Envejecemos a trompicones, según un estudio de Standford
Los cambios más drásticos llegan cumplidos los 40 y los 60 años
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Al cumplir los 40 años y, de nuevo, al superar los 60 años se producen dos momentos clave del envejecimiento humano, porque, según un estudio de la Universidad de Stanford, el cuerpo acelera vertiginosamente el envejecimiento a esas edades, lo que impacta en nuestra salud presente y futura. Según los expertos consultados por COPE, hemos logrado ralentizar algunos de los procesos de deterioro, pero es imposible detener el impacto que el paso del tiempo tiene en nuestro organismo.
Según la citada investigación y hay otras en el mismo sentido, cuando
. Somos además más proclives a sufrir enfermedades cardiovasculares, a los que para los sexagenarios se unen además mayores problemas inmunológicos y renales. Se deben, sobre todo, según explica a COPE la investigadora del
y experta en envejecimiento
a
y tienen consecuencias décadas más tarde. “Ahí está el origen de los problemas de pérdida de autonomía que en muchos casos asociamos con la vejez, como la necesidad de ayuda, la dependencia, la dificultad para cuidar de nosotros mismos. ¿Qué hemos logrado? Pues retrasar esas consecuencias en discapacidad y aumentar el periodo en el que convivimos con esos problemas pero sin vernos limitados. Pero el gran reto pendiente es retrasar el calendario de inicio de ese deterioro y eso aún no lo hemos logrado”, subraya Puga.
Considera que el estudio de Standford refleja lo que ocurre hormonalmente en nuestro organismo al final de nuestra edad fértil dentro de un fenómeno complejo como el envejecimiento y recuerda que otros procesos, como el deterioro del cerebro o de los músculos empieza incluso antes de la edad madura, en plena juventud.
Para Manuel Castillo, presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad Manuel Castillo, aunque en el envejecimiento es progresivo y en muchos casos irreversibles esto no significa que sea gradual ni igual en cada persona y subraya que “hay momentos en los que se acelera”. Va a depender, subraya, tanto de factores genéticos como de nuestro estilo de vida. Influye además nuestro historial médico y el impacto que pueda tener cualquier enfermedad que suframos en el conjunto de nuestro organismo.
“No solo envejecen nuestras células y nuestra estructura corporal, sino que también lo hacen los microbios que comparten la vida con nosotros y esto también provoca cambios que en ocasiones son lentos y en otras se vuelven más abruptos y que nos van afectando por ejemplo a como toleramos el alcohol o los alimentos. Y a ello debemos sumar la pérdida de funcionalidad que se acentúa con el paso del tiempo, mermando nuestra calidad de vida”, subraya Castillo.
Considera que aunque muchos sueñan con un antídoto frente al envejecimiento, es muy difícil que pueda inventarse nunca: “no creo que nunca sea posible parar el envejecimiento, podemos conseguir atenuarlo ¿cómo? Evitando excesos y otros factores de riesgo como el estrés e identificando nuestras vulnerabilidades tanto genéticas como de nuestro modo de vida, tratando de protegernos frente a ellas”.
A juicio de Castillo, España está preparada para afrontar con éxito los retos que presenta nuestra longevidad. Si es una de las mayores del mundo, subraya, es por nuestro estilo de vida que fomenta las relaciones sociales y familiares, por nuestra genética, por la dieta mediterránea y por mantenernos activos.
Con 84 años, según los últimos datos de Eurostat, nuestro país es el que registra una mayor esperanza de vida de la Unión Europea. Algo a lo que también contribuyen factores medioambientales además de nuestro sistema sanitario público.