Estas son las tres causas de la infelicidad según los psicólogos: así puedes combatirlas

En ocasiones, nuestra propia mente es la causante de la infelicidad que sufrimos. Los psicólogos aseguran que cada vez tienen más pacientes con estrés y ansiedad

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Nos pasamos la vida persiguiendo la idea de la felicidad. Pensamos que aquello que nos hace ser infelices son siempre los factores externos a nosotros mismos, que se nos presentan en forma de barrera que hay que superar para poder alcanzar ese objetivo tan deseado: ser feliz. Sin embargo, casi nunca nos paramos a pensar que tal vez seamos la causa de nuestra desdicha. Los psicólogos advierten que hay una serie de "enemigos de la felicidad", que son aquellos impuestos por la propia persona, generalmente, sin ser consciente de ello. Estos son los principales enemigos:

Los impedimentos mentales

Hasta un 40% de nuestra felicidad está determinada por la genética, pero el resto se consigue a través de factores externos controlables como un buen trabajo, una situación estable sentimentalmente con familiares, amigos o pareja, etc. El problema se encuentra en que es la propia mente la que genera unos pensamientos intrusivos de que no vamos a "ser capaces" de lograr quello que queremos y que nos llevará hacia la felicidad. Nos imponemos una serie de impedimentos de forma inconsciente por el miedo al fracaso.

Este tipo de pensamientos deriva en las ideas irreales, que son unas ideas que nos formulamos creyendo que son ciertas, cuando no es el caso. Por ejemplo, frases que suelen deambular por la mente son "no valgo nada", "soy débil", etc. y lo único que se consigue es generar estrés o ansiedad. Por otro lado, también se suele dar el caso del "deber". Nos presionamos pensando lo que deberíamos hacer y si no lo hacemos, estamos fracasando. Lo cierto es, como explican los psicólogos, que sí hay cosas que son obligatorias hacer en nuestro día a día, pero hay otras que hacemos por decisión propia.

Autoexigirse

Normalmente solemos pensar las cosas en exceso. Nosacabamos metiendo en un círculo vicioso que gira a toda velocidad, dando vueltas a todas aquellas cosas que nos generan incertidumbre o incomodidad, hasta llegar al punto de la saturación. En esos momentos, hay que darse cuenta de que no nos estamos aportando nada positivo y que es mejor frenar esos pensamientos y dejar al cerebro descansar.

Otro de los problemas es la gran autoexigencia que tenemos. Solemos comparar nuestras vidas y físicos con las de los demás, llegando a sentirnos inferiores. En muchas ocasiones, estas comparaciones vienen dadas por las redes sociales, donde observamos las fotos que publican otros y se les ve felices. La comparación nos lleva a desarrollar celos y envidia por esas personas, que únicamente nos carcome por dentro. Lo ideal es razonar que esa gente solo muestra la realidad que quiere que veamos, una que no tiene por qué ser estrictamente verdad.

Estrés y ansiedad

La causa principal de que los pacientes vayan a una consulta psicológica suele ser porque han generado un estrés que origina ansiedad. Desde el año 2020 con la llegada de la pandemia del coronavirus al mundo, los psicólogos han visto cómo sus consultas se han llenado de pacientes (muchos adolescentes) con ansiedad por el confinamiento y todo el miedo y la incertidumbre que ha generado el virus.

Algo que genera un gran sentimiento de infelicidad es lo que todos conocemos como "montarse una película" en la cabeza. En multitud de ocasiones nos imaginamos situaciones ficticias en la mente sobre acontecimientos que queremos que ocurran, y casi nunca se cumplen. El sentimiento de tristeza por esperar que pase algo que hemos imaginado, sumándole la decepción cuando no sucede, provoca un gran desgaste emocional.

Para dejar de sentir el dolor, recurrimos a los teléfonos móviles, ya que hacen que nos sumergamos en ellos de tal manera que perdamos la conciencia de lo que ocurre a nuestro alrededor en el mundo exterior. Sin embargo, los expertos coinciden en que esta no es una buena técnica para enfrentar la tristeza, ya que, durante el momento de uso sirve como una "anestesia", pero a largo plazo no sirve. Si no nos enfrentamos a aquello que nos afecta negativamente, nunca vamos a superarlo y la ansiedad no desaparecerá.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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