Notas cada vez más altas y desigualdades patentes en el Bachillerato y la EvAU

Los expertos abogan por volver a recortar el peso del Bachillerato y por una selectividad más homogénea entre comunidades autónomas

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Cada vez más patentes las desigualdades en Bachillerato y la EvAU

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

9 min lectura

Buena parte de los 200.000 alumnos que este año se han examinado de la EvAU en España siguen inmersos en la elección de un grado universitario para el próximo curso. Las notas que han alcanzado han ido aumentando en los últimos años, pero no todos los estudiantes tienen las mismas posibilidades de acceder a las carreras más demandadas, algo que depende mucho tanto del tipo de colegio en el que hayan estudiado como de la Comunidad Autónoma en la que residen.

La nota media final que obtienen los alumnos tras la Selectividad -resultante de las notas media de todo el bachillerato (6 puntos), de las asignaturas obligatorias de la EvAU o fase general (4 puntos) y de las optativas o fase específica (4 puntos)-, ha pasado en España de un 8,75 sobre 14 en el curso 2015/2016 a un 10,34 en el curso 2021/2022 lo que supone un aumento de casi el 20 por ciento en esos 6 años. Así lo refleja el informe “La subida de las notas de Selectividad ¿Inflación o competición?” de Esade, que achaca la considerable subida tanto a un aumento artificial de las notas como a la mayor competición entre alumnos para acceder a los grados que mayor nota de corte requieren.

Según explica a COPE uno de sus autores, el catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la UNED y senior fellow de Educación en EsadeEcPol, Juan Manuel Moreno “hay inflación o, lo que es lo mismo, una subida artificial de las notas, a mismo desempeño mayor calificación, pero también ha habido y hay cada vez más competición, sobre todo, entre un número creciente de alumnos en la parte más alta de rendimiento académico".

"Tenemos distintos colectivos de alumnos jugando a distintos juegos: los hay que juegan al 14, los hay que juegan al 10 y otros que se conforman con aprobar, cada estudiante tiene su propio objetivo y aspiración. Para quien aspira a entrar en un grado que tiene una nota de corte de 12,8 o 13,2 aprobar no sirve de nada para esos alumnos que son cada vez más, para ellos aprobar es suspender porque no les basta ese resultado”.

Tras analizar el Sistema Integrado de Información Universitaria del Ministerio de Universidades que incluye a todos los estudiantes que han realizado la Selectividad desde 2013, concluyen que al menos dos indicadores sugieren una mejora de la nota por una mayor competición entre alumnos.

El primero es el hecho de que la mayoría del aumento en la nota global de acceso entre 2013 y 2019 se deba a una mejora de las calificaciones en la fase específica. Presentarse a ella es optativo y, por tanto, quienes lo hacen los alumnos que buscan obtener una nota de corte lo más alta posible.

También han constatado cómo la subida de notas en la fase general es más pronunciada en el alumnado que acude a universidades públicas con respecto a universidades privadas que tienen su propio examen de acceso y que, por lo general, exigen notas finales más abordables que las públicas.

“Ese grupo de élite de los estudios más demandados y prestigiosos se mantiene. La calidad de los alumnos y lo que tienen que esforzarse y competir para acceder a ese grupo de élite ha subido y con ello la calidad y la preparación de esos alumnos. En mi opinión y experiencia de 41 años como profesor de universidad el nivel con el que llegan los estudiantes a los estudios superiores no ha bajado aunque la democratización del acceso a la universidad pueda indicar lo contrario” subraya Moreno.

Otros factores, sin embargo, avalan la tesis de quienes defienden que las notas se han ido inflando progresivamente. Solo las medidas adoptadas para compensar el cierre escolar derivado del COVID en 2020 supuso un aumento de medio punto en la nota final de admisión de los alumnos al permitirles descartar preguntas en todas las materias de la EvAU.

Previamente, la reforma educativa de 2017, que redujo las opciones de escoger materias tanto para la fase general como para la específica, provocó que las comunidades autónomas y las universidades públicas permitieran que se ponderara 2 veces una de las materias obligatorias aumentando así también de forma artificial la nota final de Selectividad y de las notas de bachillerato con las que muchos centros educativos optaron por compensar los posibles efectos perjudiciales para sus alumnos del cambio normativo.

“Lo que ha sucedido en los últimos 10 años y, sobre todo en los últimos años, y lo hemos visto claro con el Bachillerato es una inflación de las notas, en especial de los sobresalientes” subraya Moreno.

De hecho, 2 de cada 10 estudiantes obtienen un sobresaliente en el Bachillerato en España, una nota que luego alcanza menos del 6 por ciento del alumnado en la fase general de la Selectividad, según recoge el estudio “Notas de acceso a al Universidad: ¿son equitativas?” publicado por el Observatorio del Sistema Universitario que cifra la nota media del bachillerato en el 7,8 en 2022 en el estudiantado declarado apto para el acceso a la universidad y en un punto menos, el 6,8 la media de la fase general de la EvAU, con un porcentaje de 9,8 por ciento de personas no aptas (esto es, con bachillerato aprobado, pero nota de acceso suspendida).

