Cuatro de cada diez libros que se publican en España acaban siendo compartidos ilegalmente

El descenso de la piratería ha sido muy acusado en el cine y las series, pero es imperceptible en la música y los libros

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Cuatro de cada diez libros que se publican en España acaban siendo compartidos ilegalmente

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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Son el sector, junto con la música grabada, más castigado por la piratería, que sin embargo sigue reduciéndose en nuestro país. Ha bajado un 20 por ciento en los últimos 5 años en gran parte por la proliferación de plataformas de pago a precios asequibles.

El descenso de la piratería ha sido muy acusado en el cine (21%) y las series, pero es imperceptible en la música y los libros: el año pasado se descargaron 570 millones de ejemplares ilegalmente. Los usuarios como David entienden que “sobre todo hay que trabajar en opciones para que la gente pueda acceder de forma cómoda a esos libros y a buen precio, y seguramente no se utilizaría la piratería tanto, como se ha visto en lo audiovisual: dar un acceso fácil al contenido para que la gente lo utilice”.

¿Por qué no hay plataformas generalistas de libros?

Esas plataformas existen, nos cuentan desde el gremio de libreros. “Lo que sucede en el mundo del libro-explica Daniel Fernández, el presidente del Gremio de Libreros- está mucho más atomizado que el mundo de la música o el del cine, y además no utiliza un lenguaje universal, cuando se lanza una novela hay que traducirla a las demás lenguas del mundo. Hay modelos de suscripción que permiten leer a la carta, pero es tan amplio el número de libros que se publican en el mundo que estas, me parece que difícilmente serán generalistas, van a tener que ser más especializadas”.

Daniel Fernández entiende que la piratería está castigando mucho al mundo del libro en los últimos tiempos porque la tecnología permite compartir archivos grandes sin problemas y “porque todavía la conciencia social no se ha desarrollado lo suficiente para comprender que mata al libro y mata a la cultura”. Trabajar para desarrollar esa conciencia es una de las patas que ayudarían a reducir el número de contenidos ilegales descargados “pero también que se sea consciente que participar en este tipo de plataformas siempre significa, bajo apariencia de gratuidad, entregar los propios datos y no solo exponer el aparato desde el que pirateas y todo lo que haya en el, sino que también contribuye a esta especie de capitalismo de la intimidad que es una forma de control social”.

Cerrar páginas ante la confusión y la falta de conciencia

Otro de los pivotes sobre los que se sustenta el descenso es el cierre de páginas ilegales. El año pasado el gobierno cerró 900 de todo tipo de contenidos protegidos por derechos de propiedad intelectual, desde películas a contenido directo.

El problema con el libro es que cada vez crece más el uso de redes sociales para compartir: Facebook, y YouTube siguen siendo las más usadas, y sube muchísimo (un 33%) Telegram, que ha desbancado a WhatsApp, Instagram o Twitter. Mucho más difíciles de controlar.

La conciencia social sobre el daño es la mejor herramienta para combatir la piratería. Lo sostiene el representante de ellos libreros y también Carlota Navarrete, la responsable de la Coalición de Creadores, el organismo que realiza los sondeos anuales sobre consumo de contenidos ilícitos. Pero hay un dato llamativo en el referido al año pasado: la mitad de los ciudadanos no saben distinguir entre una página legal y una pirata. Por esta razón, y por la falta de conciencia social del daño, Navarrete entiende que “mientras la población va migrando esta actitud responsable y cívica

respecto a los contenidos culturales en internet, es evidente que hay que acompañarla haciendo que no estén accesibles, también para que aquellos que no saben distinguir los legales de los ilegales tengan la oportunidad de no confundirse”.

Conciencia del daño y de los peligros que entraña acceder a esas páginas ilícitas (algunas de pago, al punto de que uno de cada cuatro paga por ese contenido) conciencia del peligro que supone usar esos dominios y subdominios, y cierre. Son las salidas que los Creadores encuentran. Los usuarios reclaman plataformas, en el caso del libro, similares a las que ofrecen contenidos audiovisuales.

El caso es que la piratería ha caído en España un 20% desde 2.018 y ha doblegado la curva ascendente. Aun así, estamos hablando de cinco mil trescientos treinta y cuatro millones de accesos ilegales durante el año 2021. El parche se nos va cayendo, pero muy poco a poco.

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