¿Qué hago si mi hijo se resiste a salir de casa?
Llevan ya varios días disfrutando de la calle, pero muchos niños se resisten a salir, no siempre por miedo, hay más razones
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Pese a que los niños llevan ya varios días disfrutando de la calle, muchos aún se resisten a salir ante la sorpresa y preocupación de sus padres ¿sufren a su modo un síndrome de la cabaña o hay algo más?
SÍNDROME DE LA CABAÑA
"El síndrome de la cabaña no representa una psicopatología, por lo que no está tipificado como trastorno mental, sino que se trata de un cuadro psicológico de tipo ansioso que se manifiesta como miedo a recuperar la rutina y salir al exterior tras un largo período de encierro", aclara a cope.es Lara Garrido, psicóloga sanitaria de Grupolaberinto.
Se trata de un síndrome que puede manifestarse a través de síntomas físicos como "temblor, sudoración en las manos, taquicardia, alteraciones del sueño o sensación de letargia, de emociones como miedo, pánico, angustia, ansiedad, tristeza o apatía y alteraciones cognitivas como dificultad para concentrarse, creencias irracionales y pensamientos rumiativos o anticipatorios", afirma.
NUESTRO HOGAR, NUESTRA CABAÑA
De la noche a la mañana nos hemos visto confinados en casa y muchas personas se encontraron de golpe con dificultades para sobrellevarlo. Ademas, "nos hemos visto sobreexpuestos a información sobre el virus, advertencias acerca de su extrema facilidad de contagio, la crudeza de sus síntomas o las cifras de fallecidos, lo que ha generado que paulatinamente nuestra casa se haya convertido en nuestro refugio, el lugar donde nos sentimos protegidos y a salvo de un peligro inminente", explica la experta. De este modo, "nuestro hogar representa ahora el único lugar en el que podemos controlar la situación".
En el caso de los niños, señala Garrido, "son una población especialmente vulnerable, ya que para que comprendieran la importancia del lavado de manos y de permanecer en casa, el motivo por el que no podían ir al colegio o visitar a sus abuelos, nos hemos afanado en advertirles sobre el peligro del coronavirus".
Debemos de tener en cuenta que los niños no tienen acceso a toda la información, "les llega de forma parcial, lo que nosotros les contamos y las imágenes y noticias a las que hayan tenido acceso. Muchos niños han tenido que lidiar con la pérdida de algún ser querido o de algún amigo. Esto sumado a toda esa comunicación no verbal que hemos podido transmitirles a lo largo del confinamiento -gestos de preocupación y conductas casi compulsivas de limpieza en casa-, conforman una información con una enorme carga emocional, que ha podido generarles un gran impacto".
Además, especialmente los más pequeños, "no tienen la misma percepción que los adultos de lo que es un virus. A muchos se les ha explicado que es un bicho malo que está fuera y que es muy peligroso, lo que ha podido distorsionar su percepción y resultarles más confuso salir fuera de casa".
Pero no todo es miedo a ese bicho peligroso que han puesto rostro en su imaginación. Los hay que simplemente prefieren no salir fuera por pereza, desgana u otras razones. "El estado de cuarentena y el teletrabajo les ha brindado la oportunidad de pasar más tiempo con sus seres queridos". Además, la salida a la calle, en cierta forma ha sido decepcionante, "aunque ahora pueden salir, los niños no pueden disfrutar de la mejor parte que brinda el exterior: jugar en el parque y especialmente, interactuar con sus amigos por lo que no resulta tan motivador y emocionante como de costumbre".
NIÑOS MÁS SENSIBLES
Entre los niños más susceptibles de presentar este síndrome, se encuentran "aquellos con mayor tendencia a presentar miedos o con una gran sensibilidad".
Hay que tener especial atención a aquellos niños que presentan problemas a la hora de socializar, "ya que pueden encontrar en el confinamiento, el escenario perfecto para justificar su falta de interés por interactuar con los iguales, acomodándose en esta situación excepcional".
En términos de apego, "los niños más vulnerables a estas experiencias son aquellos que reciben un apego ansioso-preocupado de su principal figura de apego". Recuerda que las interacciones entre el adulto y el niño, generan que se establezca un círculo de seguridad a partir de tres necesidades básicas: "permitir al niño salir del círculo, dotarle de libertad para explorar, facilitarle su regreso dentro del círculo cuando necesite protección y proporcionarle los cuidados de forma afectuosa y protectora".
"Como resultado de este fallo en la exploración es habitual que estos niños presenten preocupaciones, miedos y sentimientos de inseguridad, al haber recibido de forma constante el mensaje de que hay que ir con mucho cuidado porque el mundo es un lugar peligroso, lo que a menudo desemboca en sentimientos de baja autoestima, problemas de autoconfianza y alta expresividad emocional".
CÓMO AFECTARÁ EN SU VUELTA AL COLE
Lara Garrido considera que a consecuencia de este síndrome los pequeños pueden presentar algunas dificultades en el aprendizaje, ya que los estados de estrés y ansiedad "tienen efectos negativos sobre la atención, la concentración y la memoria".
Pese a los enormes esfuerzos de maestros y docentes por continuar con la actividad lectiva, los niños han desconectado por demasido tiempo de la rutina escolar, por eso "adaptarse de nuevo a la dinámica académica, requerirá tiempo y mucha paciencia".
CONSEJOS PARA SUPERARLO
La psicóloga Lara Garrido da seis consejos para conseguir minimizar este síndrome en los niños:
1. Hablar abiertamente con ellos acerca de cómo se sienten y de sus temores. Podemos devolverles información adaptada a su edad sobre las medidas de seguridad y cómo estas reducen el riesgo de contagio. De este modo estaremos atendiendo a sus necesidades emocionales.
2. Ofrecer un plan de actuación. Para transmitirles seguridad, se puede elaborar un acuerdo acerca de qué hacer si comienza a sentir miedo.
3. No obligarles a salir. Al fin y al cabo, no hay prisa y en este sentido es muy importante respetar sus tiempos y ritmos. Tratar de acelerar el proceso puede resultar negativo.
4. Realizar aproximaciones sucesivas. Podemos comenzar haciendo salidas muy breves cerca de casa y poco a poco ir aumentando el tiempo y la distancia.
5. Mostrarnos tranquilos y en calma cuando salimos de casa. Debemos tener en cuenta que la cuarentena ha generado una reducción del círculo de exploración de los niños y ahora nuestro trabajo será ir ampliando ese círculo poco a poco. Para ello debemos apoyar su exploración, permaneciendo presentes, disponibles y disfrutando con ellos. Si en algún momento el niño se preocupa o siente temor, debemos ofrecerles protección, apoyo y regulación emocional, mostrándonos cariñosos.
6. Finalmente si esta situación persiste en el tiempo llegando a limitar la actividad y el bienestar emocional de nuestro hijo, no se debe dudar en consultar a un profesional, ya que una intervención temprana puede evitar que el problema se agudice.