¿Qué son los linfocitos T y cómo se tienen en cuenta para el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus?
Mientras investigadores de todo el mundo trabajan por encontrar una vacuna, cada día conocemos más información sobre cómo funciona nuestro sistema inmunológico para acabar con él
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El coronavirus siempre ha estado entre nosotros. Son una familia de virus, de diferentes tipos que provocan distintas enfermedades, desde un simple resfriado hasta una neumonía grave. En general, la gran mayoría no son especialmente peligrosos. Sin embargo, uno de estos tipos, el SARS-CoV-2, o más conocido comúnmente como el nuevo coronavirus, ha golpeado nuestras vidas. Ha detenido el mundo y también ha obligado a los investigadores a trabajar bajo presión y a contrarreloj para encontrar una vacuna eficaz y segura contra el mismo, y ha implicado a la sociedad en el mundo de la ciencia.
Hemos escuchado hablar, en muchos casos, del sistema inmune que ataca al virus gracias a las células o los linfocitos T. Sin embargo, ¿qué son los linfocitos T, para qué sirven y cómo se tienen que tomar en cuenta de cara al desarrollo de una futura vacuna?
¿Qué son los linfocitos T?
Las células T o linfocitos T son un tipo de organismos enmarcados dentro de nuestro sistema inmunitario y juegan un papel fundamental cuando es necesario generar una respuesta inmune ante organismos externos -y malignos- como pueden ser los virus o las bacterias.
Los linfocitos T nacen del timo, un órgano que se encuentra a la altura del pecho -por ese motivo llevan ese nombre-. En dicho órgano, maduran hasta que se desarrollan y son capaces de identificar esos agentes externos para luchar contra ellos, y atajarlos de la forma más efectiva.
La investigadora del Instituto de Salud Carlos III y Profesora de la Universidad Complutense de Madrid, María Isabel Cortegano, ha explicado a COPE que “son un tipo de glóbulos blancos que son esenciales en la regulación del sistema inmunitario”
Si bien muchos informes y estudios son capaces de distinguir cuatro tipos de linfocitos T, la investigadora del Instituto de Salud Carlos III, explica que en el laboratorio ellos distinguen entre dos. Por un lado se encuentran los linfocitos T cooperadores, cuya función es ayudar a otros linfocitos del sistema inmune a atajar los patógenos. Por el otro se encuentran los linfocitos T citotóxicos, que interactúan con las células infectadas y las destruyen. Es decir, estos últimos -los linfocitos T citotóxicos- atacan directamente a las células malignas y acaban con ellas, lo que supone “una muerte celular”.
¿Cómo es posible desarrollar inmunidad ante el nuevo coronavirus?
Cuando las células que circulan por el sistema sanguíneo reconocen células malignas externas al cuerpo, estas son capaces de crear una respuesta inmune. Una respuesta que debería ser rápida y efectiva. Todo ser humano tiene la respuesta innata, la primera barrera de defensa del cuerpo humano. Isabel Cortegano ha afirmado a COPE que es aquella “que cubre la primeras horas tras la infección”. Las células generadas en la respuesta innata son las primeras en actuar.
Si esta primera barrera biológica no es capaz de atajar el virus, entra en juego la respuesta inmune adaptativa, más fuerte, en la que están incluidos -entre otros muchos- los linfocitos T. De esta forma es como nuestro sistema inmunitario es capaz de actuar frente a estos patógenos externos.
Podría darse casos de personas que incluso habiendo estado en contacto con el virus, no hayan cogido la enfermedad, dado que su sistema inmunológico -ya sea por una respuesta innata o inmune- ha sido capaz de destruir las células víricas. Sin embargo, también podría ser posible que ciertos sistemas inmunitarios no sean capaces de atajarlo.
La investigadora María Isabel Cortegano ha explicado que “el sistema inmunitario también envejece, y de la misma forma ocurre con el sistema inmune”, por ello “las personas mayores pierden parte de esta funcionalidad”. Por ese motivo, ese sector de la población es el más vulnerable ante la Covid -así como a otros patógenos malignos-: dado que su sistema inmune ha perdido parte de sus funciones, están más desprotegidos ante los virus o bacterias.
¿Cómo se están teniendo en cuenta los linfocitos T en el desarrollo de las vacunas?
En medio de una carrera mundial por encontrar una vacuna efectiva contra la Covid-19 y tras los resultados efectivos de tres tipos de vacunas -la desarrollada por Johnson & Johnson, Moderna en Estados Unidos y la vacuna de Oxford-, es importante conocer cómo se han tenido en cuenta estas células inmunes para el desarrollo e implantación de la misma.
Los objetivos de una buena vacuna no es solo que sea segura y eficaz, sino que no tenga apenas efectos secundarios y que permita que nuestras células puedan crear una memoria inmunológica. Es decir, que las células puedan ser capaces de reconocer el patógeno porque ya han sido capaces de verlo a través de esa vacuna.
La investigadora del Instituto de Salud Carlos III cree que lo importante es que el cuerpo sea capaz de que, al ver por primera vez ese patógeno maligno, “pueda responder de forma rápida y eficaz”, ya que en el fondo es lo que tienen que hacer “todas las buenas vacunas”. Si bien el desarrollo de estas vacunas se está haciendo a contrarreloj, existe cierta confianza en que se cumplan con los requisitos indispensables, al igual que se ha hecho con otros medicamentos “frente a otras enfermedades infecciosas”, ha dicho a COPE.