¿Por qué gritamos cuando estamos asustados?

Es el protagonista indiscutible de cualquier película de terror. Un grito agudo. Con su música de fondo de suspense, y te imaginas cerca el momento. Hasta que llega el susto. Son innumerables los clásicos de este género: Scream, Psicosis o El resplandor.

No obstante, seguro que nunca has pensado por qué tienes esa actuación inconsciente que nos hace gritar ante un momento de sorpresa o susto. Existe un estudio de la Universidad de Nueva York, publicado en la revista Current Biology, ha intentado resolver esta duda.

Para llevar a cabo este proyecto, los dos investigadores recogieron los gritos de 19 voluntarios y sacaron diferentes conclusiones. La principal premisa que dedujeron fue que nuestro cerebro no interpreta los gritos de la misma manera que otros sonidos.

El grito como señal de defensa ante el enemigo

Cuando escuchamos atentamente a cualquier individuo hablando, interpretamos de forma instintiva su edad, género o tono. Todo con un objetivo: contextualizar. Sin embargo, cuando escuchamos (valga la redundancia) un grito estridente la señal se “envía” desde el oído a la amígdala que activa circuitos asociados al miedo de manera inmediata. Por ello, cuanto más cambia el sonido, más terror da el grito en cuestión.

Como curiosidad, otra de las conclusiones que dedujeron fue que los gritos nuestro cerebro los interpreta de manera muy similar a cuando escuchamos la alarma de un reloj, ya que comparten el mismo rango de frecuencias.

De igual forma, los investigadores neoyorquinos descubrieron que los gritos no sólo “sirven” para lanzar una advertencia sino para ahuyentar a aquellas personas que pretenden hacernos daño. Por este motivo, cuando discutimos con alguien elevamos de manera inconsciente nuestro tono de voz. Para defendernos y tratar de convertir en alguien sumiso a la otra persona. Es una forma de salvaguardarnos y protegernos adecuadamente. De hacernos ver.

En términos más especializados, nuestro cerebro le ordena a las glándulas suprarrenales que liberen adrenalina que es la hormona que nos prepara para el peligro. La descarga de esta adrenalina es lo que provoca una serie de efectos en nuestro organismo, entre ellos el grito. Y seguro que tú estás recordando ese momento en el que te subiste a una montaña rusa o fuiste a un parque de atracciones. En el momento del ascenso hacia esa "cima" o tope de la atracción, la adrenalina se eleva sobremanera en nuestro organismo. Por ello, cuando llega el momento del descenso y del aumento de la velocidad... es cuando gritamos. Es una forma de liberar esa hormona que dice inconscientemente "cuidado".