Fentanilo: la droga convertida en "pandemia" que se cobra una vida cada cinco minutos en EE.UU.

En 2019 se incautaron píldoras suficientes para dar a cada estadounidense una dosis letal. Daniel Auster, hijo de Paul Auster, y Ruby, su hija de 10 meses, han muerto por sobredosi

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Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

11 min lectura

Hay problemas tan graves a la vez que invisibles -pese a perjudicar a cientos de miles de personas-, como el que está ocurriendo en Estados Unidos con el fentanilo, que tienen que afectar a gente importante para que el resto de la sociedad se conciencie de sus efectos perniciosos o que los organismos competentes actúen o para que los gobiernos se impliquen más en la lucha, en la batalla por combatirlos.

La muerte por sobredosis de heroína y fentanilo de Ruby, de diez meses, podría haber sido ese resorte que se necesitaba para despertar conciencias. Porque la pequeña Ruby pertenecía a una familia acomodada e ilustre. Ruby era hija de Daniel Auster, nieta, por lo tanto, del escritor Paul Auster, Premio Príncipe de Asturias en 2006, y de la también escritora Lydia Davis.

¿Cómo llegaron las drogas al estómago de Ruby? La Policía no lo sabe. Lo que sí tiene claro es que las consumía su padre, Daniel que, cuando vio a la pequeña inconsciente y que no respondía al agitarla, llamó a los servicios sanitarios. La bebé ingresaba cadáver en el Hospital Metodista de Nueva York. Daniel Auster fue acusado de homicidio involuntario y negligencia criminal. Pero quedó en libertad bajo fianza y siguió con su consumo habitual hasta este martes, 26 de abril de 2022, que fue encontrando muerto por sobredosis.

Daniel Auster y su hija Ruby son junto al cantante Prince, Tom Petty o el actor Philip Seymour Hoffman nombres célebres de una larga lista que cuenta con miles de muertos anónimos por sobredosis con fentanilo. La diseñadora y cantante Nicole Richie ha confesado el infierno que sufrió para salir de su adicción a este opiáceo y la cantante Demi Lovato admite que sigue enganchada a esta sustancia.

¿Qué es el fentanilo y por qué es tan adictivo?

Anne Milgram, responsable de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, acaba de dar la voz de alarma: "En menos de dos meses, en siete ciudades de Estados Unidos, hemos tenido episodios de sobredosis masivas; más de tres personas que habían tomado una sobredosis al mismo tiempo y en el mismo lugar. En total, hemos rastreado 58 sobredosis y 29 muertes por sobredosis. Es una tendencia que no habíamos visto antes".

Sobredosis que tienen un denominador común: el fentanilo. ¿Qué es el fentanilo? Ahora mismo, una de las mayores preocupaciones sobre la salud en Estados Unidos ya que de las últimas 100.000 muertes por sobredosis producidas entre mayo de 2020 y abril de 2021, en 75.000 de ellas ha estado involucrado este opioide, según los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. Por lo tanto, el fentanilo -tal y como le define el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA)-, es un opioide sintético que se parece a la morfina, pero es 100 veces más potente.

El fentanilo se comercializa, está autorizado, es un fármaco recetado para pacientes con dolores intensos o crónicos que presentan tolerancia física a otros opioides. Pero ha superado la barrera de lo legal para convertirse en una de las drogas más vendidas por traficantes bajo estos nombres: Apache, China Girl, China White, Dance Fever, Friend, Goodfellas, Jackpot, Murder 8 o Tango & Cash.

Las farmacéuticas lo comercializan en pastillas, parches cutáneos o inyectables. Los narcos lo venden en polvo, en gotas, en pulverizadores nasales o también en pastillas. Y aquí el NIDA subraya que los traficantes combinan el opioide con otras drogas ya sea heroína, cocaína, metanfetamina y MDMA (éxtasis: extimulante y alucinógeno), para hacerlo más barato, pero a la vez más peligroso.

El fentanilo controla el dolor y las emociones cuando se une a los receptores opioides en el cerebro, pero no se queda ahí, además, proporciona sensación de felicidad extrema, produce aletargamiento, provoca náuseas y confusión, ocasiona estreñimiento, sedación, problemas al respirar y pérdida del conocimiento. Es fácil imaginar qué efectos puede producir combinado con otras sustancias tóxicas. Tan extremos como la muerte. En Estados Unidos provoca una muerte cada cinco minutos. En 2019, la DEA incautó 1,8 millones de píldoras de fentanilo, suficientes como para dar a cada estadounidense (hay 329 millones de ciudadanos estadounidenses), una dosis letal.

