Luces y sombras de las tarjetas monedero para familias vulnerables

Su gestión corresponde desde 2025 a las comunidades autónomas

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Carmen Labayen

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En 2025 las comunidades autónomas asumirán plenamente la gestión de las tarjetas monedero destinadas a familias vulnerables con hijos y financiadas con fondos europeos. El cambio de modelo de ayuda a alimentaria para enfocarlo en estos hogares se produjo en 2024 y, de su puesta en marcha, se encargaron inicialmente la Administración General y Cruz Roja Española. Es un sistema con luces y sombras que para los Bancos de Alimentos ha supuesto perder una cuarta parte de las toneladas de alimentos que repartían.

Para las 67.000 familias que a 15 de diciembre de 2024 y, según los datos que maneja el Ministerio de Derechos Sociales, se han beneficiado del programa en toda España ha supuesto el poder acceder, en algunos casos por primera vez, a una tarjeta monedero con la que poder comprar productos básicos en los supermercados. Por la tardía puesta en marcha del sistema en torno al 40 por ciento de los 95 millones de euros destinados en el primer año del programa se han quedado sin gastar. Pasarán a engrosar el presupuesto para 2025 y deberán gastarse antes de que termine el año.

Más que el número de familias beneficiarias, en la Comunidad de Madrid apuntan a las cantidades recibidas en 2024 por esas familias fueron muy inferiores a lo que hubiera sido posible si el sistema se hubiera puesto en marcha antes. Consideran además que los fondos destinados para estas familias se agotaran rápidamente en 2025 por ser insuficientes.

Pese a las críticas, el sistema fue aprobado de forma unánime por todos los gobiernos autonómicos en 2021 para sustituir el antiguo programa FEAD vigente hasta 2023. Arrancó en 2024 y busca ofrecer una alternativa a las personas en situación de privación material severa con niños o adolescentes a su cargo y lo financia el Fondo Social Europeo Plus (FSE+) que tiene entre sus objetivos la lucha contra la pobreza infantil.

“No es incompatible con la percepción de rentas mínimas ni con el Ingreso Mínimo Vital, estamos ante un programa más que, en este caso, busca mejorar la alimentación de las familias y que por sí mismo no va a acabar con la pobreza sino que viene a complementar otros programas. El sistema ya está implantado y, con todas las dificultades lógicas ante un cambio de modelo, el balance ha sido positivo”, explica en COPE Patricia Bezunartea es directora general de Diversidad Familiar y Servicios Sociales.

“Al empezar tarde el sistema las tarjetas solo se han podido recargar durante los últimos meses del año. Teniendo esto en cuenta, las familias vulnerables beneficiarias han recibido unos importes que podrían haber sido el doble, con lo cual, o bien les has ayudado la mitad de tiempo o a la mitad de las familias a las que podías haber llegado”, lamenta en COPE Ignacio Ayres Janeiro, director general de Servicios Sociales e Integración de la Comunidad de Madrid.

Las nuevas tarjetas monedero a cargo de la Comunidad de Madrid estarán listas en marzo de 2025. Hasta entonces las familias beneficiarias de las anteriores tarjetas podrán gastar el dinero recargado hasta el 31 de diciembre de 2024. Una vez pongan en marcha sus diferentes sistemas las regiones tienen previsto poderles incluir en sus tarjetas los importes correspondientes a enero, marzo y abril: “recargaremos las tarjetas con efecto retroactivo y contaremos la información de las bases de datos de todos los ayuntamientos sobre las familias vulnerables que calculamos serán unas 6.500”, señala Ayres.

Acreditando ingresos anuales por debajo de los 6.725 euros, las familias reciben un importe mínimo de 130 euros mensuales cuando la unidad familiar esta formada por dos personas y hasta un máximo de 220 euros que se entregan a familias formadas por cinco o más personas y las tarjetas monedero para comprar alimentos y también productos de higiene básicos. Y hasta el momento las recargas se han hecho de forma trimestral.

“La cantidad está muy por encima de lo que recibían en etapas anteriores pero es verdad que de lo que estamos hablando es de una alimentación básica. El modelo es imparable porque creo que tenemos que avanzar hacia una mayor dignificación y que ser pobre no tenga además una carga de señalamiento social o no la debe de tener”, subraya Bezunartea.

Lo que se modifica con respecto al anterior programa alimentario financiado con fondos europeos es que ahora se centra únicamente en familias con hijos para combatir así la pobreza infantil y en que permite a estos hogares poder funcionar como el resto de la población, en los supermercados, sin tener que acudir a las organizaciones sociales que antes les hacían llegar los productos procedentes de los Bancos de Alimentos y pudiendo elegir lo que más conviene a ese hogar entre los productos básicos habilitados.

Para los 54 Bancos de Alimentos, el cambio ha supuesto perder una cuarta parte de las toneladas de alimentos que repartían. Esperan acabar el año sin un descenso de las donaciones gracias a la gran recogida de alimentos de noviembre y a la solidaridad desatada tras la DANA en Valencia, pero calculan que el número de beneficiarios ha caído un 13 por ciento en 2024 con respecto al año anterior. Ha pasado según explica en COPE, el director de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), Francisco Greciano, de 1.2660.000 beneficiarios en 2023 a 1.100.000 en 2024.

“Hemos perdido el 26,8 por ciento de los alimentos que distribuíamos y esto ha supuesto un esfuerzo adicional que han tenido que llevar a cabo los Bancos de Alimentos para compensar estas pérdidas y también el 11 por ciento de caída de las donaciones acumulado hasta octubre y que esperamos poder equilibrar en el último trimestre del año”, afirma Greciano.

Consideran que el nuevo modelo de ayudas ha dejado fuera a perfiles de personas vulnerables sin hijos a su cargo; insisten en que también la forma de ofrecer las ayudas desde las ONG's que colaboran con los Bancos Alimentos está evolucionando para situarse lejos de lo que conocemos como colas del hambre con proyectos como economatos sociales que también permiten a las familias elegir los productos que mejor se adaptan a sus necesidades.

Confían en que la entrada en vigor este año de la nueva ley de desperdicio alimentario, que obligará a todos los establecimientos a donar todo lo que no vayan a poder comercializar, hace posible encarar con optimismo este 2025 para seguir siendo referentes en la recepción y redistribución alimentaria.

Recuerdan que con el anterior programa alimentario con FEAD atendían junto a Cruz Roja Española a 423.000 familias y cifran en 350.000, las que se han quedado fueran del nuevo sistema y que dependen de los Bancos de Alimentos, las Organizaciones No Gubernamentales y de los servicios sociales de los ayuntamientos y de las comunidades autónomas, sobre todo, familias con hijos mayores, personas mayores e inmigrantes.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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