¿Nos estresa la Navidad? Una psicóloga explica por qué sentimos más agobio en estas fechas
Ana Magaz nos explica que si durante el año vamos cargando la mochila, llegamos a estas fechas con un fardo demasiado pesado
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Que la Navidad es una época estresante, llevamos escuchándolo toda la vida. Seis de cada 10 adultos españoles así lo confiesan, y más estas con los precios por las nubes, lo que provoca ansiedad al 87% de la población. Cierto es que agravan y mucho el trastorno que padece el 7% de la población, pero realmente, ¿nos estresa la Navidad?
¿Quién no ha escuchado alguna vez la expresión “la Navidad me estresa”? Hay que reconocer que es una época del año distinta a todas las demás y que cada uno vive como puede, con su mochila emocional a cuestas y su nivel de exigencia para contentar y agasajar a los suyos. No es una expresión vacía. Hay muchos estudios realizados en todo el mundo que determinan que es así. Que hay más estrés y por consiguiente, más nivel de ansiedad. Nascia, que aplica un método propio para el control de estos trastornos, ha realizado una encuesta y se ha encontrado con que 6 de cada 10 adultos españoles sufren estrés y ansiedad en estas fechas, por las compras y los compromisos sociales. A lo que hay que sumar ¡la subida de precios: el 87% está agobiado, por lo que cuestan hoy las cosas que tenemos que comprar, según una encuesta de Ipsos.
Pero no nos llamemos a engaño: la Navidad no nos produce la ansiedad y el estrés, eso lo traemos puesto del resto del año. El problema es que la agrava.
La psicóloga Ana Magaz, nos explica que si durante el año vamos cargando la mochila, llegamos a estas fechas con un fardo demasiado pesado que puede hacer que doblemos, porque “en esta época tenemos un cambio físico, aumenta el frío, hay menos luz, las calles están muy iluminadas, hay euforia o tristeza… cambia el entorno, todos los cambios afectan”. Pero “no son las navidades las que provocan el estrés y la ansiedad excesiva. Si no que es lo que ha venido sucediendo durante el año. Otra cosa es si te gustan más o menos y las emociones que tienes asociadas o condicionadas a estas fechas en función de tu historia de vida”. Si llegamos con estrés y ansiedad, en Navidades, se agrava y eso “afecta a nuestra biología: al sistema endocrino, al digestivo, al sueño… a lo que tengas más vulnerable”.
Cada persona las vive de una manera distinta
Si se trata de alguien que vive rodeada de pocas personas, deseando de ver a su familia, deseando celebrar las Fiestas porque le encantan, va a estar más a gusto. El problema vendrá cuando se terminen, “puede tener una sensación de pérdida”.
Si es una persona estresada, con problemas de ansiedad, que tiene problemas incluso con el sentido de su vida, “este tipo de eventos pueden suponer un aumento de esa sensación”
Pero hay personas que por circunstancias personales, por vivencias o por enfermedad las afrontan “como un castigo” y no como fechas para compartir y celebrar. En este caso es el momento de “tomar una decisión-aconseja la psicóloga- por ejemplo, explicar que por mis circunstancias, por el momento que estoy viviendo, voy a participar de una manera limitada, voy a ir a esta cena, pero no me quedo a la sobremesa, o no voy a participar en esta comida, pero me acercaré al café, si es la persona encargada de siempre de preparar la celebración, cambiar el lugar y quien lo organiza, e incluso cambiar la celebración. Es el momento de que esa persona que se conoce y sabe que le va a perjudicar, tome decisiones para que no le perjudique. Tenemos que comprender que la evidencia es distinta, la experiencia es distinta y si queremos ayudarnos tenemos que comprender a esta persona y podemos ayudar para que las circunstancias de estas personas no se agrave”.
“Tenemos que tener muy claro que si nos importa nuestro bienestar tenemos que tomar decisiones-añade Ángela Magaz- tómalas y haz que los demás lo comprendan. No pongas excusas, porque eso es lo que hace que se enfaden los que te quieren”.
¿Y si se nos ha ido una persona muy querida?
La primera Navidad sin un padre, o una madre o sin un hijo, sentados a la mesa, suele ser muy dura. Carlos Hernández, profesor de sociología y trabajo social de la Universidad pontificia de Comillas, nos dice que no hay fórmulas mágicas para mejorar esa situación, pero lo que sí tiene muy claro es que “hay que dejar fluir las emociones. Lo que no podemos es negar la tristeza. Tenemos que intentar no hundirnos en una emoción que nos estropee todas las navidades, pero si has perdido a alguien tienes que estar triste. No puedes hacer como si no hubiese parado nada”.
El experto nos aconseja que “nos demos permiso. Permiso para estar triste, para tener un mal momento, para acordarte, para echarle de menos, pero tenemos que gestionar esa tristeza de forma que nos atrape”.
Y hay formas de, al menos, intentarlo. “No pasa nada porque tú le plantees a tu familia que este año te apetece menos la cena de Nochebuena porque vas a estar triste, y ellos deben entender esa tristeza y debería acompañarte en esa tristeza. El mero hecho de hablar de tu emoción, de contar como te sientes, de recordar al ser querido y hablar de él, debería ayudarte no a evitar la tristeza, pero sí a gestionarla. Por parte de la gente que nos acompaña es importante que nos dejen hablar de cómo nos sentimos y nos escuchen, porque a veces obligamos a otra persona a ser feliz, decimos mucho eso de ‘tienes que animarte, no pienses en él ahora Y es antinatural no pensar en esa persona en unas fechas tan señaladas y tan familiares”.