Más de 37.000 personas viven en la calle en España: 3 de cada 4 son hombres y la mitad tienen menos de 45 años
Antonio ha pasado de trabajar en un subterráneo a poder pagarse un terreno
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37.117 personas viven en la calle en España según los cálculos de HOGAR SÍ que promueve el fin del sinhogarismo en nuestro país. Consideran soluciones de emergencia los albergues y los comedores sociales, que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), están utilizando 28.552 personas en 2022, un 24,5 por ciento más que hace 10 años. Para erradicar el problema la clave, subrayan, son las soluciones de vivienda.
Dicho y hecho. Solo desde 2014 en HOGAR SÍ han atendido a 1.500 personas sin hogar facilitándoles el acceso a una vivienda con una renta flexible en función de los ingresos de cada persona y acompañándoles en todo lo necesario para dejar atrás la calle y todos sus peligros.
La esperanza de vida de quienes no tienen un techo bajo el que cobijarse es 30 años inferior a la de la media de la población y casi 6 de cada 10 tienen algún síntoma depresivo, 5 veces más que la media nacional.
Cuando a Antonio le contactaron hace 4 años para decirle que le daban acceso a una vivienda casi no podía creer que fuera cierto. Hasta entonces su vida había sido pura inestabilidad desde la infancia que pasó en distintos hogares de acogida a las calles de Madrid a estar de okupa en unos terrenos en Campamento donde se construyó su propio refugio mientras sobrevivía pidiendo en un subterráneo y con los trabajos siempre precarios y esporádicos que le iban saliendo.
“Tenía gente fija que me daba o 5 euros o 1 euro o 50 céntimos y tus 20 o 15 euros según el día pues los sacabas, yo vivía al día. Estuve 8 años en ese subterráneo hasta que conocí a los del Samur Social me ofrecieron entrar en el sorteo de los pisos de Hogar sí y aquí estoy súper contento claro. En todo el tiempo que he estado en esta casa he tenido que cambiar mucho y he llegado a la conclusión de que, si te ayudan, se puede salir” explica Antonio que nos recibe en su piso de una habitación que comparte con sus dos perros y su gata, un salón, una pequeña cocina, un baño y un balconcito.
Muy orgulloso de su trayectoria y de haber logrado estabilizarse con un trabajo de vigilante y también agradecido por todo el apoyo recibido nos muestra la foto del día en el que le entregaron las llaves. Junto a él en esa imagen que ocupa un puesto destacado de su salón está Enrique, el técnico de HOGAR SÍ que le ha acompañado durante los últimos años y con el que ya está diseñando la que Antonio ha bautizado como su “operación salida” y que consiste en dejar ese piso situado en Alto de Extremadura en Madrid e irse a vivir al campo con su actual pareja de origen ucraniano.
“Mi vida ha cambiado el 100x100 de no tener nada y estar estancado en la calle pensando que de ahí no saldría nunca y tener que entregar a mis hijos para que pudieran sacarlos adelante a estar ahora haciendo un plan de ahorro para ver si puedo comprarme el terreno con el que sueño en Fuensalida (Toledo), dejar este piso, sacarme el carné de conducir. Este piso ha sido una oportunidad única en mi vida y a cualquiera que la tenga lo que le pido es que la aproveche y que no vuelva de nuevo a la calle”, señala.
Lejos de acabar como su tío Eugenio que “se quedó tieso con un cartón de vino a la entrada de un cementerio y solo”, Antonio visualiza su futuro exactamente como el paisaje el cuadro que preside su cabecero y, al filo de cumplir los 50 años, se imagina viviendo: “en el campo, con mi huerta y mis animales, sentado en mi porche de mi casa”.
El 97 por ciento logra mantener su vivienda
La historia de Antonio no es un caso único. Y es que, según explica en COPE la presidenta de HOGAR SÍ Marian Juste “el éxito con la metodología de “Housing First” que es la que hemos importado de Estados Unidos, Canadá y de los países nórdicos -que también la están utilizando es del 97 por ciento y en España solo una persona rechazó nuestra propuesta y era porque no podía creerse que de verdad le fuéramos a facilitar el vivir en un piso”.
