¿Somos felices los españoles?

Solamente el 38% de los españoles se confesaban felices en el año 2020

¿Somos felices los españoles?

Sefi García

Publicado el - Actualizado

7 min lectura

La salud, la familia y encontrar sentido a la vida son las claves de la felicidad. En España hay más personas felices que infelices y hay más población feliz ahora que antes de la pandemia: el 55% declara sentirse feliz frente al 46% en 2019 pero según un estudio de Ipsos en nuestro país hay más infelicidad que en otros de nuestro entorno. De hecho, somo el segundo país europeo más infeliz, solo por encima de Hungría.

La media de ciudadanos adultos muy o bastante felices en los 30 países occidentales en los que se ha hecho la encuesta es del 67%, 4 puntos más que en el año 20, cuando solo 6 de cada 10 se confesaban felices, el pico más baso desde 2.017.

Nosotros estamos 12 puntos por debajo de la media, pero vamos escalando puestos, afortunadamente: solo el 38% de los españoles se confesaban felices en el año 2020.

¿Qué es la felicidad?

Contactamos con la psicóloga y terapeuta Claudia Sogamosa para sabes cómo intentan inducirnos en las consultas ese estado y qué vamos buscando cuando acudimos a un especialista porque nos sentimos desgraciados. Nos cuenta que la felicidad es “un estado de bienestar y satisfacción que sientes contigo mismo y con la vida”. Reconoce que no es fácil ser feliz, “es un proceso de construcción, no es una meta, es una manera de estar en la vida, y de mantener una relación contigo, tiene que ver con percepciones acerca de la vida y de ti”. Importante es “tener tendencia a evaluar la vida de manera positiva, tener autonomía, tener relaciones positiva con tu entorno, tener un concepto de ti favorable, que tienes los recursos para revolver los problemas significativos de la vida, que tenga sentido lo que haces, tener metas y logros y sentimiento de eficacia”.

¿Por qué los españoles son infelices?

Pasemos la frase por pasiva: según este sondeo de IPSOS, a los españoles nos hace felices tener salud y bienestar, tanto físico como mental, la relación con la pareja, sentir que nuestra vida tiene sentido, y las condiciones de vida. En esta quinta posición el resto de los ciudadanos occidentales sitúan la felicidad que aportan los hijos.

Raquel, una madre trabajadora de mediana edad se declara “básicamente feliz”, por ejemplo. Nos dice que procura “no hacer los obstáculos más grandes de lo que son”. Para ella “la felicidad de los hijos, compartir ratos con la familia y los amigos, una comida, unas risas, unas luces de Navidad y sobre todo, que me hagan reír, y que no falte el dinero, porque aunque no da la felicidad, he de reconocer que si falta, es una fuente de problemas”.

Del otro lado, Raquel se siente desgraciada “cuando hay una discusión con alguien que me importa, perder a un ser querido, que me mientan, y el líneas generales la situación que estamos viviendo, la guerra, la corrupción, la pobreza”.

David se declara feliz porque “no tengo nada a priori que me entristezca los días o que me haga miserable. Me levanto todos los días y tengo un buen trabajo, una increíble mujer y una familia estupenda. Evidentemente tenemos pequeñas cosas que no nos gustan y que intentamos mejorar día a dia, pero no me viene nada a la cabeza que me haga infeliz. Soy tremendamente afortunado”.

Son ciudadanos conformes con su vida, como la mayoría de los españoles, y capaces de afrontar los tropiezos. Pero un 45% de nuestros vecinos se sienten desgraciados. Son muchos menos que en en año 2.020, la crisis sanitaria nos amargó al punto de que menos de 4 de cada 10 declaraba sentirse feliz. Incluso más que en 2.019, antes de la pandemia, cuando la proporción era casi a la inversa: un 54% declaraban sentirse desgraciados.

Ya ni el sol, ni la fiesta consiguen hacernos felices. España no encaja ya en ese concepto que hasta el resto de los europeos tenían de nosotros.

La terapeuta nos cuenta que en su consulta detecta mayoritariamente que “lo que produce sentimiento de infelicidad es no poder obtener logros, metas que son de suma importancia, como por ejemplo el desempleo, no poder satisfacer necesidades de salud, educación... generan demasiada frustración. En la gente joven encuentro muchos estado de ansiedad por no tener trabajo. En definitiva, esta sensación "está muy relacionada con no tener bienestar en los aspectos importantes”. También hay un factor externo relacionado con los medios de comunicación y las redes sociales porque “estamos permanentemente comparándonos con los demás, y esta comparación trae demasiada frustración cuando no podemos obtener los logros, el reconocimiento de ser parte de un grupo. La gente tímida o introvertida tiene mucha insatisfacción porque el entorno te muestra que son los extrovertidos los que tienen éxito”.

