Terremotos lentos, el fenómeno natural que podría ayudar a predecir catástrofes

Son sismos que se extienden durante tiempo y que liberan la energía poco a poco, lo que hace que apenas se noten. Ahora, se estudia si pueden ayudar a predecir grandes terremotos

Imagen ilustrativa de un sismógrafo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Poder predecir un sismo con la suficiente anterioridad como para evitar las desastrosas consecuencias que estos suelen generar, sobre todo a nivel humano, es uno de los grandes objetivos a alcanzar por la ciencia, que todavía no dispone de la tecnología ni de los mecanismos adecuados para esto.

Mientras la tecnología no lo permita, la única forma de 'predecir' o de calcular cuándo podrían ocurrir los grandes terremotos, es prestar atención a nuestro propio planeta. Es decir, tratar de entenderlo, observarlo y de escucharlo para poder sacar conclusiones.

Bajo esta premisa, varios expertos alrededor del globo han centrado sus estudios en los conocidos como terremotos lentos o silenciosos, un fenómeno que podría ayudar a seguir la pista de los grandes movimientos terrestres. Estos seísmos son causados por los deslizamientos en una falla entre dos placas en contacto, pero a diferencia de sus 'hermanos mayores', esta fricción entre placas se da de forma gradual, liberando la energía lentamente, por lo que no produce esa sacudida repentina que derivaría en un caos en la superficie.

De hecho, estos mismos movimientos naturales pueden extenderse en el tiempo durante varios días, semanas o incluso meses. Y, sin embargo, apenas tienen consecuencias visibles en la superficie. Es decir, ocurren de tal manera, que son casi imperceptibles. Por poner un ejemplo, en 2016 se registró en Turquía uno de estos movimientos que duró, ni más ni menos, que 80 días. Nadie se percató.

La posible antesala de un gran sismo

Ahora, se estudia si estos sismos silenciosos pueden estar relacionados, de alguna manera, con los grandes movimientos terrestres que azotan al mundo. Recientes estudios del Instituto de Geofísica de la UNAM mexicana, muestran que algunos de estos terremotos lentos ocurren justo antes de un gran temblor.

Aunque esto no significa que exista una relación directa entre ambos fenómenos, ya que no siempre ocurren de forma contigua, ni siempre están presentes antes o después de que un gran temblor sacuda la corteza terrestre.

Sin embargo, este estudio muestra la importancia de mantener estos fenómenos vigilados, ya que pueden facilitarnos información muy valiosa que nos permita entender el proceso sísmico que ocurre cuando se dan estos fenómenos.

Sobre todo, para tratar de comprender por qué este fenómeno ocurre en algunas ocasiones y no en otras, lo que supondría un gran avance en un campo de investigación en el que la tecnología todavía no se ha conseguido desarrollar lo suficiente como para dar con la tecla.

Una relación causa-efecto no probada

La realidad es que los terremotos lentos o silenciosos no suponen ningún peligro para el ser humano, por lo que muchos también los catalogan como 'seísmos fantasma' al no generar consecuencias directas en la superficie en forma de temblores.

La importancia de prestarle atención a estos fenómenos radica en que permitirá entender mucho mejor el comportamiento de las fallas geológicas, donde se dan las fricciones que pueden llegar a causar los temblores más peligrosos.

Pero existen dos factores que impiden confirmar, al menos por el momento, una posible relación entre los dos fenómenos. El primero de ellos, es el hecho de que no siempre se han registrado terremotos lentos antes o después de una gran sismo, por lo que no necesariamente mantienen una relación directa.

El segundo, tiene más que ver con la falta de instrumentos de medición, ya que tendrían que ser muchos más y estar más esparcidos alrededor de las principales zonas geológicas del planeta como para permitir la observación detallada y el registro de una mayor cantidad de datos sobre estos fenómenos.

Demostrar esta posible relación entre ambos tipos de terremoto significaría un gran avance en el campo de la sismología, lo que aumentaría enormemente las capacidades de reacción y de actuación de los humanos ante las grandes catástrofes naturales. Esto permitiría no solo actuar con la antelación necesaria para salvar la vida de miles de personas, si no también para planificar y estructurar mucho mejor las ciudades con el fin de reducir los posibles daños causados por estos temblores.

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