscales (CVF) que dependen de la cilindrada del motor, cuanto mayor cilindrada más aumenta la tasa. Además, algunos vehículos están exentos, como los adaptados a personas de movilidad reducida, los que se dedican al transporte público, los de uso agrícola, ambulancias, matrículas, vehículos históricos o de coleccionista.

Pero existen otras formas de que el impuesto de matriculación salga más barato. Por ejemplo los considerados modelos clásicos, que tienen más de 25 años. Aunque algunos municipios obligan a matricularlo como vehículo histórico, un trámite para el que también hay que pasar por caja, y no todos ofrecen descuentos para este tipo de vehículos.

Otra manera de ahorrar es adquirir un coche nuevo que cuente con alguna bonificación. Por ejemplo, los vehículos eléctricos, híbridos o los de gas cuentan con una bonificación de hasta el 75%.