"Mi madre aún se siente culpable por comprarlo": la realidad de las víctimas del aceite de colza tras 40 años
Una semana después, en COPE hemos querido descubrir cuál es la situación actual de los afectados por el aceite de colza que acudieron al Prado para hacerse escuchar
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19 de octubre de 2021. Ese día, un grupo de seis víctimas de la colza se encerraban en la sala de las Meninas del Museo del Prado en señal de protesta para denunciar la "humillación y el abandono" en el que se encuentran sumidos cuarenta años después de la mayor intoxicación alimentaria ocurrida en España.
Allí permanecían cerca de una hora y media. Los seis afectados llegaban por separado a la pinacoteca alrededor de las 10 de la mañana y se encerraban en la sala de Las Meninas, frente al cual desplegaban una pancarta con el mensaje "40 años envenenados y condenados a vivir como en 1981 por el abandono del Estado. Víctimas=Enfermas aceite de colza".
Una semana después, en COPE hemos querido descubrir cuál es la situación actual de los afectados que acudieron al Prado y, sobre todo, si han recibido algún tipo de respuesta por parte de las autoridades ante aquella protesta. La respuesta, ya te la anticipo... es: no.
Carmen Cortés es portavoz de la Plataforma "Seguimos Viviendo" con la que dan cobertura a los afectados por el Síndrome Tóxico y pretenden dar visibilidad a la enfermedad. Una de las primeras cuestiones que le planteábamos es cómo surge la idea de acudir al Museo. "Todo lo del Prado surge como resultado del hartazgo que hemos tenido durante todos estos años y después de estar tocando a todas las puertas", ha asegurado a COPE.
Aproximadamente son 20.000 las personas afectadas en España, aunque es una cifra que jamás podrá ser corroborada por la época en la que se produce esta intoxicación alimentaria.
La enfermedad, en palabras de la portavoz de la Plataforma (y que sufre de primera mano la dolencia) "no se cura. Todo lo contrario, empeoramos. Es la primera enfermedad rara de este país. Es degenerativa, crónica y de futuro incierto".
Con ella, hemos querido recordar el drama que se vivió en 1981 en España, fruto de este síndrome que afectaba sobre todo a las clases más humildes. "Empezó a enfermar mucha gente, había mucho desconcierto. Los hospitales se colapsaban como ahora. Se daban informaciones contradictorias y la gente estaba con picores, dolores... las familias enfermaban enteras y morían sin saber cómo ni por qué".
"ME PRESENTÉ VOLUNTARIO A LA MILI Y NO PUDE ACABAR"
Luis Miguel es otra de las víctimas por el aceite de colza y también estuvo presente en la sala de las Meninas para que escuchasen sus peticiones. Enfermó con 12 años. "Empezamos a caer enfermos. Yo tenía muchos picores, me asfixiaba, tenía una neumonía y acabé en el hospital. Y como no se sabía lo que ocurría me dejaron aislado y solo. Me traían la comida y eso es lo que recuerdo". Además, sus padres también contrajeron la enfermedad y todos los vecinos de su edificio.
Tuvo dificultades en el instituto ya que no podía seguir el ritmo normal de un niño sano. Impedimentos que le iban surgiendo por la enfermedad. "Me presenté voluntario a la mili. Y no la pude acabar. Les conté lo que ocurría y me dijeron que a casa". Además, indicaba a COPE que "no tenía esa delgadez. Era más bien el dolor interno".
Su primer trabajo también tuvo que abandonarlo. Era reponedor y su físico no le respondía. Luis Miguel estudió una carrera y comenzó a trabajar en banca. La enfermedad le limitó desde el diagnóstico.
El futuro lo observa "complicado. Los dolores han ido a más. Hay mucho más cansancio y fatiga. Inexplicablemente, no duermes. Te cuesta dormir y si no fuera por las pastillas que tomamos... ya empiezas a notar molestias. Lo veo complicado pero intento no pensarlo. Necesito ayuda psicológica y psiquiátrica y veo que esto va a ser así hasta el final de mis días".
"NO SABÍA LO QUE ERA EL SUEÑO"
Por último, nos sentamos a charlar con Mercedes. "Estoy hasta diez días sin poder cerrar los ojos. No sabía lo que era el sueño. Incapaz de dormir, muchísimos picores...yo no he podido trabajar nunca". Le conceden una incapacidad permanente total para su trabajo habitual como "ama de casa. No puedo hacerme una cama".
Esta afectada se levanta hasta hora y media antes para poder arrancar su día. Sus padres son mayores y su madre sufre también la enfermedad como ella. Está mal. Tal y como nos cuenta, "una prima mía que tenía 7 años también está enferma. Y me da mucha pena porque tengo que escuchar a mi madre decir que se siente culpable por haber comprado aquello. Es el estigma que tienen las personas más mayores y es horrible".
Una realidad a la que pretenden dar voz para recibir algún tipo de solución para la mejora de su calidad de vida. Una enfermedad que paralizó a la España de los 80 y que todavía continúa muy latente en las vidas de 20.000 ciudadanos.