Ramón Salaverria, en COPE: “La desinformación no ha generado una oposición a las vacunas en la población”
El catedrático en periodismo en la Universidad de Navarra lidera varios grupos de investigación sobre desinformación en nuestro país
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La desinformación, los bulos o la falsificación voluntaria es uno de los problemas sociales más relevantes de nuestra sociedad, más si cabe con la aparición de la pandemia, donde la cantidad de noticias se ha visto multiplicado a la par de que los tiempos-tanto para digerir dicha información, como para analizarla- se han visto acortados de manera abrupta.
Bajo este paraguas, el catedrático de Periodismo de la Universidad de Navarra, Ramón Salaverria, ha dedicado gran parte de su labor investigadora a poder analizar todas estas cuestiones de las que poder sacar conclusiones fehacientes.
Las principales claves para entender la desinformación en época covid-19
Estas últimas semanas, en concreto, se ha dedicado a coordinar un grupo multidisciplinar del que ha salido, en coordinación con el ministerio de Ciencia e Innovación, el informe "Entender y combatir la desinformación sobre ciencia y salud", accesible en el portal de dicho ministerio. Además, Salaverria tiene entre manos un proyecto ente manos desde hace un año: "RRSSalud: Dinámicas de difusión en redes sociales de noticias falsas sobre salud", financiado por el BBVA.
Este fin de semana el también profesor de la facultad de periodismo, donde imparte Ciberperiodismo y Documentación Periodística, ha querido compartir en COPE sus impresiones sobre estas cuestiones.
¿Qué entendemos por desinformación?
Hay dos interpretaciones posibles. La que fruto de una intención deliberada de engañar y otra que nace de un contenido erróneo que comunica. El resultado suele ser parecido, al final la ciudadanía recibe información falsa por un lado e información errónea por otro, pero, en cualquier caso, como es mala información les puede engañar a la confusión o al engaño.
La diferencia está en que esta segunda interpretación suele ser corregida, los medios tienen canales para hacerlo. Por eso, por desinformación propiamente dicho entendemos aquellos contenidos que son elaborados con la intención de que sean interpretados como ciertos cuando en realidad son falsos y pretenden condicionar a la ciudadanía en algún comportamiento.
¿Por qué desinformación y no fake news?
Donald Trump es quien ha popularizado la palabra ‘fake news’. La primera vez la utilizó en 2016 y a lo largo de toda su presidencia incontable de ocasiones. No me gusta utilizar esta expresión y utilizar ‘desinformación’.
No es preciso, porque al referirse a ‘news’ sitúa el ámbito de la desinformación en el ámbito de los medios de comunicación. Los estudios empíricos, si bien en ocasiones los medios publican algunos contenidos desinformativos, la realidad es que la inmensa mayoría de los contenidos informativos les llega a los ciudadanos a través de las redes sociales y muy especialmente a través de las aplicaciones de mensajería. Es el vector principal de comunicación.
Y además, ¿qué sentido tiene hablar en España de ‘fake news’ cuando tenemos un propio término?
La desinformación suele recurrir a fenómenos informativos de gran incidencia en la sociedad. Entonces cuando hay un proceso electoral… los creadores de contenidos desinformativos ven un entorno magnífico para diseminar contenidos falsos (de odio, xenófobos, que intentan minar la credibilidad de su rival ideológico). No era frecuente que un tema científico fuese utilizado como marco para la diseminación. Con la llegada de la pandemia, los creadores de la desinformación encuentran en la covid-19 un contexto magnífico.
El hecho de que la pandemia haya producido una inflación de información con la ciencia y la salud. Si uno está produciendo mucha información, y se incorporan periodistas que no están puestos en cuestiones de índole científico, es probable que se produzcan errores. Pero hay que diferenciar el error de la intención de liberada.
¿Estos bulos han tenido repercusión en el día a día que ha hecho la gente de la pandemia?
Había un temor grande a finales de 2020 por parte de las autoridades sobre que hubiera desinformación masiva con relación al tema de las vacunas. Su incidencia ha sido, sin embargo, muy residual. No ha generado una dinámica de oposición a las vacunas, la gente de manera masiva y general, está deseando vacunarse y los temores, si bien se ha traducido en algunos contenidos des informativos, su incidencia no es tan grave como podría haber sucedido.