La violencia de género y los menores: así se trabaja para que las cifras de denunciados no sigan subiendo

Hay un amplísimo consenso de que la educación en igualdad es una de las claves para erradicar la violencia de género y evitar nuevos asesinatos machistas como los que se suceden y recrudecen en las últimas semanas en nuestro país. Sin embargo, los datos oficiales constatan que la violencia de género aparece cada vez a edades más tempranas. Según los expertos consultados por COPE la labor de las escuelas es mejorable, pero apuntan a que puede resultar insuficiente si la sociedad no contribuye a combatir el machismo que la alimenta.

En 2021, último año del que hay registros, la cifra de los menores denunciados por violencia de género se disparó en más del 70 por ciento y el número de víctimas de menos de 18 años creció un 28,6 por ciento. Son datos del Instituto Nacional de Estadística sobre Violencia Doméstica y violencia de Género (EVDVG) que se basan el Registro Central para la Protección de las Víctimas de la Violencia Doméstica y de Género del Ministerio de Justicia. Del mismo año es el último barómetro de género del Centro Reina Sofía, en él 1 de cada 5 chicos de entre 15 y 29 años tildaban de invento la violencia machista y solo la mitad de ellos lo consideran un problema social grave.

Antes de un crimen machista, hay una escalada de violencia, formas de pensar y de actuar que muchas veces arrancan ya en la infancia y se consolidan en la adolescencia. La forma más prevalente entre los jóvenes es la violencia de control. Y es que, según ese mismo barómetro, el 18 por ciento de los chicos y casi el 13 por ciento de las chicas consideran “normal” mirar el móvil de la pareja “si piensas que te está engañando”.

Carmen Rodríguez hace talleres de sensibilización con jóvenes con la Fundación Ana Bella. Explica en COPE que lo que ve es “una creciente normalización de patrones de conducta tóxicos que muchos de los chavales a veces ni siquiera saben identificar. Sigue habiendo mucha violencia de control que consiste por ejemplo en exigir a la pareja que comparta su ubicación en tiempo real las 24 horas. Otra forma es exigir el envío de fotos cada vez que salen con otras personas o ir a ese lugar para ver que está pasando, comportamientos que de generalizarse son claramente problemáticos. Algunas veces se ejerce ese control de forma más sutil quitándole a alguien las ganas de salir con otras personas proponiendo un plan alternativo o buscando una bronca justo antes de esa salida para tratar que no se produzca, en definitiva, tratar de hacerte elegir entre tu pareja o tus amigos”.

En sus encuentros con jóvenes de lo que se trata es de que aprendan a detectar todas estas señales de alarma, buscan sensibilizar, visibilizar y detectar posibles casos de violencia de género. Van a colegios clase por clase y sus intervenciones siempre transcurren en torno al testimonio de una mujer víctima de maltrato que cuenta lo que le pasó cuando tenía 15 o 16 años, la misma edad de sus interlocutores, y cómo se deterioró su situación posteriormente hasta lograr superar esta tremenda situación.

“El ver que la violencia de género no es algo que incumbe a parejas ya de cierta edad y con hijos, sino que puede arrancar a edades tempranas es algo que les interpela y muchos jóvenes se sienten identificados con algunas de las conductas violentas descritas. Formamos a más 10.000 jóvenes en toda España en 2022 y más de 500 personas han pedido ayuda” señala Rodríguez que es trabajadora social y educadora.

¿Cómo trabajan los colegios para fomentar la igualdad?

Hay diversas estrategias para promover la igualdad y el respeto a la diversidad en los centros escolares pero los expertos consultados por COPE creen que esta labor es insuficiente y mejorable. En particular consideran que hace falta una acción más continuada y reforzada tras constatar que, a menudo, lo que se promueven son actividades y talleres muy puntuales.

Pedro Huerta es secretario general de Escuelas Católicas considera que promover la igualdad forma parte de la identidad de los colegios concertados católicos, una convicción que ejercen en formaciones con alumnos, padres y profesores; con sesiones específicas en días señalados como el día de la Mujer el 8M o el 25N con motivo del día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y transmitiendo con las programaciones y los espacios en la escuela desde la infancia valores como la igualdad o el respeto.

Nos damos cuenta de que hay que empezar a trabajarlo desde pequeños

“Todos nos damos cuenta de que hay que empezar a trabajarlo desde pequeños y nosotros lo que hacemos es una labor preventiva para trabajar con ellos determinadas ideas, valores, actitudes también. Trabajamos mucho para evitar comportamientos contrarios a la igualdad, pero es cierto que hace falta promover un trabajo más continuo y transversal en todas las asignaturas y que todo esto se vea acompañado también del resto de elementos educativos que existen en la sociedad”, explica Huerta.

Y es que, a juicio, del secretario general de Escuelas Católicas “hay disociación en muchos casos entre lo que se vive en el colegio y fuera del aula y esto genera en los adolescentes una disociación entre unos mensajes y otros”, y, entre esas influencias están las que promueve la cultura del Reggaetón en las antípodas de la educación afectivo-sexual que imparten a sus alumnos basada “no en la genitalidad como algunos políticos defienden sino sobre la sexualidad desde la afectividad, desde la relación con la otra persona en términos de igualdad y de respeto”.

Para Carmen Rodríguez que refuerza la labor de los colegios con talleres de sensibilización contra la violencia de género: “nosotros vemos que los centros sí están implicados en tratar de detectar y visibilizar comportamientos inadecuados con agentes de igualdad, que son en realidad profesores de cualquier materia y elegidos por el equipo docente para promoverla ya sea con acciones que fomenten el respeto entre los alumnos, la convivencia en la diversidad y la educación afectiva y sexual o bien encargando a organizaciones externas especializadas como la nuestra esta labor”.

Para Miguel Lorente, ex delegado del Gobierno para la Violencia de Género y miembro del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, “la escuela está haciendo todo lo que puede pero no lo suficiente porque depende más de iniciativas particulares bien de los centros bien de determinados profesores que de una educación crítica para ir creciendo en referencias de igualdad porque ahora estamos creciendo con referencias de desigualdad hasta el punto de que hay jóvenes que consideran que el uso de la violencia en la relación de pareja es aceptable y esto es algo con lo que tenemos que romper”.

La fórmula que propone este médico forense es de nuevo estructurar mejor esta formación y hacerla de forma continuada y transversal, en lugar, de limitarse a dos fechas al año.

En opinión de Lydia García Olcina, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis “el primer bastión de enseñanza son las familias, pero también están los colegios que deben impartir clases de educación en respeto, valores, igualdad, perspectiva de género y en educación sexual. No se han regulado bien estas clases o esta forma de dar formación, sería necesario ampliarla desde las clases de los más pequeños”.

“Es una cuestión de refuerzo” considera Marisa Soleto que está al frente de la Fundación Mujeres. “Creo que la formación es mejorable, se han metido los objetivos generales dentro del diseño de los currículos educativos, pero no siempre se ha dotado de los suficientes medios para que desde los colegios se pueda trabajar de forma constante”, subraya.