El sentimiento de culpa de los padres por no dedicar mucho tiempo a los hijos: sobreprotección y fracaso
Un estudio confirma el vértigo que los padres tienen a la hora de educar a sus hijos y la sensación de soledad que les acompaña durante los primeros meses de vida del niño
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El 40 % de los padres y madres se sienten culpables en la crianza de sus hijos. El porcentaje a nivel mundial es todavía superior: el 45 %. Según un estudio que ha analizado casi un millón de conversaciones en internet, la sensación de no darles tiempo de calidad a nuestros hijos, la falta de confianza y la ansiedad por volver al trabajo en las etapas más tempranas del bebé, son algunas de las causas. El miedo a que sufran nos lleva a sobre proteger a nuestros hijos y a dejarles sin recursos para madurar.
Un estudio en el que se han analizado 900.000 conversaciones en la red, The Parenting Index, ha confirmado el vértigo que los padres tenemos a la hora de educar a nuestros hijos y la sensación de soledad que nos acompaña durante los primeros meses de vida de nuestro bebé. Criar y educar nunca ha sido fácil pero nos ha tocado vivir en una sociedad en la que se nos cuestiona permanentemente y se nos bombardea con mensajes contradictorios que nos hacen perder la seguridad. Queremos hacerlo bien y criar futuros hombres y mujeres fuertes y con valores. Sin embargo ese afán nos lleva en ocasiones a sobreportegerles y generamos el efecto contrario.
Ruth y Víctor tienen un hijo que está a punto de cumplir 3 años. El trabajo ahora es encontrar colegio donde escolarizarlo. “Es una responsabilidad muy grande-nos cuenta Ruth- porque piensas si va al ser bueno, qué tal le irá... y la verdad es que cada día nos levantamos y nos acostamos pensando en ello. Nos está siendo bastante dufícil porque no queremos equivocarnos. Nos está generando bastante estrés”
Blindar el sufrimiento
La socióloga Carmen Martínez Conde, coordinadora del Máster en Orientación Familiar Educativa de UNIR, nos cuenta que “ vivimos en una época e la que los padres estamos muy señalados. Nos llegan muchos mensajes, nos bombardean con todo tipo de teorías y tendencias y eso, efectivamente, genera una especie de miedo. Se nos olvida que estamos hechos para la paternidad y la maternidad. Y que hay algo en nuestra naturaleza humana que hace hacer bien las cosas. Nos está tocando una época difícil, es normal que lleguemos a pensar, ¿lo estamos haciendo bien?”
La socióloga explica que no estamos dejando que nuestros hijos fallen “no les permitimos que exploren el entorno, porque se quiere alcanzar la perfección y que los hijos no sufran y eso es muy complicado, porque la vida trae consigo circunstancias adversas, y como padres no podemos dar la espalda a eso”. Y lo hacemos “ blindando el sufrimiento- añade- hacemos que no pasa nada en el mundo. Se crea un entorno hiperseguro, no ver los errores, impedir que ellos fallen, es irreal. Cuando se hiperprotege no les damos la oportunidad de buscar soluciones propias”.
Las consecuencias
La profesora Martínez Conde advierte que eso les provoca dificultad de llegar a la madurez, “no saben hacer un uso adecuado de la libertad”. Si al niño no se le ayuda a tomar decisiones, “no existe un aprendizaje para tener una libertad verdadera”.
También criamos a niños inseguros porque “si se les allana mucho el camino, no tienen confianza en si mismos”.
No gestionan bien las emociones, si no está acostumbrado a fallar, “en el momento en el que pierden “no van a entender qué les pasa si siempre ganan”. Se sienten solos porque “al convertirles en el centro de la atención pueden llegar a fallarles las habilidades sociales”.
¿Cómo equilibrar la ecuación?
Tenemos que enseñar a nuestros hijos a caminar acompañándoles “mostrándoles que son queridos, que les vamos a ayudar en ese camino”.
Hay que tener serenidad y saber “que esa intuición como padre o madre va a funcionar. Tenemos que entender que siempre habrá situaciones en la vida que no van a estar controladas, enfermedades, desastres naturales, pero que tenemos que estar preparados para ellas. Sin miedo, pero con realismo”.
La doctora en sociología nos aconseja hablar con nuestra propia familia y con otras para “ver como los demás llevan la paternidad y la maternidad. También formarse, y “tener una adecuada relación con el colegio, estar al tanto del desarrollo evolutivo de nuestros hijos, que nos vayan informando”. Debemos ”acudir a buenas fuentes, hoy en día tenemos acceso a libros, artículos, conferencias. Es muy importante que viva en un hogar donde se les de amor. Un niño para crecer mejor como persona tiene que crecer en un hogar donde le quieran. Cuando uno se siente querido, se siente seguro, para que cuando le vayamos enseñando ese camino a la madurez que lo hagan sintinedose seguros, que lo hagan de nuestra mano, mano pero si se sueltan que sepan que no pasa nada”. No tenemos que evitarles las situaciones en las que puedan fallar. “Debe enfrentarse a ellas- asegura Carmen Martínez Conde, -el niño empieza probando en el juego, más adelante, a exámenes que le van ayudando a ponerse en situación”.
Recuperar la esperanza
El miedo complica las cosas, como nos explica la doctora en Sociología, y el momento que nos ha tocado tampoco ayuda, porque “vivimos en un mundo en el que la esperanza no está de moda, buscarle sentido a las vivencias tampoco, y ese pesimismo vital hace que algunas familias se sientan inseguras a la hora de la educación de los hijos. Necesitamos volver a vivir con fortaleza, a esa vivencia de amor y la seguridad que ofrece un buen entorno y una familia unida. Estamos en una época de cambios vitales, en la que se vive la inmediatez, el individualismo, hay mucho aislamiento, y esta situación de falta de conexión entre las personas, pues si, genera mucho miedo”.