La población aumenta, pero la crisis demográfica sigue siendo un problema

La inmigración se ve como una de las pocas soluciones viables frente al despoblamientp y los pueblos y zonas rurales vacías. Nace menos gente de las que mueren, y es un problema

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La población sube, pero la crisis demográfica sigue siendo un problema

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Según los datos que ha actualizado el Instituto Nacional de Estadística (INE) hoy, en España somos 48.797.875 de personas. Desde el año pasado esta cifra ha ascendido un 0'86%, en gran medida gracias a la inmigración, que sube un 4'63% respecto a 2023 y ya son más de 6.600.000 residentes extranjeros en España. La mayoría de comunidades autónomas crecen, menos Extremadura, Andalucía y Castilla y León.

El crecimiento no acaba con la crisis demográfica, en España siguen falleciendo más personas de las que nacen y apenas tenemos más de un hijo por mujer, cuando lo necesario “para regenerar las generaciones, serían 2'1 hijos por mujer en edad de procrear”, explica el catedrático de Geografía Humana, Rafael Puyol.

Inmigración como única solución

La inmigración se está consolidando como el único escudo contra la despoblación, gracias a su llegada, se está invirtiendo lo que sería un crecimiento negativo muy agudo, también están frenando el descenso de la natalidad. Está siendo un factor muy positivo para los expertos, “casi tendría que exclamar ¡bendita inmigración!” dice Rafael Puyol.

Una treintena de residentes del Centro de Inmigrantes de Ceuta parten hasta la península

Pero las llegadas desde el extranjero no consiguen paliar el envejecimiento de la población. Un asunto que, al mismo tiempo, supone una conquista social y plantea una serie de retos complejos para el futuro. Porque vivir más y en mejores condiciones es algo de lo que nos debemos sentir orgullosos como sociedad, pero tenemos que prestar atención a las pensiones, a los gastos en sanidad y al aumento de personas con discapacidad o dependencia.

El gran reto de España es la despoblación del interior peninsular que, salvo algunas excepciones, expertos como Rafael Puyol, lo califican de desierto demográfico. Pese a la ligera subida de población general que protagoniza la llegada de inmigrantes, el reparto sigue siendo muy desigual. Los inmigrantes no terminan de llegar a los pueblos más allá de las zonas de agricultura intensiva, el fenómeno no está generalizado más allá de estas zonas. Otro fenómeno del que se habla como posible factor de repoblación del mundo rural es el teletrabajo. Realmente, desde que se acabó la pandemia, la gente que se fue a vivir a las zonas rurales, terminó regresando a las grandes ciudades, por lo que tampoco parece que, ahora que el teletrabajo está aun menos extendido, este factor vaya a resultar de ayuda para remontar la situación de los pueblos.

Unos pueblos que viven en esta época estival, un repunte de gente, que les da un ligero respiro. Las fiestas patronales, las vacaciones y el turismo vuelven a llenar, temporalmente, la España rural. Aunque es durante un periodo de tiempo demasiado efímero e insuficiente, este tipo de turismo ayuda a preservar las tradiciones y la cultura de estas poblaciones.

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