La conexión entre el tabaco y las enfermedades mentales que desconocías

Cáncer, enfermedades cardiorespiratorios, hipertensión..., van unidos al tabaquismo, ahora también sabemos que produce depresión

Hay una fuerte asociación entre el tabaquismo y los componentes de salud física y mental

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La depresión siempre ha estado unida al tabaquismo, de hecho, la depresión podría ser el factor más importante que contribuye al inicio del tabaquismo y al uso de otras sustancias entre miles de personas en todo el mundo, sobre todo, entre los estudiantes universitarios.

Sin embargo, con la nueva investigación se invierte el orden de los factores -que como se verá a lo largo de la explicación- sí altera el producto, y sus resultados son importantes de cara a trabajos científicos posteriores.

El profesor Hagai Levine, de la Facultad de Salud Pública y Medicina Comunitaria Hadasssah Braun, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha conseguido demostrar, con la colaboración de más de 2.000 estudiantes de las universidades de Belgrado y de la Universidad de Kosovska Mitrovica, que aquellos que fumaban estaban más predispuestos a desarrollar síntomas depresivos frente a los que ya no fumaban o incluso no habían cogido un cigarrillo en su vida. Después de varios meses de estudios en distintos años, de abril a junio de 2009 en la Universidad de Belgrado y de abril a junio de 2015 en la Universidad Kosovska Mitrovica, ha llegado a la siguiente conclusión: el humo de los cigarrillos también daña nuestra salud mental.

Fumar es un factor de riesgo para el desarrollo de depresión

Fumar es un factor de riesgo para el desarrollo de depresión

La investigación de Levine y sus colegas la profesora asistente, Tatjana Gazibara, de la Universidad de Belgrado (Serbia), y la estudiante de Universidad de Pristina (Kosovo) Marija Milic, titulada: Tabaquismo y calidad de vida relacionada con la salud entre estudiantes universitarios: efecto mediador de la depresión,  acaba de ser publicada en la revista científica 'PLOS ONE'.

Estudiantes fumadores, estudiantes deprimidos

Los investigadores descubrieron que los estudiantes que fumaban tenían tasas de depresión clínica que eran entre dos y tres veces más altas que sus compañeros que no fumaban. Específicamente, en la Universidad de Pristina, el 14% de los fumadores sufrían de depresión en comparación con el 4% de sus compañeros no fumadores, y en la Universidad de Belgrado los números fueron del 19% al 11%, respectivamente.

 Además, sin importar sus antecedentes económicos o sociopolíticos, los estudiantes que fumaban también tenían tasas más altas de síntomas depresivos y puntuaciones más bajas de salud mental (como vitalidad y funcionamiento social) que los estudiantes que no fumaban.

 "Nuestro estudio se suma al creciente cuerpo de evidencia de que fumar y la depresión están estrechamente relacionados --comenta Levine--.Si bien puede ser demasiado temprano para decir que fumar causa depresión, el tabaco parece tener un efecto adverso en nuestra salud mental".

fumar y depresión

El estudio se ha dado a conocer coincidieron con la entrada en vigor en Israel de una enmienda a la Ley sobre restricciones a la publicidad y comercialización de tabaco y productos para fumar, que exige una prohibición en todo el país de las exhibiciones de productos de tabaco en las tiendas, un aumento en el tamaño de las advertencias de las cajas de cigarrillos del 30% al 65%,  y requiere que todos los productos de tabaco y cigarrillos electrónicos se vendan en envases uniformes, sin logotipos o marcas.

Ante esta coincidencia en el tiempo y, a la luz de los nuevos hallazgos, el profesor Hagai Levine ha pedido a los responsables políticos tener en cuenta los efectos sobre la salud mental del tabaquismo. "Insto a las universidades a abogar por la salud de sus estudiantes mediante la creación de 'campus libres de humo' que no solo prohíban fumar en el campus, sino también la publicidad del tabaco", reclama al considerar que estos pasos contribuirían en gran medida a combatir los efectos  nocivos que tiene el tabaquismo en el estado físico y mental.

300 millones de personas en el mundo sufren depresión

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, "la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300  millones de personas" y puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave. La depresión causa un gran sufrimiento y altera las actividades laborales, escolares y familiares ( en el peor de los casos puede llevar al suicidio). 

La depresión afecta a 300 millones de personas en el mundo

La depresión afecta a 300 millones de personas en el mundo

La OMS advierte que "aunque hay tratamientos eficaces contra esta enfermedad, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90% en muchos países) no recibe esos tratamientos. Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de personal sanitario capacitados, además de la estigmatización de los trastornos mentales y la evaluación clínica inexacta. Otra barrera para la atención eficaz es la evaluación errónea. En países de todo tipo de ingresos, las personas con depresión a menudo no son correctamente diagnosticadas, mientras que otras que en realidad no la padecen son a menudo diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos".

El tabaco mata a la mitad de sus consumidores

Cada año, más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaquismo. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo y alrededor de 1,2 millones, consecuencia de la exposición involuntaria al humo del tabaco.

Cerca del 80% de los mil cien millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos medianos o bajos. La Organización Mundial de la Salud, señala que "la epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo". 

El consumo de tabaco tiene un coste económico enorme que incluye los elevados costos sanitarios de tratar las enfermedades que causa y la pérdida de capital humano debida a su morbimortalidad. Ahora sabemos que, además, provoca depresión.

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