¿Estamos enfermando por la política?

En España no hay cifras, pero en EEUU varios estudios concluyen que el clima político perjudica a nuestra salud mental y física

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Carmen Labayen explica los efectos de la polarización política en la salud de las personas

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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La formación de un gobierno aún en el aire o la perspectiva, una repetición electoral tras los resultados de las elecciones generales del 23-J afectan a nuestra salud mental generando estrés e incertidumbre. La polarización política está en la base de un malestar que los psicólogos y psiquiatras consultados por COPE perciben en sus consultas y que impacta negativamente en nuestras relaciones sociales. En España no hay cifras, pero en Estados Unidos varios estudios concluyen que el clima político perjudica a nuestra salud mental y física.

De hecho, una investigación de la Universidad de Nebraska-Lincoln, la primera en analizar exhaustivamente el coste físico y emocional de seguir y participar en el discurso político, concluye que 4 de cada 10 estadounidenses sienten que la política les genera estrés; 2 de cada 10 han visto dañadas algunas de sus relaciones de amistad por desacuerdos políticos y el mismo porcentaje reporta fatiga. En el 4 por ciento de los casos el deterioro para la salud mental es aún mayor y reportan sufrir depresión e incluso pensamientos suicidas.

¿Son extrapolables a España estas consecuencias? El presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González Zapico considera que no completamente, pero, a su juicio, la inestabilidad y de la incertidumbre política tienen un perjuicio muy claro para nuestra salud e impactan en nuestras emociones y en nuestras relaciones.

“La incertidumbre en la política afecta de una forma importante a la estabilidad emocional de la gente y llama más a la desafección política que a la participación. Si a esto le añadimos la polarización es aún más difícil que la gente se sienta a gusto. Las consecuencias para la salud dependen de las características de cada persona y de su bagaje psicológico ¿cómo hacemos frente a esto? Además del posicionamiento individual debe haber una llamada a la responsabilidad de toda la sociedad que apueste por la moderación porque la gente no quiere que le interrumpan sus proyectos y necesita sentirse escuchada, respaldada y representada”, subraya en COPE González Zapico.

Uno de los riesgos de esa polarización política al que apunta es el aislamiento, el que hablar de política se convierta en un tabú: “cuando las posiciones políticas están muy alejadas o radicalizadas nos resulta tan difícil encontrar puntos en común que optamos por no tener esa conversación y así también se deteriora la convivencia”.

Y es que hablar de política implica, en muchas ocasiones, arriesgarnos a dañar nuestras relaciones sociales. De hecho, y según explica a COPE Ángel Guillén, director y psicólogo de Psicopartner: “es habitual que el tema político salga a colación en la consulta y algunos pacientes piden apoyo para solucionar conflictos con familiares y amigos por desavenencias ideológicas. Ha sido un verano atípico en el que ha habido quizás menos descanso que otros por el hecho de que hemos votado, después hemos tenido que estar pendientes de si dan los números o no dan y finalmente han comenzado las negociaciones y todo esto nos ha mantenido constantemente conectados”.

¿A quiénes perjudica más la crisis política?

El impacto en salud de las campañas interminables, las polémicas en redes sociales, los debates electorales, los mítines, bulos o de discusiones de bar y de sobremesa varían mucho de una persona a otra. La menor o mayor afectación depende de las características de cada individuo, de su entorno y situación económica y social y también de su bagaje psicológico.

En el estudio de la Universidad de Nebraska que se elaboró en 2017, dos meses después de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las percepciones de malestar de la ciudadanía eran más fuertes del lado izquierdo del espectro político. Otro estudio posterior de la Universidad de Toronto y publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología concluye que son precisamente las personas más implicadas y motivadas para actuar en causas políticas las que mayor nivel de emociones negativas experimentan ante las controversias del día a día, independientemente de su ideología. También llamativa, otra de sus conclusiones, los participantes sometidos a informaciones políticas sesgadas presentan un peor estado de ánimo que los que siguen programas más equilibrados, incluso en el caso de que esas noticias concuerden con su forma de pensar.

¿Cómo hacer frente a la crisis política?

Recurrir al humor o reevaluar la información política o mediática de forma que sea menos negativas fueron los recursos a los que apuntaron los participantes en el estudio de la Universidad de Toronto para recomponerse emocionalmente tras un momento de estrés o malestar.

Frente a la polarización, González Zapico aboga por poner en marcha estrategias individuales y también colectivas que apuesten por la moderación y la responsabilidad porque, de lo contrario, afirma, “llega un momento en que perdemos interés en comunicarnos y acabamos siendo nosotros los afectados; es la única forma de avanzar y de construir, lo contrario, nos mantiene donde estamos”.

El psicólogo Ángel Guillén nos anima a “hacer lo que nuestros políticos no hacen y es vivir en una escala de grises; huyendo de los blancos y negros y con la suficiente flexibilidad para vivir cambios e incluso situaciones que ya sabemos que no nos van a gustar. Tenemos que poner barreras a nivel personal y no estar machacándonos con que los políticos no cumplen con lo que prometen, sino pensar en lo que podemos hacer nosotros, particularmente para vivir esta situación de la mejor forma posible. Debemos actuar con responsabilidad en el caso de que tengamos que volver a votar y si no es el caso, aceptarlo y adaptarnos”.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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