Hablar de tu mala salud mental sigue siendo tabú en el trabajo

Solo 1 de cada 10 empleados comparten sus problemas psicológicos con sus compañeros o con sus jefes

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Solo 1 de cada 10 tabajadores comparten sus problemas psicológicos con sus compañeros

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

El trabajo puede salvarnos de la enfermedad mental o predisponernos a ella. Sea como sea en el entorno laboral evitamos hablar de nuestros problemas de salud mental. Solo 1 de cada 10 trabajadores los comparten con sus compañeros o sus jefes, según un estudio de la Confederación Salud Mental España. Es una clara muestra de que sigue siendo un tabú. Que se oculte no significa que no exista.

De hecho, en 2023 España batió récord en bajas relacionadas con problemas psiquiátricos o psicológicos. El año pasado se registraron más de 600.000 bajas por problemas de salud mental, el doble que hace 7 años, y casi un 16 por ciento más que en 2022, según las últimas cifras del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Detrás de estas bajas hay factores de riesgo personales y sociales, pero también profesionales como la precariedad, el estrés, la sobrecarga de trabajo, la dificultad para conciliar, el acoso o la falta de autonomía.

“A veces los puestos de trabajo no están lo suficientemente bien organizados, a veces los sueldos no son suficientes, los horarios se alargan, la conciliación es imposible y llega un momento en el que la gente revienta porque no puede más. Antes de que esto suceda, la mayoría no les cuentas nada a tus jefes ni a tus compañeros de lo que está sufriendo, tampoco cuando vuelve de una baja laboral”, explica a COPE el presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González Zapico.

Recuerda todos los miedos que surgen en quienes se reincorporan al trabajo. Unos temores compartidos con otras situaciones pero más marcados en casos de problemas psiquiátricos o psicológicos.

“Además de no saber si vas a ser capaz de afrontar el día a día ni como te van a recibir los compañeros o qué cara van a poner los encargados afrontas sus prejuicios por ejemplo por parte de algunos jefes que pueden tener recelos en darles responsabilidad a estas personas o de los compañeros que temen tener que asumir una carga extra de trabajo. No es así, es profundamente injusto y se basa en el desconocimiento”, zanja Zopico.

Se comprende mejor la enfermedad física que la mental

Hoy todavía 4 de cada 10 trabajadores con un diagnóstico de salud mental experimentan discriminación en el trabajo. Ángel Urbina tuvo que pedir la baja después de un periodo especialmente estresante en la empresa del sector petroquímico en el que trabaja: "me despertaba pronto porque la carga de trabajo que tenía me estaba generando esa situación de intranquilidad y en vez de seguir durmiendo o de tomarme una pastilla para poder dormir, me iba a la fábrica a trabajar".

Considera que en su caso el desencadenante de su problema de salud mental fue un cambio de dieta unido a una carga excesiva de trabajo y a una situación laboral que percibió como injusta. Estuvo 3 semanas de baja que le sirvieron para recolocar sus prioridades: “lo primero es mi salud mental, después el trabajo y pedir ayuda siempre que lo necesite”.

Urbina, que además preside la Associació Ment i Salut La Muralla de Tarragona y es vicepresidente de la Federació Salut Mental Catalunya, considera que “la gente no entiende la enfermedad mental porque la persona aparentemente está bien y, de repente, deja de venir. El tema físico es más fácil de explicar y de comprender, pero un tema interno, emocional o psicológico es más complicado”.

En el momento que una persona está de baja no debe ser contactada por su empresa o por los compañeros porque, según su propia experiencia, el que te llamen “puede hacerte ir para atrás en tu proceso de recuperación”.

Es preciso mejorar la acogida laboral tras una reincorporación

Para el psicólogo especializado en el ámbito laboral, Tomás Santa Cecilia, después de una baja por un problema de ansiedad o por una depresión: “la empresa debe de ser consciente de que la incorporación debe ser paulatina. Los horarios deben ser flexibles y también la carga de trabajo hasta llegar a un ritmo normal en un mes o mes y medio”.

Considera que también es importante dotar a estas personas de los recursos y estrategias de los que dispone la compañía para facilitar su vuelta y su desempeño profesional. Además, es preciso cuidar, subraya, la prevención, ya que el clima laboral influye en nuestra salud mental y un ambiente humanizado minimiza los riesgos.

Y todo porque 1 de cada 4 personas en España va a sufrir un trastorno mental a lo largo de su vida y porque un 25 por ciento de los problemas de salud en España son psicológicos o psiquiátricos, según datos de la Confederación de Salud Mental.

Tener un llanto fácil, dormir mal, que no nos apetezca hacer cosas con las que antes disfrutábamos y aislarnos socialmente, son todo señales de alarma que deban hacernos sospechar que tenemos un problema de salud mental y que debemos pedir ayuda profesional.

El estigma que sigue vigente especialmente en el trabajo

Los expertos distinguen entre enfermedad mental grave -ya sea crónica como la bipolaridad o un trastorno de la personalidad o sufrida en el pasado como puede ser una depresión- y malestar emocional que, según Santa Cecilia, es el grueso de los problemas que llegan a su consulta y “se originan por cómo vivimos y afrontamos los problemas con origen persona, familiar, la pareja o el trabajo y frente a ellos es posible desarrollar habilidades y mecanismos que nos ayuden a gestionarlos mejor”.

Además de sufrir con sus problemas psicológicos y psiquiátricos, estas personas deben afrontar en muchos casos el ser estigmatizados o discriminados en el ámbito laboral. De hecho, de todas las personas con discapacidad, las que tienen un trastorno de salud mental registran la menor tasa de empleo. Solo trabaja el 17 por ciento frente al 26 por ciento en el resto de discapacidades.

Son también las que menos participan en el mercado laboral, el 72 por ciento de las personas en edad de trabajar no tiene un empleo y lo busca.

El estigma de la salud mental en el trabajo consiste, resumidamente, en que los problemas de salud mental deben ser ocultados en el ámbito laboral, algo negativo tanto para la empresa como para los trabajadores. Tiene además impacto social, pues al silenciar y segregar a quienes sufren, en lugar de ayudarles, “perdemos mucho talento, trabajo y oportunidades”, subraya González Zopico.

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