Un estudio desvela la protección sostenible que evita que los tsunamis arrasen las costas: España está avisada

La UNESCO ha avisado a España de que debe tomar medidas frente a tsunamis; aunque hay ciudades que trabajan en protocolos, un estudio ha descubierto una solución sorprendente

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Un estudio desvela la protección sostenible que evita que los tsunamis arrasen las costas: España está avisada

Rafa Molina

Publicado el - Actualizado

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La UNESCO advirtió que la probabilidad de que un tsunami arrasase con la costa mediterránea es alta. De hecho, como ya informó COPE, hay municipios españoles como Chipiona que está adaptándose para reforzar su seguridad frente a este desastre natural. Para ello, ha preparado un protocolo que tienen que seguir los ciudadanos en caso de que se active la alerta por la llegada de una ola gigante. Los vecinos encontrarán una serie de señales y caminos habilitados para el desalojo de la ciudad en tiempo récord.

Pero esta no es la única opción que tienen los pueblos costeros para hacer frente a esta tragedia. Un estudio estadounidense ha demostrado que la presencia de árboles de los manglares reduce el impacto de los tsunamis en la costa. Estas plantaciones típicas del trópico actúan sobre las olas frenando su potencia.

¿Cómo consiguen que un tsunami pase a ser una ola con menos energía? Uno de los autores del estudio es el profesor de la Universidad de Oregón, Pedro Lomónaco. Explica que el conjunto de las raíces de estos árboles, que se conectan bajo tierra, “genera turbulencia en el agua y rompen el sistema organizado de corrientes tanto de oleaje como de un tsunami”.

¿Por qué unas zonas sufrían más por un mismo tsunami?

¿Por qué se comenzó a estudiar este tipo de plantaciones? El ingeniero aclara que la motivación nació al observar pequeñas zonas de Florida. En ellas, cuenta que “se veía que pequeños parches de mangle protegían los edificios costeros”. Los propios investigadores se sorprendieron al ver los resultados: “Es mayor la disipación de lo que se esperaba de manglares más pequeños”.

Eso sí, no vale con un árbol. Lomónaco detalla que “es necesario que haya una cantidad mínima”. “La reducción es mayor cuanto mayor área haya en un espacio controlado”, recalca el investigador. Pero confiesa que no se consigue eliminar el tsunami al completo, “sino que es una reducción parcial”. Aun así, la mitigación “es suficiente como para que haya un incremento en la protección de las estructuras costeras”.

El mangle crece con sus raíces y la base de su tronco bajo el agua. ¿A qué distancia de la playa deben estar para ser más eficaces? Lomónaco manifiesta que “inclusive los que están a poca distancia de las casas ya son eficientes”, pero reconoce que “cuanto mayor distancia, ese espacio está protegido de tsunamis”.

Reconocer patrones

El verdadero objetivo del estudio no es plantar árboles para evitar tsunamis, es reconocer patrones. Entender “cómo la naturaleza ha distribuido cerca de la playa estos mangles. “Y es lo que estamos intentando replicar”, aclara el ingeniero. La intención es poder “trabajar con soluciones naturales desde el punto de vista de la ingeniería de costas”.

Más allá de evitar que los desastres naturales acaben con las vidas y los edificios costeros, tiene otras ventajas. “Ofrecen un ecosistema que también es natural y que forma parte de la diversidad ecológica que hay en la costa”, presenta Lomónaco. Y es que también “es una fuente de sedimentación y evita la erosión que puede haber sistémica que puede haber en la costa”.

Si se le pudiera encontrar un punto negativo es que aún se desconoce “cómo utilizar el mangle para que nos proteja desde el punto de vista de planificación”. Es decir, como es un ser vivo, “el control de su evolución es algo que desde el punto de vista ingenieril no se tiene controlado”, confiesa el doctor en Ingeniería. Otra limitación de este método es que no pueden crecer en todo el mundo. Lomónaco los circunscribe solamente a “espacios tropicales”. Pero también están investigando otras plantaciones “que no son mangle que tienen propiedades similares y tienen protección”.

La eficacia de los mangles está probada. Pero Lomónaco apunta a que “realmente la mejor solución es la información, la concienciación respecto a lo que son los tsunamis”. Por eso, “la gente que está preparada tiene muchas más opciones de sobrevivir”. A día de hoy, la cuantificación de cuántas vidas salva "es muy difícil estimarla”, reconoce el investigador. Y es que todavía están explorando los niveles de protección que puede tener el mangle.

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