El "vamping" tecnológico afecta al sueño de la mayoría de adolescentes en España

El fenómeno que consiste en usar el móvil en horas que deberían ser de sueño perjudica al 81,5% de los jóvenes españoles

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

8 de cada 10 jóvenes han modificado sus ritmos de sueño debido al uso del móvil a deshora. Esta gran mayoría reconoce estar una o dos horas utilizando el dispositivo durante la noche, mientras los padres les imaginan dormidos .Es el fenómeno conocido como Vamping tecnológico.

Además de las horas de sueño robadas, nuestros jóvenes envían y reciben una media de 100 mensajes al día. La progresión es imparable y las consecuencias muy serias, ”las pantallas emiten una luz azulada que por lo que sabemos por los estudios de neurociencia, es que emite una frecuencia que activa una región de nuestro cerebro ubicada en el hipotálamo que nos dice cuando es hora de ir a dormir o de estar despiertos- Diego Redolar, investigador de la Universidad Oberta de Cataluña- la señal que da esa luz le dice a nuestro cerebro que es hora de estar despierto”. Esto provoca una desregularización, con lo que el sueño no es de calidad y que durmamos menos, con lo que, advierte “redunda negativamente en el estado de ánimo, en la función cognitiva, porque está mermado, y si hablamos de adolescentes, con un cerebro todavía no formado, es todavía peor”. Si dormir mal es demoledor para los adultos, en los adolescentes puede tener efectos nocivos en el desarrollo cognitivo. Son el 81,5% de los jóvenes, casi un 11% más que antes de la pandemia.

Pero además, el número de mensajes que reciben de media diaria es muy alto, mensajes que suponen “una carga cognitiva y emocional enorme”. Dejar el móvil es un alivio, porque desaparece la carga. En caso de los adolescentes es todavía mayor, esto hace que “el uso de los móviles agoten todos sus recursos”.

Los expertos nos recomiendan dar ejemplo y negociar, pero son conscientes de las dificultades de lidiar con adolescentes, “porque sabemos que hay que establecer pautas y rutinas, marcar una hora para que el móvil no entre en la habitación… el problema es la dificultad con los adolescentes, porque con los mas pequeños es fácil, sobre todo cuando los padres no damos ejemplo, o los comparativas con sus compañeros”.

Las alarmas desde un punto de vista social tienen que saltar “más por la progresión que nos puede pasar factura”.

Apelan para que se establezca una especie de protocolo con los operadores, sobre todo de plataformas para establecer algún mecanismo de control. Redolar considera que aunque el problema viene más por redes sociales, que deberían regular su uso, las plataformas de televisión tendrían también que establecer algún mecanismo de advertencia. Debatir con los operadores qué se puede hacer es una de las posibles soluciones a un problema social que va en aumento, nos dice el investigador.

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