Renovar la profesión docente, algo tan necesario como difícil
Los profesores son el pilar esencial del sistema educativo y llevan décadas reclamando ese cambio en el estatuto que regula su profesión
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Tras 40 años en vigor del estatuto de la función docente, el Gobierno de Pedro Sánchez, como ya hicieran otros antes, ha vuelto a poner sobre la mesa su reforma. Es un proceso "tan necesario como duro y complejo", según los expertos educativos consultados por COPE. En juego, está el reto de atraer a profesores cada vez más competentes; actualizar la profesión y mejorar el horizonte y las perspectivas del profesorado.
Los profesores son el pilar esencial del sistema educativo y llevan décadas reclamando ese cambio en el estatuto que regula su profesión, pero hasta ahora ninguna propuesta ha contado con el respaldo suficiente para su aplicación.
Para cumplir con los plazos máximos fijados para su desarrollo en la última ley educativa, la LOMLOE, llega la última propuesta planteada en enero y aún en su fase inicial por la ministra de Educación Pilar Alegría con 24 puntos que inciden en la formación inicial, el acceso a la profesión docente, la formación permanente y el desarrollo profesional.
Lo que plantea, para empezar, es que haya pruebas antes de cursar magisterio para que solo puedan iniciar los estudios los alumnos que tengan como si dijéramos “madera de maestro o de docente” independientemente de la nota de corte que hayan obtenido, algo que serviría al mismo tiempo para evitar que como sucede ahora haya el triple de profesores formados que de plazas disponibles para ello.
También plantean cambiar la formación de estos futuros profesores, con un aprendizaje basado en competencias y en la práctica garantizando su constate actualización a lo largo de su carrera.
“Estamos expectantes a ver cuál es el proceso de desarrollo y de negociación que va a ser largo y va a ser duro, pero estamos esperanzados de poder conseguir una profesión docente con un diseño atractivo y actualizado a los tiempos que vivimos”, explica a COPE Francisco Venzalá, al frente de ANPE, el Sindicato Independiente al servicio del profesorado de la Enseñanza Pública.
La negociación no ha comenzado aún, pero para la presentación de la propuesta la ministra Alegría solo convocó a los sindicatos de profesores de la pública. Los de la concertada quedaron, en cambio, excluidos algo que lamentan desde este sector.
“Solicitamos al Ministerio de Educación diálogo y negociación con los representantes del profesorado de la enseñanza concertada y privada porque esta propuesta que ha presentado afecta a todos los profesionales que ejercen la docencia y no solo a los funcionarios públicos” subraya Jesús Pueyo al frente del sindicato FSIE, mayoritario en la escuela concertada en la que estudian 1 de cada 4 alumnos en España.
Es algo en lo que también insiste el abogado y experto educativo Jesús Muñoz de Priego que señala que, en su opinión, “la clave va a estar una vez más en la necesidad de búsqueda de consenso con la comunidad educativa en su totalidad y también con los partidos políticos, es decir, que haya un diálogo real y no estemos ante otro paripé como ocurrió con la última ley educativa (la LOMLOE)”.
¿Qué plantea la última reforma?
La filosofía de la nueva propuesta de reforma del Estatuto Docente es atraer a los mejores estudiantes a la docencia. El Ministerio de Educación explica en su propuesta que actualmente no hay ningún requisito específico para acceder a los grados de Educación Infantil y Primaria en la Universidad, y en su afán de revalorizar este tipo de estudios universitarios propone establecer una prueba de acceso para cribar a los aspirantes porque "no solo la nota de admisión permite identificar la excelencia".
Contribuiría además a resolver otro de los problemas detectados: el enorme desajuste entre las plazas de los estudios universitarios y las necesidades del sistema educativo. Y es que en 2019-2020 hubo 29.499 maestros egresados para casi 12.000 plazas vacantes por jubilación. Ese año, terminaron el Máster 37.262 alumnos, casi cuatro veces más que las 10.000 plazas disponibles para ellos.
Ese examen y según la propuesta del Ministerio “debe evaluar la competencia comunicativa, el razonamiento crítico y la competencia científico-matemática e incluir aspectos referidos a actitudes y competencias de la profesión docente”.
En algunas Comunidades Autónomas que ya lo han implantado, como Cataluña, la mitad de los aspirantes a futuros profesores no superan las pruebas.
Se trata además de mejorar la formación inicial que reciben y su continua actualización además de reforzar y actualizar las prácticas.
Otros aspectos también importantes han quedado, de momento, fuera de la propuesta, entre ellos y según denuncian los sindicatos y muchos profesores, cuestiones que también les preocupan como el horario lectivo o el número máximo de alumnos por clase.
“El Gobierno está empeñado en mejorar resultados y por muchos cambios que hagan los resultados solo podrán mejorar si se tienen en cuenta dos necesidades que tienen que ver con las condiciones en las que damos clases: por un lado bajar las horas docentes del profesorado y por otra la bajada de las ratios porque cada alumno tiene sus necesidades y más o menos motivación y dar clase a 30 o 35 alumnos por clases absolutamente desbordante” explica a COPE Cristina Fernández que es presidenta de la Asociación de Profesores de Castilla y León (ASPES) y es profesora de secundaria.
Para José Miguel Camporizo, al frente del Instituto Diego Velázquez de Torrelodones “es preciso personalizar la enseñanza y eso solo es posible si una parte más importante de la jornada del docente se dedica a la orientación y a la tutoría y esto se compensa con una reducción de las horas de clase”.
Mar, que es profesora en primaria en un colegio madrileño, considera muy mejorable la formación que recibió para ser docente. En su caso la compara con los estudios que antes cursó de marketing en los que el profesorado además de dar clase estaba en activo, algo que hacía de las clases algo ameno ya que todos los días ponían sobre la mesa ejemplos prácticos.
“En cambio en la escuela de magisterio no había profesores de colegio dando clase en activo. Vivíamos en una realidad paralela cursando asignaturas que no te valen para nada cuando te pones a trabajar. Eran materias bastante áridas, aburridas y teóricas. Lo más valioso eran las prácticas porque con ellas y ya en el primer año, mucha gente se daba cuenta de que no le gustaba y abandonaba la profesión”, subraya.
Otro aspecto mejorable es, a su juicio, la formación constante, el reciclaje con cursos que estén profesionalizados y que sean realmente útiles. Es algo que no ocurre en todos los colegios, pero sí en el de Aída, tutora en primaria, que considera además que cualquier persona que quiere dar clase debe de tener "conocimientos, habilidades, actitudes y competencias clave como la comunicativa, la lógica-matemática y el espíritu crítico”.
Todo un programa pendiente en el que, subrayan, nos jugamos mucho y, que, pese a los sucesivos intentos, nunca ha sido posible. La anterior tentativa se remonta a la etapa del Gobierno del Partido Popular con el ministro Iñigo Méndez de Vigo. Le encargó la elaboración de un Libro Blanco de la Profesión Docente al filósofo y catedrático José Antonio Marina quien lo terminó en 2015 y acabó metido en un cajón.