La historia de la Gioconda: robos, misterio e intentos de destruirla

A lo largo de los siglos han sido múltiples las incógnitas que han surgido acerca de esta obra. Además, ha tenido un trayecto repleto de incidentes, como ataques y su robo en 1911

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Gioconda, más conocida como Mona Lisa, es uno de los cuadros más famosos de la historia del arte. Y es que a lo largo de los siglos han sido múltiples las incógnitas que han surgido acerca de esta obra, como quién es su protagonista, si está sonriendo o no y por qué parece que su mirada te sigue. Los expertos creían hasta ahora que se debía a un cuadro en el que se representaba a Lisa Gherardini y que el paisaje de detrás era ficticio, inspirado en los valles y el río Arno de la Toscana donde nació su autor, Leonardo da Vinci. No obstante, también ha habido quienes consideraban que era el propio pintor transformado en mujer o incluso Isabella del Este, la propia madre de da Vinci.

Sin embargo, Carla Glori, historiadora de la Universidad de Turín ha comunicado que el fondo del cuadro es un paisaje real, concretamente el de la localidad de Bobbio, perteneciente a la provincia de Piacenza. Es más, dice que la mujer no es Lisa Gherardini, sino una dama que vivía en la región. No es la primera vez que la historiadora afirma su teoría, pues lleva más de diez años comentándolo. Reconociendo que el viaducto que se ve en la parte trasera izquierda el cuadro de da Vinci es el Puente Jorobado de Bobbio, por el que pasa el río Trebia.

Misterios

No obstante, ahora ha hecho un nuevo descubrimiento y es que sabe exactamente desde qué lugar está realizado el retrato: el castillo de Malaspina Dal Verme. En el caso de que su teoría sea cierta, la mujer retratada sería Bianca Giovanna Sforza, esposa de Galeazzo Sanseverino. Este hombre era mecenas de Leonardo y uno de los hombres más cercanos y de confianza de Ludovico Sforza, duque de Milán y patrocinador de da Vinci.

Otro de sus misterios ha sido su media sonrisa, ¿Está o no sonriendo? Da Vinci empleó la técnica del sfumato en las comisuras de los labios de la mujer y los bordes de los ojos. Con ello, lograba dar una mayor profundidad de campo, así como una sensación tridimensional. Por ello, su sonrisa parece existente, pero si nos centramos en su boca, la sonrisa desaparecerá como por arte de magia. Esta es una de las características que ha demostrado el gran artista que fue su autor y cómo logra jugar con nuestra mente. En cuanto a que las personas que contemplan el cuadro se sientan seguidos por su mirada, tiene una explicación bastante más sencilla de lo que parece.

Ataques

Se trata de otra de las ilusiones ópticas que Leonardo logró crear en su obra: pintando los ojos mirando al frente con un punto de fuga hacia delante. Esto quiere decir que las pupilas se encuentren situadas en el centro del iris. A pesar de que la imagen es estática, con la perspectiva, así como otras técnicas pictóricas, se consigue que el cerebro sienta un movimiento inexistente. Lo que está claro es que esta obra se ha convertido en un referente del arte y es conocida por todo el mundo, pero su historia ha estado llena de incidentes.

Como el que sufrió el pasado domingo, cuando un turista en silla de ruedas y con una peluca, entró en el Museo del Louvre y lanzó una tarta contra la obra. Afortunadamente, está protegida por un cristal antibalas que la escudó del daño que pudo haberle causado. La respuesta a por qué este cuadro está tan protegido no es sorprendente.

Y es que, en la década de 1950, un boliviano de nombre Ugo Unganza, lanzó una piedra a la obra, que le causó un daño en la zona del codo de la mujer retratada. Pero es que, unos meses antes, otro individuo le lanzó ácido sobre la parte inferior. Estos fueron los motivos por los que una obra que está valorada en 5 mil millones de dólares fuese resguardada tras un cristal de cualquier futuro ataque. Y fue una buena decisión, porque en 2009 un hombre le lanzó una taza.

El robo que hizo que la obra saltase a la fama

Sin embargo, cuando realmente la obra adquirió el reconocimiento y valor que tiene en la actualidad fue tras su robo en 1911. En un inicio las teorías apuntaban a que se trataría de un ladrón que iba a pedir un rescate por el cuadro, pero no fue así. Las autoridades llegaron incluso a interrogar a Picasso, pues consideraban que podría haber sido el autor del hurto. Pero comenzaron a pasar los meses y la Gioconda no aparecía. Los franceses comenzaron a desesperarse preguntándose dónde podía estar. El suceso se convirtió en noticia en todo el mundo.

El museo había estado cerrado nueve días y, cuando sus puertas volvieron a abrirse, fueron miles de personas las que acudieron simplemente para ver el hueco vacío que había dejado la desaparición del retrato de Leonardo da Vinci. En este momento, el cuadro comenzó a adquirir una fama internacional enorme. Dos años más tarde, en 1913, nadie esperaba que el cuadro regresase, cuando el director de la Galería de los Uffizi y un marchante de arte recibieron una nota de un hombre autodenominado como "Leonardo". Decía tener la obra tan buscada y les pidió que se encontrasen en un hotel de Florencia.

Cuando el director y el marchante se dieron cuenta de que la obra era verdadera ordenaron que el hombre fuese arrestado. Se trataba de un antiguo trabajador del Louvre, Vincenzo Peruggia, quien sostenía que había decidido robar el cuadro para devolverlo a Italia, su lugar de origen y donde debía estar, ya que decía que era una de las obras que Napoleón había sustraído a inicios del siglo XIX. Al final, la historia tuvo su final feliz: La Mona Lisa fue devuelta al museo de París en 1914 y el autor del delito fue encarcelado durante 7 meses.