Una semana en el Gómez Ulla: solo buenas noticias y con ganas de salir
Lo mejor que les ha pasado esta semana es dar negativo en la prueba de coronavirus
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Los 21 repatriados de Wuhan cumplen este viernes una semana de aislamiento en el Gómez Ulla. Siete días en los que han compartido historias, escuchado música, visto partidos de fútbol, escrito crónicas, grabado audios y vídeos y hablado y visto a sus familiares. Dejar el epicentro del coronavirus une y estar encerrados en la planta 17 de un hospital militar también. Para ellos las noticias han sido positivas, han dado negativo en la prueba de coronavirus, no tienen fiebre y cuentan los días que les quedan para salir.
“El ambiente que se ha generado entre nosotros nos hace pasar los días de la forma más amena posible”, explica a COPE Pedro Morilla, director técnico del Wuhan Shangwen Three Towns que ingresó en el Gómez Ulla con otros 20 españoles el pasado 1 de febrero.
Lo mejor que les ha pasado esta semana, Pedro Morilla y otro de sus compañeros de trabajo Manuel Vela lo tienen claro, dar negativo en la prueba de coronavirus. Descartar que estuvieran infectados ha sido para ellos y para sus familias, que les han ido a visitar estos últimos días, el mayor de los alivios.
“El estado anímico es inmejorable”, cuenta a COPE Manuel Vela “no estamos contagiados y no hay mayor alegría que esa”.
Todo después de someterse esta semana a una prueba del algodón. Se llama PCR o prueba de ácido nucléico. Y se les practicó con una muestra de nariz y laringe. Se pasa por una especie de máquina centrifugadora que analiza su secuencia genética, se compara con la del brote de Wuhan y en 5 horas se confirma o descarta el caso. Hasta el momento en España solo uno de estos tests ha dado positivo, el de un turista alemán que sigue ingresado en el Hospital de la Gomera.
El seguimiento continúa en el hospital canario y también en el Gómez Ulla donde la última distracción según explica Vela es “jugar al ajedrez”, hay incluso un torneo en marcha.
“Esta semana no se me está haciendo pesada porque me está ayudando a conocer a mis compañeros fuera del ámbito laboral y estamos compartiendo momentos muy enriquecedores junto con el resto de los españoles” señala el técnico sevillano.
Al igual que Morilla no esconden que tienen ganas de salir del hospital y volver al día a día y a ver a la familia. Les han tratado muy bien, aseguran, pero fuera está la libertad.
Agradecen el trato que han recibido del hospital sanitario y su traslado desde Wuhan, el que fue su hogar desde que estalló el último brote de coronavirus. Tienen grabado a fuego las caras de los chicos a los que entrenaban hasta que surgió el brote que lo cambió todo.
Y es que casi 20.000 de los más de 28.000 casos confirmados en China están en la provincia de Hubei en la que trabajaban y en Wuhan se sitúa el origen del brote que tiene una tasa de mortalidad del 2 por ciento.
Varias provincias chinas con decenas de millones de habitantes están bloqueadas y blindadas y hay casi 190.000 personas vigiladas para tratar de limitar el impacto de este coronavirus.
Para sus familias recuperarlos será una alegría total, para Pedro y Manuel una parte del corazón se quedó en China a donde quieren volver en cuanto sea posible para seguir con su trabajo como entrenadores de fútbol.