Integrados en España pero con el corazón en Ucrania

192.000 ucranianos han obtenido la acogida temporal durante la guerra

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Carmen Labayen explica la situación de los ucranianos refugiados en España por la guerra

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

2 años después de la invasión rusa hay más de 285.000 ucranianos residiendo oficialmente en España. 7 de cada 10 de ellos han obtenido protección temporal en nuestro país en los últimos 24 meses. En total 192.000 personas que como Oksana han buscado integrarse mientras siguen con inquietud el devenir de su país y sufren por las consecuencias de una guerra que no acaba.

6 millones de ucranianos desplazados por la guerra han buscado refugio en territorio europeo, la mayoría de ellos en Alemania, Polonia, República Checa Reino Unido y España que ocupa el quinto puesto en la expedición de autorizaciones de Protección Temporal con 192.405 aprobadas hasta el pasado 25 de enero de un total de 198.220 solicitadas según datos de ACNUR y Eurostat.

El segundo mes tras el inicio del conflicto fue el mes en el que mayor afluencia de ciudadanos procedentes de Ucrania se registró en España. 52.000 personas obtuvieron la protección temporal en abril de 2022. Un mes antes llegó a España junto a otros 27.000 compatriotas Oksana Kunikevych tras pasar varias semanas en la frontera con Polonia ayudando a las mujeres y niños que escapaban en tren de su país huyendo de los horrores de la guerra.

“Estuve apoyando a la gente en la estación de trenes de Lviv, al oeste de Ucrania, principalmente dándoles información y orientándoles sobre el viaje y junto a mis amigos y mi familia ofreciéndoles alojamiento y comida”, recuerda Oksana de 31 años y residente en Barcelona.

De estos casi 2 años Oksana no tiene más que buenas palabras para su país de acogida: “me he sentido siempre apoyada por la gente. En cuanto saben que soy ucraniana me preguntan por mi familia y también han sido comprensivos conmigo cuando no podía hablar bien español que aún me cuesta y veo que se esfuerzan para entenderme”.

2 vidas paralelas y el corazón partido

Quienes se han instalado como ella en nuestro país tienen el corazón dividido: “yo estoy viviendo como dos vidas ahora, una normal en Barcelona en la que todo va razonablemente bien y otra llena de incertidumbre y preocupación sobre cómo estará mi familia. Cada mañana cuando me levanto lo primero que hago es mirar en el móvil donde ha habido alarmas por la noche y cuando coincide que es cerca de donde viven mis padres y mi hermana les llamo para saber si están bien”.

Nunca pensó en vivir en España reconoce Oksana pero según señala “cuando una vez en tu vida te despiertas con una alarma antiaérea todos tus planes saltan por los aires. En Ucrania ahora mismo nadie tiene una planificación y así será hasta que termine la guerra. En este momento no puedo pensar en volver porque aquí estoy bien”.

En estos 24 meses ha vuelto en dos ocasiones a su país para visitar a su familia, un trayecto que se ha complicado mucho. Lo que en el pasado eran tan solo 4 horas de viaje en avión desde Barcelona a la capital Kyiv supone ahora casi 2 días de trayecto, volando hasta Polonia y después cogiendo un tren o un bus hasta la frontera “allí tienes que esperar en la cola y es algo que puede llevar entre 1 y 10 horas, nadie sabe”.

De España le gusta lo que más la gente a la que ve más relajada que en su país antes de que estallara el conflicto, también la comida y vivir al lado del mar algo que según cuenta a COPE le ayuda mucho mentalmente.

Solo el 15 por ciento de los llegados tiene un trabajo

Oksana forma parte del 15 por ciento de ucranianos de más de 16 años que han obtenido la residencia por protección temporal que trabaja según los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social, en su caso y como casi otros 2.000 ucranianos, en el sector de la información y las comunicaciones y como el 27 por ciento de las mujeres de su país con un contrato indefinido a tiempo completo frente al 51 por ciento en el caso de los hombres que han obtenido la protección temporal según el último informe del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

A 31 de diciembre de 2023 solo 20.593 beneficiarios de las medidas de acogida temporal estaban dados de alta en la seguridad social, la mayoría en el sector de la construcción, la hostelería y el comercio. Una distribución diferente a la que había antes del conflicto, cuando la actividad principal de los ucranianos residentes eran los cuidados y el servicio doméstico.

Una integración positiva pero con obstáculos

Por los 4 Centros de Recepción, Acogida y Derivación de desplazados ucranianos (CREADE) de Madrid, Barcelona, Alicante y Málaga han pasado desde su creación el 9 de marzo de 2022 y hasta el 31 de diciembre de 2023 113.000 personas que solicitaron la protección temporal, de ellas un 60 por ciento mujeres y un 29 por ciento menores de edad.

Organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan para mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas o migrantes como Accem han atendido a 38.600 ucranianos en 2022 y a otros 9.500 en 2023 y según explica a COPE Luis Manzano que trabaja en el Área de Programas “aunque a un ritmo mucho menor siguen llegando a nuestro país ucranianos, algunos de ellos de terceros países. Las personas que están ahora con nosotros no son las que llegaron hace 2 años sino las que han llegado a posteriori y que se incorporan al sistema de acogida”.

Este especialista en movimientos migratorios considera que lo que más ha dificultado la integración de los ciudadanos de Ucrania en España es además del idioma lo que denomina como “el mito del retorno”, es decir la sensación que la mayoría tenían de que el conflicto iba a ser corto y de que pronto estarían de vuelta en su país, algo que frenó inicialmente la construcción de un proyecto aquí. A todo ello hay que sumarle el estrés postraumático con el que muchos llegaron tras vivir en un país en guerra y las secuelas psicológicas y emocionales que también han tenido que sobrellevar.

En positivo a favor de su adaptación ha jugado, según subraya Manzano, “su actitud colaboradora de querer aprender y mejorar además del marco normativo de protección temporal que también ha favorecido que hayan podido normalizar su vida en España. Ha sido para ellos un proceso administrativo rápido y el hecho de que el sistema de acogida cubra tus necesidades básicas te permite avanzar en tu proceso de autonomía”.

Considera que en esta situación la ciudadanía española ha sido solidaria y hospitalaria “es importante el pensar que aquí hay ese espíritu de acogida y de hospitalidad que va a hacer sentir a esas personas que huyen de situaciones de peligro que una vez en España pueden encontrar un territorio y un espacio seguro y de tranquilidad”.

Herrera en COPE

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