¿Por qué no debes conservar el café en la nevera?
Este electrodoméstico solo se recomienda en caso de ambientes especialmente cálidos y casi tropicales, con altas temperaturas y una humedad elevada
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Para los amantes del café el día no comienza hasta que se han tomado uno. Ya sea en casa o en el bar, lo fundamental es conservarlo bien para disfrutar al máximo de todas sus propiedades, algo que no siempre se hace del modo correcto.
Para conservar el café es fundamental guardarlo en un lugar fresco, seco y alejado de corrientes de aire, mucho mejor si no sufre variaciones bruscas de temperatura. Por eso, una despensa cerrada resulta ideal. De no disponer de un espacio así, debe guardarse en armarios o alacenas, pero procurando que estén lejos del horno, del fuego o de cualquier otro gran electrodoméstico que pueda generar calor.
También hay que descartar el uso de la nevera. Y es que, este tipo de electrodemésticos crea demasiada humedad, lo que afecta a su estructura, restando aroma y sabor.
Si bien el calor es uno de los peores enemigos en la conservación del café ya que la temperatura facilita la oxidación y, con ello, la perdida de aromas esenciales, se recomienda acudir al frigorífico solo en el caso de ambientes especialmente cálidos y casi tropicales, con altas temperaturas y una humedad relativa de la atmósfera muy elevada.
Por último, los expertos recomiendan guardar el café en botes o tarros sin olores extraños, siempre limpios y secos, de paredes gruesas y cierre hermético.
Los expertos defienden que un buen café debe prepararse con granos recién molidos, así como que debe consumirse rápidamente para que el sabor y el gusto sean óptimos.
En este sentido, hay que destacar que los granos crudos de café duran más tiempo y pueden permanecer frescos casi indefinidamente, mientras que los granos de café tostado están bien conservados alrededor de 2 a 3 semanas si se almacenan correctamente. El café molido necesita ser consumido de inmediato y el café molido debe conservarse en un recipiente hermético en un lugar oscuro y seco y a temperatura ambiente durante alrededor de dos semanas.