La investigación demoscópica de IPSOS ha detectado que las posesiones materiales, destinar tiempo y dinero a la caridad, un nuevo liderazgo político en el país, mudarse a otro país o pasar tiempo en las redes sociales son las cosas que menos felices nos hacen.

Busca dentro

Por tanto, uno de los aspectos más importantes que nos llevan a sentirnos desgraciados es que “buscamos fuera la felicidad: ganar, tener, sobresalir, tener reconocimiento, dinero... que los demás nos reconozca. Sin embargo, el estado de bienestar no está relacionado directamente con el exterior: está relacionado contigo, con la manera de sentirte en el mundo, con la capacidad que tienes de resolver los desafíos que el mundo te pone. Cuando tienes la capacidad para resolverlos, de disfrutar, de estar tranquilo contigo, si aprendes a vivir con los tropiezos, con los sinsabores, te darás cuenta de que no importa lo que pase fuera, que vamos a ser capaces de resolverlo”.

No solos conscientes de “todo lo que tenemos, de aquello que nos acompaña y los aporta valor, porque tenemos tantas cosas que satisfacen lo básico (comer, dormir, respirar) que no nos damos cuenta de que son muy necesarias, porque lo tenemos desde que nacemos- Lo primero es cambiar esta percepción, darnos cuenta de lo importante que es tener una cama caliente para dormir sin frío, el aporte d ellas personas que te quieren...comenzar a darnos cuenta de eso. No son cosas que nos merecemos por que sí. La cultura del esfuerzo es muy importante. Te invito a que te des cuenta de la aportación que hacen esas pequeñas cosas a tu bienestar, los amigos, la familia, ir al colegio... y eso tiene mucho que ver con la cultura del esfuerzo”.

¿Por qué se declaran felices más ciudadanos de otros países occidentales?

Los europeos que en mayor número se declaran felices son los de Países Bajos, el 86% nada menos, seguidos d ellos británicos, (83%) y franceses (8 de cada 10).

Nos cuenta Claudia Sogamosa que en estos países “las personas tienen una percepción de justicia de igualdad de oportunidades, porque los factores externos también son importantes, la posibilidad de conseguir un empleo, por ejemplo”. Si creemos que no hay condiciones para tener acceso a las oportunidades que nos permitan constituir una vida, por muy bien que estemos con nosotros mismos, la frustración nos hará desgraciados. Y esto está pasando en España, asegura la terapeta que se encuentra en su consulta con muchas universitarias a punto de terminar los estudios , “muchas chicas jóvenes me dicen que no sienten felicidad de estar terminando y esto tiene que ver con que no ven oportunidad laboral, y tienen miedo”.

La felicidad postpandemia

La crisis sanitaria nos ha ayudado a valorar más lo que tenemos. De hecho, el número de españoles conformes con su vida es un 17% más que en 2.020 y un 12% más que en el 19.

Hemos cambiado nuestras prioridades “hemos empezado a valorar la vida y la salud-explica Sogamosa- ha sido una oportunidad , para valorar esa vida física, social, emocional y hasta espiritual. Ahora nuestras prioridades están más en ello, en lo importante, hasta tal punto que hoy las consultas de psicología están a tope. Esto es un indicador de que somos cada vez más conscientes de que necesitamos ayuda, y que lo prioritario es la salud, la física y la mental”.

Puede que la felicidad se encuentre en el camino, como predicaba Buda. O que esté en nuestra capacidad de disfrutar de menos, y de vincular nuestra vida a la virtud, como pensaba Sócrates. Puede que radique en nuestro crecimiento personal, la teoría de Platon, o conocerse a si mismo, o disfrutar de las cosas pequeñas que nos da la vida y que damos por hechas. Puede que necesitemos momentos de dolor para apreciar la tranquilidad... o puede ser una mezcla de todo. La búsqueda de ese bienestar emocional nace con nosotros y nos acompaña durante toda nuestra existencia. Las mentes más brillantes han buscado el camino a lo largo de toda la historia de la humanidad y al final, todas llegaron a la misma conclusión: depende de ti.

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