Qué posibilidades hay de encontrar a tu doble: la cara no es lo único en lo que te parecerás

Siendo más de 8.000 millones de personas, no es tan raro que nos encontremos algún individuo que cuente con esas características similares

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Este martes hemos llegado a ser más de ocho mil millones de habitantes en el planeta. Una cifra récord, que hasta ahora no habíamos alcanzado. Entre tantos ciudadanos, hay una variedad enorme de personas, sin embargo, puedes encontrarte con personas que pueden tener sorprendentes parecidos entre ellos. Y es que, siendo tantas personas, no es tan raro que nos encontremos algún individuo que cuente con esas características similares. Al menos, físicamente.

Un artículo publicado en la revista Cell Reports por el grupo del Dr. Manel Esteller, catedrático de Genética en la Universidad de Barcelona, demuestra por primera vez cuál es la causa de que encontremos individuos idénticos en distintos lugares del mundo. “La aparición de dobles de una persona, como si fueran fotocopias, ha sido motivo de atención en las artes y la cultura popular, pero nunca había sido abordado desde el punto de vistas científico” explica Esteller, y añade: “lo que hemos hecho ha sido recopilar el mismo material biológico de estos individuos extremadamente parecidos para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud”.

Las personas con parecidos razonables fueron sujetas a programas de reconocimiento facial, tal y como se relata en el artículo de la revista Cell Reports. Estos trabajos permitieron descubrir parejas de individuos que eran casi indistinguibles entre sí. Después se analizó su secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (mecanismos de regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma).

Los resultados permitieron descubrir que los dobles humanos comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con los genes involucrados en la formación de la boca, la nariz, los ojos, la barbilla y la frente. Es decir, que las personas parecidas entre sí tienen unas variaciones genéticas que le han provocado ciertos cambios en su fisonomía. En gran medida, repercute sobre la parte que más relacionamos con lo que identifica a una persona: su cara. Dado que actualmente la población humana es de 8.000 millones y está mucho más interconectada, cada vez es más probable que se produzcan y se conozcan estas repeticiones. Quizá antes también existieran, pero sin un mundo tan globalizado como el actual, estas similitudes pasaban desapercibidas.

El doctor Esteller señala que las similitudes van más allá de la cara. El catedrático destaca que “fue curioso comprobar que el parecido de estas parejas de dobles no solo se ceñía a los rasgos faciales". Los parecidos también se da en las "propiedades físicas", es decir, en la altura y peso, pero señala que "también se extendía a ciertos rasgos del carácter y el comportamiento”.

Esteller considera que este estudio puede abrir nuevas líneas de investigación en el futuro en varios campos y destaca que, por un lado, “proporciona las bases para que a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara se puedan diagnosticar enfermedades genéticas” y, por otro, “permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir únicamente de una muestra de ADN, uno de los grandes desafíos de la medicina forense y criminalística”, concluye el investigador.

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