¿Te sientes solo? Te damos las claves para abandonar la sensación de aislamiento

La soledad golpea sobre todo a los mayores, pero no solo ellos tienen este sentimiento. Para todos tenemos un mensaje: "¿Te sientes solo? Pues no lo estás"

¿Te sientes solo? Te damos las claves para abandonar la sensación de aislamiento

Sefi García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El primer año de pandemia ha dejado 100.000 personas más viviendo en soledad. La mitad mayores de 65 años. El último informe del INE ha detectado en el primer año de crisis sanitaria un aumento del 2% de personas que viven solas con respecto al año 2019, y ya son 1 de cada 4 hogares. Vivir en soledad puede ser una elección personal, pero en muchas ocasiones es una situación sobrevenida, no buscada que provoca dolor, aislamiento y mucho sufrimiento, según nos cuenta la psicóloga y terapeuta Claudia Sogamoso, que tiene su consulta en Almería. Sogamoso ha detectado un incremento de personas deprimidas, angustiadas por esta situación de soledad no buscada tras la pandemia.

La soledad de nuestros mayores

Esta soledad golpea especialmente a nuestros mayores: de un año a otro, hay 134 mil viudos y viudas más. Como Ricardo de la Cruz, un octogenario que perdió a su mujer hace casi dos años. Ricardo tenía a su compañera en una residencia donde la cuidaban tras haber sufrido un ictus. Su rutina llevaba sus pasos a visitarla a diario. Las restricciones le dejaron sin esa compañía y en mayo de 2020, se le fue. “Lo que más pesa -nos cuenta-, es que nos faltó ese último achuchón, ese abrazo. Eso no se me quita, eso no se va tan fácilmente”.

Ricardo de la Cruz acudió a su médico al que contó su situación y este le remitió a la ONG Nadiesolo. Un voluntario le llama todas las tardes para charlar un rato, para preguntarle cómo le ha ido el día, qué ha comido, cómo se siente, una charla distendida que ayuda a nuestro amigo a sobrellevar los días en soledad, para aliviar el dolor “de ese pellizco por la pérdida que no se pasa”. Tiene hijos, y una cuadrilla de amigos con la que sale a dar paseos, pero “a veces la casa se me viene encima”. Poco a poco, Ricardo ha ido saliendo del “bucle ese” que le desanimaba y le dejaba sin ganas de hacer nada. A sus 83 años es un ejemplo de superación y de ganas de vivir tras un bache que a su edad podría haberse convertido en su fin.

La soledad no buscada, explica la psicóloga Claudia Sogamoso “provoca sentimientos internos muy negativos, estoy sola, nadie me quiere, nadie me mira, yo siempre lo hago mal..., e incluso bloquean el contacto social”.

Aislados en el trabajo

Pero no solo nuestros mayores se sienten solos. La psicóloga ha detectado en su consulta un aumento importante de trabajadores con sensación de soledad. El teletrabajo, nos dice, ha aislado a los empleados y esa situación “se mantiene ahora, en época de pospandemia, la gente está sintiendo un aislamiento social”. Propone la terapeuta que “las organizaciones, las compañías, creen estrategias para que las personas puedan seguir manteniendo la comunicación no solo formal, también informal. Si solo se centran en procesos, resultados, objetivos, dejamos de lado la salud mental de las plantillas. Aumenta la ansiedad, la depresión y el mobbing, porque los niveles de estrés y tensión están aumentando en las personas y en los jefes”.

¿Cómo puedo salir del círculo vicioso de la soledad?

Lo más importante es crear relaciones profundas, una red afectiva, que no tiene que ser de muchas personas, nos recomienda la terapeuta, porque “ya con eso, la sensación de soledad se disipa”. Las relaciones afectivas son muy importantes ya que “la sensación de vacío tiene mucho que ver con no sentir a las personas cercanas a ti, y mantener relaciones muy superficiales”. A veces, asegura, con enviar un WhatsApp, es suficiente para que la otra persona “se sienta recordada, es compartir con la otra persona con un sentimiento genuino de afecto”.

También nos recomienda evitar el victimismo, hay que “dejar ese rol pasivo de pobre de mí y adoptar otro activo, pensar que puedo hacer hoy por mi. Buscar a los otro, abandonar la soberbia que nos lleva a pensar que son los demás los que tienen que buscarnos, y retomar actividades que antes nos hacían felices, y pedir ayuda si la necesitamos: eliminar esa idea de yo lo puedo todo, que acaba siendo agotadora”.

El primer paso es, siempre, darte cuenta de que estás “entrando en una situación de aislamiento social”.

La competitividad con los compañeros, las redes sociales para los más jóvenes, el sentido del ridículo son algunos de los factores que nos aíslan de nuestros semejantes y son aspectos a trabajar.

Esto podemos hacerlo cuando la situación es controlable, si “la depresión y la ansiedad nos están tocando la puerta, tendremos que buscar ayuda profesional”.

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