España, hundida en productividad: desde la crisis de 2008 no había cifras tan bajas

La pandemia ha provocado que España reduzca su capacidad productiva a datos tan bajos que no se veían desde principios de la década de los 10

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Alex García

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Quizá uno de los aspectos fundamentales de nuestro día a día, la mejor manera de medir nuestras capacidades laborales, y comprobar también si nuestro trabajo está sirviendo para progresar o está cayendo en saco roto. La productividad es la capacidad de trabajo que, en este caso puede generar un ser humano. Un índice que sin lugar a dudas puede definir si se están haciendo las cosas bien o no.

En los últimos años, la tendencia productiva de nuestro país estaba siendo destacada. Parecía que después de haber superado con éxito (y mucho sufrimiento) una terrible crisis económica, España había conseguido levantar la cabeza, atarse los machos y contrarrestar los malos momentos con trabajo y más trabajo.

Sin embargo, la pandemia no solo trajo malas noticias en el apartado sanitario, sino que además obligó a reformular el trabajo, a contemplarlo de otra manera. A ver cómo era eso de teletrabajar, a vivir una experiencia totalmente nueva, comprobar si trabajar desde casa era posible o solo una utopía que por circunstancias terminó convirtiéndose en completamente cierta.

El teletrabajo es además de una gran herramienta para continuar las funciones en la distancia, un pequeño problema para quien no tiene la costumbre de trabajar desde su casa, puede ser remotamente difícil aclimatarse a un ritmo de producción similar al que se llevaría a cabo en una oficina. Esos despistes, esa distancia con lo que para ellos era la realidad laboral se convierte también en un lastre que complica en gran manera el día a día

Lo cierto es que eso ocurrió en los mejores casos, hubo muchas otras personas que no fueron tan afortunadas, y que no tuvieron más remedio que acogerse a una medida cuya sigla tiene cuatro letras, y que todo el mundo quiere más bien lejos: los famosos ERTE, medidas de suspensión de contratos laborales mediante las que las empresas mantienen en plantilla a los trabajadores, pero suspendidos de empleo y sueldo; en muchos casos, aún a día de hoy se siguen usando los ERE temporales en muchos trabajadores.

Precisamente, esta última es una de las causas principales por las que la productividad ha disminuido. Las empresas de hostelería, por poner un ejemplo, en sus reaperturas han dispuesto, en la medida de lo posible, unas condiciones óptimas para favorecer la integridad de sus clientes, y para ello han recuperado al 50% de su plantilla, para una capacidad de ocupación hotelera que rozará el 10%, algo que evidentemente abarca de manera desmesurada las necesidades del hotel o el restaurante de turno.

El objetivo marcado es tratar de regresar a las buenas cifras de la situación previa a la pandemia y para ello el índice de productividad debe experimentar un importante ascenso que termine por cambiar una dinámica compleja como la que se está viviendo. Desde la época de la crisis económica del 2008, España no registraba unas cifras tan preocupantes.

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