El parricida de Socuéllamos dice no recordar cuántas veces apuñaló a su padre
Tampoco sabía qué llevaba en la mano cuando acudió al dormitorio de su padre para acabar, en última instancia, con su vida
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Carmelo I.G., acusado de un delito de homicidio doloso por haber dado muerte a su padre de 82 años a navajazos en mayo de 2019 en Socuéllamos (Ciudad Real), ha asegurado este lunes ante la Audiencia Provincial de Ciudad Real, donde es juzgado por un tribunal popular, que no recuerda cuántas veces apuñaló a su progenitor.
Durante la primera sesión de la vista oral, el acusado, que sufre un reconocido trastorno mental, a preguntas de la defensa, ha dicho no recordar cuántas veces le clavó la navaja a su padre, un hecho que ha dicho que sucedió después de que su progenitor le diera varios empujones cuando regresó a su casa borracho y drogado.
El acusado, que ha sido parco en palabras al responder a la fiscalía y algo más explícito al hacerlo a la defensa, ha asegurado que no sabía qué llevaba en la mano cuando acudió al dormitorio de su padre, donde, según el ministerio público, le propinó cuatro navajazos en el cuello y, según la defensa, "tan sólo uno, con tan mala suerte que acabó con su vida".
El procesado ha reconocido que la discusión primero comenzó en la cocina de la casa, donde su padre le dio un primer empujón por la espalda, tras lo que le dijo a su padre: 'usted ya viene a liarla, por qué no se va a la cama. Váyase a la cama que no quiero liarla", para después seguirlo hasta el dormitorio y recriminarle que le reprendiera cada vez que salía de casa.
Entonces su padre le volvió a empujar en el pecho, momento en el que le golpeó y su padre cayó boca arriba en la cama y vio que tenía sangre, tras lo cual huyó de la casa por una ventana para esconderse, no sin antes recoger de su dormitorio la cartilla y la tarjeta de crédito.
Carmelo I.G. ha reconocido, a preguntas de la defensa, que su intención al ir a la habitación de su padre nunca fue la de matarlo, tan sólo "de discutir", y ha asegurado estar arrepentido de lo sucedido y que le ha pedido perdón tanto a su madre como a sus hermanos.
También ha puntualizado que el día en que sucedieron los hechos iba "muy borracho y drogado", después de haber visitado hasta cinco bares en Socuéllamos, donde consumió cervezas, chupitos y cocaína.
También ha reconocido que su relación con su padre no era buena, dado que éste le pegaba desde pequeño y siempre le recriminaba que no trabajara, que fuera un borracho y un drogadicto.
La fiscal ha mantenido durante el juicio que el hijo de la víctima es el único culpable de un homicidio consumado, lo que reconoció primero ante la Guardia Civil cuando lo detuvo y después durante el reconocimiento que le realizó un médico forense.
Aunque ha defendido que no hubo alevosía ni ensañamiento, sí ha considerado que existen los agravantes de parentesco y abuso de superioridad, teniendo en cuenta la diferencia de edad que existía entre el padre, de 82 años en el momento de la muerte, y el procesado, que entonces tenía 43 años.
La fiscal ha señalado que el trastorno mental y el consumo de alcohol pudo mermar la capacidad del acusado, lo que puede ser considerado un atenuante, si bien ha señalado que mantendrá la petición de pena de trece años y medio de cárcel por este homicidio.
El juicio continuará mañana con la presentación de las pruebas testificales, en una jornada en la que está previsto que declaren siete policías y una de las hermanas del acusado.
El miércoles está prevista la última sesión de la vista, con la declaración de los peritos forenses y la reconstrucción de los hechos por parte de la policía científica.