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Nadie duda de la lucha de las asociaciones feministas en defensa de la mujer y en especial en apoyo a las que sufren violencia doméstica, violencia de género. Pero hace unos diez días llamó la atención el ataque y la descalificación general de varias asociaciones contra el sistema judicial y algunos togados en concreto. Hablaban de maltrato institucional de algunos magistrados hacia las víctimas de la violencia machista. Y las asociaciones de jueces se pusieron en pie y protestaron. Salieron en apoyo de los suyos. La Asociación Profesional de la Magistratura, Jueces y Juezas para la Democracia, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria y Foro Judicial Independiente firmaron un comunicado conjunto en defensa de los magistrados destinados en los juzgados de Violencia sobre la mujer.
Estos jueces no tienen una tarea fácil, más bien todo lo contrario, y desagradable. Protegen a la víctima donde no hay paz, donde hay agresión. Tienen una formación especial, pero a las asociaciones feministas no les parece que sea correcta ni tampoco completa. Así lo denunciaron. Y las asociaciones judiciales les recuerdan que España es referente internacional por contar con este tipo de órganos judiciales especializados, un tratamiento especial y diferenciado para las víctimas de violencia machista. Señalan que obtener Justicia no es sinónimo de que dar necesariamente la razón. Tiene que estar fundada. El ataque les parece desproporcionado.
España lucha contra esta lacra desde hace tiempo. Y, además, cuenta con el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ, que preside Ángeles Carmona. El Observatorio ha promovido reformas legales como la Ley Integral de 2004, pionera en Europa, el Pacto de Estado, y ha fijado muchas medidas para defender a las mujeres víctimas y a sus hijos, también víctimas.
Estos jueces especializados en Violencia de Género lo pueden hacer mejor o peor, como todos los profesionales, pueden aplicar la ley de manera más o menos adecuada, pero desarrollan un buen trabajo. Es un asunto muy sensible. Y lo que tiene que quedar claro, lo que tenemos que tener claro, es que el malo es el agresor.