El informe denuncia dos problemas de inequidad para lograr plaza en las carreras con alta demanda. La primera es la existencia de mayores porcentajes de alumnos con notas sobresalientes en los colegios privados seguidos de los concertados con respecto a la escuela pública; unas notas que luego no se reflejan en la prueba general de la Selectividad pero, que al pesar un 60 por ciento en la nota final de acceso a la universidad, favorecen al alumnado con mejores notas en el instituto.

A ello hay que añadir, subrayan desde el Observatorio, las diferencias entre las distintas comunidades autónomas en las notas de la fase general de la EvAU por distintos criterios de corrección. En un sistema de distrito único como el nuestro, en el que cualquier alumno puede estudiar en cualquier punto de España, salen beneficiados quienes viven en las regiones que puntúan más generosamente este apartado de la nota final.

Así, por ejemplo, el porcentaje de alumnos con notas de bachillerato sobresalientes varía del 12,7 por ciento de Baleares al 28,2 por ciento de Murcia que junto a Canarias o Extremadura van siempre a la cabeza en los porcentajes altos de estudiantes con una calificación de la menos 9 independientemente del tipo de colegio en el que estudian.

Otra prueba de inequidad es el hecho de que el porcentaje de estudiantes de sobresaliente en la fase general de la PAU sea más de 6 veces mayor en Asturias que en Baleares.

En algunas regiones el porcentaje de sobresalientes en el bachillerato duplica los obtenidos en la fase general de la PAU mientras que en otras comunidades la cifra es 9 veces superior.

¿Es posible un sistema más justo?

Los expertos consultados por COPE creen que es no solo posible sino también deseable un sistema más justo de acceso a la universidad para los alumnos. Desde ESADE, apuntan a volver a rebajar el peso específico de la nota media del bachillerato en el cómputo de la nota final hasta el 50 o el 40 por ciento (frente al 60 por ciento actual).

“Visto que las desigualdades entre centros y también entre comunidades autónomas se produce en mayor medida en la nota de bachillerato que en las pruebas una de las opciones es reducir el peso que tiene esa nota media de bachillerato en la nota final y en darle más importancia a la fase general porque al menos las PAU, incluso a pesar de la descoordinación entre comunidades autónomas, son pruebas anónimas, objetivas y reguladas a nivel estatal y, por tanto, más equitativas que las notas del Bachillerato y sus resultados deberían ser, por tanto, más relevantes de lo que lo son actualmente”, explica a COPE Vera Sacristán presidenta del Observatorio.

Piden además que se haga público cada año las distribuciones de notas de cada uno de los centros de bachillerato y criterios de corrección de las PAU más homogéneos y coordinados entre comunidades autónomas.

En juego entrar en la carrera que quieres o cambiar de rumbo

Carmen, de 21 años, logró su sueño y está en el ecuador de su carrera de Medicina. En su caso la estrategia para obtener la mayor nota de corte posible comenzó con un cambio de instituto para cursar el Bachillerato en un colegio concertado: “lo hice porque necesitaba obtener una nota de corte muy alta y en ese centro los profesores estaban más encima y daban más oportunidades al alumno pero tuve que ponerle mucho esfuerzo y empeño. Fueron dos años complicados y considero que hice bien en cambiarme aunque finalmente mi nota final no me diera para estudiar en la Universidad Pública como quería”.

Aboga por una EvAU única en toda España “para competir en igualdad de condiciones porque no es justo que las pruebas sean más difíciles en unas comunidades autónomas y que por ello te quedes sin la plaza o tengas que costearte una universidad privada”.

Ignacio Ceballos tiene 19 años y no le resultó difícil la EvAU aunque admite que en su caso fue una gran ayuda el que todavía estuvieran vigentes las medidas del COVID. No logró el 11,4 que necesitaba para arquitectura y actualmente estudia Edificación en la Politécnica de Madrid.

La reforma pendiente del resultado electoral

Ahora mismo la futura Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) está en el aire. Tras la entrada en vigor de la LOMLOE sigue pendiente. Tras las críticas suscitadas por los borradores que circularon, el Gobierno optó por retrasar su entrada en vigor. Actualmente estamos en fase de pruebas piloto hasta alcanzar un diseño definitivo para una nueva prueba que no acaba de llegar y que podría no llegar a ver la luz tras las elecciones del 23-J.

Y es que, según Moreno, “no hay que descartar que volvamos a la casilla de salida, cosa que ha ocurrido con la Selectividad en toda su historia de medio siglo. Esto de reformar los exámenes públicos es muy difícil y esto explica que siga vigente hoy una prueba diseñada y legislada en 1973, en el régimen anterior”.

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