Los secretos del efecto túnel: ¿qué ocurre cuando muere el cerebro?

¿Presiente la muerte, nuestro cerebro? ¿Qué nos deja sentir? ¿Es cierto que se ve una luz al final del túnel?

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Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

8 min lectura

Desde Adán y Eva, el ser humano ha querido saber, conocer más allá de los que sus ojos ven. Ese ansia les llevó a comer el fruto del árbol de la ciencia creyendo que así sabrían lo mismo que Dios. Un papiro encontrado en Egipto y que data del año 1.600 a.C. describe, por primera vez, cómo es un cerebro humano: "se palpan unas ondulaciones que a veces laten bajo los dedos".

Papiro sobre el cerebro encontrado en Egipto por Edwin Smith

Papiro sobre el cerebro encontrado en Egipto por Edwin Smith. Fuente scielo.conicyt.cl

Herófilo de Calcedonia (335-280 a.C.) -miembro de la escuela griega de medicina de Alejandría-, fue el primero en estudiar el cerebro, reconociéndolo como centro del sistema nervioso. Sus estudios, que se perdieron en el incendio de la Biblioteca de Alejandría, fueron completados por Galeno de Pérgamo que distinguió que el cerebro se encargaba de "funciones psíquicas" como amor/odio, deseo/ rechazo, tristeza/alegría; y en él se aloja la memoria, la imaginación y, sobre todo, la razón.

El cerebro es, por esas carácterísticas, por todo lo que alberga, el más fascinante de los órganos del cuerpo humano. Gracias a él, lo hacemos todo: respirar, mover los brazos, caminar, hasta escribir este árticulo, y (usted lector) enterderlo e interpretarlo.

La tecnología médica actual permite enviar señales cerebrales a un ordenador, decodificarlas y hacer que una persona tetrapléjica mueva los brazos o las piernas. Pero, ¿cuánto sabemos del cerebro? ¿Cuánto nos queda por conocer? Sabemos que es un órgano flexible que se va adaptando a lo largo de nuestra vida, que se transforma constantemente, que lleva millones de años en evolución. Nos queda avanzar en las enfermedades que le destruyen como el alzhéimer.

Entre las muchas incognitas que aún nos asombran y de aquellas que nos quedan por conocer, el hombre (científico o lego), siempre ha querido saber qué ocurre cuándo nos morimos. ¿Presiente la muerte, nuestro cerebro? ¿Qué nos deja sentir? ¿Es cierto que se ve una luz al final del túnel?

Instantes antes de morir recordamos nuestra vida

La muerte "es un hecho único e irreversible al que se puede llegar de dos maneras: por cese irreversible de la función cardiorespiratoria (corazón y pulmón), o por cese irreversible de la función cerebral (muerte del cerebro). La muerte cerebral se produce cuando una persona tiene destruido todo el cerebro de forma completa e irreversible, con cese de toda actividad. Este no recibe sangre ni oxígeno y se muere. La persona en muerte cerebral no respira porque está muerta" [Servicio Gallego de Salud].

¿Qué pasa en los segundos entre que el corazón se para y el cerebro deja de recibir oxígeno y muere? El cerebro mantiene durante 30 segundos una actividad intensa, se trata de un comportamiento similar a cuando soñamos o recordamos. En el minuto previo a la muerte, el cerebro recuerda momentos importantes de nuestra vida. Este descubrimiento se lo debemos a un grupo de neurocirujanos entre ellos el doctor Ajmal Zemmar miembro del departamento de Neurocirugía de la Universidad de Louisville en Kentucky (Estados Unidos) o el español Raúl Vicente, investigador del Instituto de Ciencia de la Universidad de Tartu (Estonia).

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Raúl Vicente, en Herrera en COPE: “En el momento de fallecer, las ondas gamma se volvieron más potentes”

El equipo dirigido por el físico investigador en la Universidad de Tartu ha logrado registrar la actividad de un cerebro humano en el momento del fallecimiento

Esta revelación se produjo por casualidad “fue un accidente por completo, no fue un experimento ni algo planeado" admitía en "Herrera en COPE", Raúl Vicente. Pero lo cierto es que hubo una causalidad. Todo comenzaba cuando un paciente de 87 años era hospitalizado tras sufrir un “traumatismo provocado por una caída”, al examinarle se le detecta un “hematoma subdural” o lo que es lo mismo, una “acumulación de sangre en el cráneo y en una de las membranas que recubren el cerebro”. Una vez diagnosticado comenzó el procedimiento para intentar “absorber ese hematoma”. La operación fue un éxito y el paciente comenzó a recuperarse, pero, al tercer día, empeoró sufriendo un “episodio de convulsiones”.

Se le realizó un electroencefalograma y es durante esa prueba cuando se detecta la actividad del cerebro humano en el momento de fallecer. “Lo que vimos es algo bastante inusual. Uno esperaría que la actividad cerebral decayera paulatinamente, pero lo que vimos es que hay un tipo de ondas, las ondas gamma, que resulta que en lugar de silenciarse paulatinamente lo que hicieron fue volverse más potentes, más intensas” describía en COPE, el investigador español.

De esta forma, se ha descubierto que el cerebro, en el momento de la muerte -especialmente estas ondas gamma-, se comporta de forma “similar a cuando el cerebro sueña”. Todo esto ocurre en el transcurso de un minuto. Los treinta segundos antes del ataque cardíaco (antes de que deje de llegar la sangre al cerebro), las ondas cerebrales siguen un patrón exacto a cuando tenemos que hacer actividades que requieren de mucha concentración.