Pastillas de Fentanilo incautadas a narcos. Foto de la DEA

Pastillas de Fentanilo incautadas a narcos. Foto de la DEA

Tan letal como lo ocurrido con un alumno de 13 años de una escuela de Hartford en Connecticut. La historia pone los pelos de punta. Este adolescente murió el pasado 15 de enero, dos días después de que lo encontraran inconsciente tras una supuesta exposición al fentanilo en la Academia de Ciencias Médicas y del Deporte. La Policía encontró en su cuarto 100 bolsas con la sustancia y otras 40 bolsitas más en su taquilla de la escuela. Aún no han descubierto quién le suministraba la droga puesto que el chico no tenía antecedentes de su relación con narcotraficantes.

Luca Manuel, también tenía 13 años cuando murió por culpa de una pastilla que le suministró un traficante. El adolescente tenía un fuerte dolor de muelas y buscó por redes sociales alguien que le vendiera un analgésico para el dolor ya que se le había pasado el efecto del calmante que le había dado el dentista. El traficante le vendió "en teoría" un Percocet (marca legal de pastillas de fentanilo), sin embargo, era una falsificación con la suficiente dosis del opiáceo que acabó con su vida. Al día siguiente, Luca iba a comenzar octavo curso en su escuela de Redding (California). La madre de Luca, Amanda, ha declarado a la revista People que "el dolor dejado es algo que no quiero que nadie más sienta".

Luca Manuel murió por una pastilla de fentanilo que le suministró un traficante

Luca Manuel murió por una pastilla de fentanilo que le suministró un traficante. Foto Yahoo

El fentanilo, como la oxicodona: el lucro a costa de miles de vidas

Ben Westhoff es un periodista y escritor que ha realizado importantes trabajos de investigación periodística para The Guardian, The Wall Street Journal, Rolling Stone, Forbes, Los Angeles Times, entre otros medios de comunicación. Sus trabajos abordan la cultura, la pobreza y las drogas y, desde la publicación de 'La fiesta se acabó', ha asesorado al Gobierno de Estados Unidos en la crisis del fentanilo.

Durante cuatro años, Westhoff estuvo investigando sobre el peligroso mundo de las drogas sintéticas, desde su infiltración en las fábricas de drogas del mercado negro en China hasta los usuarios y traficantes en las calles de los EE. UU. y su introducción en Europa, escenario de la próxima ola de la epidemia de opiáceos.

'Fentanyl, Inc.' es "la primera investigación profunda de una industria peligrosa e ilícita que ha creado una epidemia mundial, devastando comunidades y abrumando y confundiendo a las agencias gubernamentales que deben combatirla. Una nueva generación de productos químicos está cambiando radicalmente el panorama de las drogas recreativas", escribe Ben Westhoff. Son las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NPS) que están reemplazando a las drogas conocidas como la heroína, la cocaína, el éxtasis y la marihuana. Son sintéticos, se fabrican en un laboratorio y son mucho más potentes que las drogas tradicionales y, con demasiada frecuencia, trágicamente letales. Y no son ilegales.

"Drogas como el fentanilo, K2 y Spice, y aquellas con acrónimos arcanos como 25i-NBOMe, fueron concebidas originalmente en laboratorios legítimos con fines científicos y medicinales adecuados. Luego, sus fórmulas fueron secuestradas y fabricadas por químicos deshonestos, principalmente en China, que cambian sus estructuras moleculares para adelantarse a la ley, lo que hace que los efectos de las drogas sean imposibles de predecir", subraya Westhoff cuyo relato conmueve con los detalles de las vidas de los consumidores y traficantes adictos, las familias de las víctimas, los agentes que luchan por acabar con el narcotráfico y cómo funcionan los organizadores clandestinos sobre las drogas en EE. UU. y Europa.

La crisis de los opiáceos va unida también a un fármaco que se comercializó bajo el nombre de OxyContin, un analgésico narcótico muy adictivo, salido de los laboratorios de la farmacéutica Purdue de la familia Sackler, famosos por sus laxantes en los años 50 del siglo XX. Con el OxyContin consiguieron una inmensa fortuna, pero también acabaron con la vida de miles de estadounidenses por sobredosis e hicieron adictos a millones de ellos. En la actualidad y después de que la juez de Nueva York, Colleen McMahon, decidiera reabrir el caso, los Sacklers se enfrentan a 3.000 demandas de personas afectadas por su fármaco en 25 estados.