Lamenta que como refleja la última “encuesta de las personas sin hogar 2022” del INE que la presencia de jóvenes sin hogar se haya multiplicado por 300 en la última década y que los datos publicados el pasado octubre sean los primeros desde 2012 porque refleja que medir la realidad del sinhogarismo en España no ha sido una prioridad y todo a pesar de que es algo estructural como en otros países.
Los datos del INE reflejan un aumento drástico del 24,5 por ciento de las personas atendidas en centros asistenciales de alojamiento y restauración entre 2012 y 2022 en España. En HOGAR SÍ elevan la cifra de personas que viven en la calle un 30 por ciento hasta las 37.117 personas, lo que supondría un aumento de otro 14 por ciento con respecto a los registros de hace una década.
3 de cada 4 personas sin hogar son hombres y la mitad tienen menos de 45 años según esta última estadística oficial. 4 de cada 10 personas que recurren a los albergues y comedores sociales llevan más de 3 años sin un alojamiento propio. Una situación a la que llegaron por empezar de cero tras llegar de otro país (28,8 por ciento), la pérdida del trabajo (26,8 por ciento) y el desahucio de su vivienda (16,1 por ciento).
5 de cada 10 personas que viven en la calle tienen hijos y solo 2 de cada 10 aseguran haber vivido hasta los 18 años en un entorno familiar sin problemas o conflictos graves. En casi 9 de cada 10 casos duermen cada noche en el mismo lugar, 7 de cada 10 no tienen empleo. Un tercio cobra algún tipo de ayuda pública pero otro 29,9 por ciento asegura no tener ninguna fuente de ingresos, 10 puntos más que en 2002.
El 82 por ciento consideran que necesitarían una vivienda o una habitación para poder salir de la situación que se encuentran. Un 78 por ciento afirma que necesitaría un trabajo y el 38 por ciento una prestación económica.
Dejar atrás esta situación no es fácil. “Son historias de gran capacidad de superación, un ejemplo increíble y hay todo tipo de casos: hombres, mujeres y jóvenes. Personas con vidas muy difíciles y otras que han tenido una vida normal que en un momento se ha truncado y han acabado en la calle”, señala Juste.
Para salir del sinhogarismo hace falta, subrayan, voluntad y apoyo como el que brinda Enrique Burgos, técnico de HOGAR SÍ, y encargado de acompañar a Antonio, entre otras muchas personas en su larga experiencia de trabajo social: “son muy bonitos y emotivos los momentos de llegada al piso, en el caso de Antonio fue un poco atropellada pero sin grandes incidentes”.
Son muchos los servicios que las 400 personas que como Enrique trabajan en HOGAR SÍ “desde una acogida en el programa cuando entran a asesoramiento, información y orientación, apoyo emocional, escucha activa, cobertura de necesidades, gestión de crisis, prevención del suicidio, identificación de fortalezas, integración comunitaria, servicio de reducción del daño y recuperación”.
“La evolución de Antonio ha sido muy grande y hacia arriba, está trabajando y ya estamos planeando su salida del programa porque al final es el objetivo” subraya.
Y es que si todo sale bien, como ocurre, en más de 9 de cada 10 casos, Antonio no volverá a malvivir en la calle.
La estrategia de “housing first” va calando y son cada vez más los ayuntamientos que optan por multiplicar iniciativas como la que promueve HOGAR SÍ que de 400 viviendas tiene previsto pasar a gestionar 1000. Son los servicios sociales quienes les derivan las personas a las que atienden. A cambio de financiación pública, les buscan diferentes pisos y fijarán una renta flexible adaptada a las posibilidades de cada persona.
Se trata de dejar atrás el tradicional modelo de escalera, con el que las personas en situación de sinhogarismo tienen que superar diferentes etapas y pasar aun modelo que arranca con una solución de vivienda. Se trata de reconstruir vidas entregando unas llaves y acompañando a cada persona en todo lo que pueda necesitar.