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Ver pasar la vida ante tus ojos antes de morir, cobra una dimensión real con este estudio publicado en 'Frontiers in Aging Neurociense'.

¿Hay luz al final del túnel?

En el estudio del que son coautores los neurocirujanos Zemmar y Vicente queda demostrado que por el cerebro pasan recuerdos de nuestra vida, lo que no se sabe con certeza es si se trata de imágenes, de momentos con personas a las que hemos querido durante nuestra vida o si son otro tipo de recuerdos felices. Los investigadores creen que "seguramente son pensamientos positivos", puesto que al cerebro y al individuo le gustaría más pensar en los momentos felices que ha pasado antes que en lo tristes.

¿Y qué hay de aquellos que tras estar en coma ven una luz brillante al fondo de un túnel? "No hay nada paranormal en esas experiencias cercanas a la muerte". El famoso túnel que los "muertos" recorren tiene una explicación científica: "las experiencias cercanas a la muerte son la manifestación de una función cerebral normal que salió mal durante un evento traumático y, a veces, inofensivo", afirman el doctor Dean Mobbs, neurocientífico y Caroline Watt, profesora de Psicología, Filosofía y Ciencias del Lenguaje de la Universidad de Edimburgo, en un artículo publicado en la revista científica Trends in Cognitive Sciences.

Según esta publicación, "el 3% de los estadounidenses declara haber tenido una experiencia cercana a la muerte. Estas experiencias implican la sensación de que el alma de uno deja el cuerpo y se acerca a una luz brillante; va a otra realidad, donde el amor y la dicha lo abarcan todo. La luz al final del túnel que los 'muertos-vivos' recorren también puede ser explicado por la actividad visual durante la isquemia retinal, que es el proceso que ocurre cuando el ojo comienza a recibir menos sangre y oxígeno", explican los científicos en su artículo que, para justificar el encuentro con familiares muertos o ángeles, recurren a las patologías cerebrales que pueden causar alucinaciones parecidas en pacientes de alzhéimer o párkinson.

"No pensaba que estaba muerto, pero veía mi interior"

Con la COVID-19, personas que han permanecido meses hospitalizados han experimentado vivencias (pese a creer que se encontraban muertos) que nos pueden acercar a ese famoso túnel. Es el caso de Emilio, el profesor de Lengua e Historia, que permaneció 13 meses en el hospital por coronavirus, 8 de esos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos.

De todo ese tiempo que pasó sedado, Emilio tiene recuerdos como contaba en 'La Linterna' de COPE a Expósito: "tuve muchos sueños que me hicieron experimentar una vida al margen de la sedación. Estaba con mi mujer, hablaba con ella. Veía alucinaciones muy cromáticas. No pensaba que estaba muerto, pero veía mi interior, el flujo sanguíneo, las partículas que componen el organismo, y les decía 'luchad lo que podáis' y aparecían imágenes de Alicia (su mujer) hablando con la antigua directora del colegio de mi hijo, sentadas en un banco de un parque y mi mujer le decía 'que estaba muy nerviosa'. Es lo más cerca que me he visto de la muerte”.

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Emilio, el profesor que estuvo 13 meses en el hospital por covid: Veía mi interior, el flujo sanguíneo

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A Antonio Resines le dieron el alta tras 48 días hospitalizado, 20 de ellos en la UCI, donde también experimentó historias surrealistas: soñó con Hitler, Franco o Mussolini. "Estaba pletórico, he comido y cenado con Al Pacino. Cuando me desperté pregunté si Almeida (el alcalde de Madrid), había estado en la UCI. En mis alucinaciones éramos aliados" y, además, vio como le enterraban en la Puerta de Alcalá.

Nadie regresa de la muerte

El saber qué pasa tras la muerte es tan fascinante que no solo es objeto de la lieratura, el cine -en más de una ocasión- ha elucubrado con ese misterio.

En 'Línea mortal', cinco estudiantes de medicina buscan desentrañar el misterio del más allá de la vida con un peligroso experimento: detener su corazón durante minutos. Cada uno de ellos sufre una experiencia cercana a la muerte clínica de la que regresan a la vida.

Lo que ocurre en la ficción, ¿podría ser real? Volvemos a las investigaciones del neurocientífico Mobbs y la profesora Watt que desmitifican el regreso tras la muerte. Según los investigadores, nadie ha regresado de la muerte, entendiendo esta como muerte cerebral.

En los casos de experiencias cercanas a la muerte (ECM), ninguno de los afectados sufrió muerte cerebral, y por tanto, la propia muerte en sí. De acuerdo con los científicos, si alguien pudiese recuperarse de esta experiencia, "su cerebro estaría demasiado dañado para poder contarnos algo. Las ECM solo son relatadas por personas que han estado en las etapas preliminares de la muerte. Solo un 82% de las personas que han sobrevivido estando cerca de la muerte han asegurado sufrir una ECM", asegura Caroline Watt, coautora del estudio que subraya que las experiencias cercanas a la muerte nos fascinan a los humanos por la idea de sobrevivir a la muerte del cuerpo, "y porque sugiere que no somos como otros organismos biológicos de nuestro planeta".

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"Comprender el proceso de la muerte puede ayudarnos a sentirnos más cómodos con esta parte inevitable de la vida”, concluye Dean Mobbs.

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