El coronavirus ha empeorado gravemente la situación

El consumo de drogas en Estados Unidos no es un problema nuevo. La DEA ( la Drug Enforcement Administration- la Administración para el Control de Drogas) fue creada en 1973 durante el mandato de Richard Nixon para acabar, reprimir y disminuir el suministro, distribución y consumo de narcóticos en EE.UU. Sin embargo, después de casi medio siglo, de delegaciones en 66 países y con más de 5.000 agentes especiales y un presupuestos de miles de millones de dólares, no ha obtenido los resultados que pretendía. La lucha continúa, ahora con uno de sus objetivos puesto en la lucha contra el tráfico del fentanilo. El agente especial Brian D. Boyle asegura que "el fentanilo está causando muertes en números récord y la máxima prioridad de la DEA es perseguir agresivamente a cualquiera que distribuya este veneno para sacar provecho y destruir vidas.(...) La distribución ilegal de drogas devasta los cimientos mismos de nuestras familias y comunidades, por lo que cada vez que sacamos el fentanilo de las calles, se salvan vidas”.

Y sacar este devastador opiáceo de las calles es detener a sus traficantes y distribuidores como José Pérez Félix, condenado esta misma semana a 7 años de cárcel por un tribunal de Boston. Pérez Félix fue detenido junto a otras 16 personas por formar parte de un grupo criminal de narcotraficantes que vendían una mezcla de heroína y fentanilo desde Boston hasta Brockton y Cape Cod (controlaban más de 100 kilómetros de distancia). Pérez Félix conocido también como "Grande" entre otros alias, pasará 84 meses en prisión, pero hay otros narcos como Julio Álex Díaz, uno de los más buscados por la DEA que sigue sembrando de cadáveres las calles de Estados Unidos por sobredosis de cocaína, heroína y fentanilo.

Julio Álex Díaz, uno de los narcotraficantes más buscados por la DEA

El consumo de drogas en Estados Unidos no es un problema nuevo, pero desde la pandemia del coronavirus se ha agravado como alerta el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas. "Desde que la pandemia de COVID-19 fue declarada emergencia nacional en marzo de 2020, los investigadores han observado un aumento en el consumo de drogas y en las sobredosis. Esta pandemia presenta dificultades únicas para las personas con trastornos por consumo de drogas y para quienes están en proceso de recuperación que tienen mayor riesgo de sufrir peores consecuencias si contraen COVID-19".

La "epidemia" de drogas (como la denomina la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas), ha aumentado a un ritmo vertiginoso en tan solo un año. Entre mayo de 2020 hasta abril de 2021 -coincidiendo con la pandemia-, las muertes por sobredosis aumentaron un 30% hasta 100.000; la pandemia de covid-19 se cobró la vida de 509.000 personas en el mismo período.

"En una crisis de esta magnitud, los que ya consumen drogas pueden hacerlo en cantidades más altas y los que están en recuperación pueden recaer. Es un fenómeno que hemos visto y quizás podríamos haber anticipado", lamenta la doctora Volkow.

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El Informe Mundial sobre las Drogas 2021 de UNODC [La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen] señala que 275 millones de personas en todo el mundo consumieron drogas durante el último año, mientras que más de 36 millones sufrieron trastornos por consumo de drogas. El Informe muestra que "los mercados de la droga han reanudado rápidamente sus operaciones después de la disrupción inicial al comienzo de la pandemia; un repunte que ha desencadenado o acelerado ciertas dinámicas de tráfico ya existentes en el mercado mundial de la droga. Entre ellas se encuentran: envíos cada vez mayores de drogas ilícitas; incremento en el uso de rutas terrestres y marítimas para el tráfico; mayor uso de aviones privados para el tráfico de drogas y un aumento de los métodos sin contacto para entregar las drogas a consumidores finales".

Y un dato muy preocupante: los adolescentes no perciben ciertas drogas como nocivas; esta "menor percepción de los riesgos del uso de drogas se ha relacionado con mayores tasas de consumo, lo que destaca la necesidad de cerrar la brecha entre la percepción y la realidad para educar a la juventud y salvaguardar la salud pública", advierte la Directora Ejecutiva de UNODC, Ghada Waly.

La Sociedad Americana de Medicina de la Adicción ha pedido a la Casa Blanca que se implique activamente en la lucha contra esta lacra social, para lo que se necesitaría una inversión de 3,5 billones de dólares.

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