¿Por qué no recordamos el nombre de las personas que nos acaban de presentar?

Te explicamos el origen de este olvido y por qué recordamos mejor las caras que los nombres

¿Por qué no recordamos el nombre de las personas que nos acaban de presentar?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Llegas a un grupo de personas donde conoces a alguien y en ese momento empieza a presentarte al resto, saludas con tu mayor sonrisa, das la mano o un par de besos (depende de la situación y circunstancia) e intentas memorizar todos y cada uno de los nombres que te acaban de decir. Al cabo de un rato, cuando tienes que dirigirte a ellos, te das cuenta de que has olvidado la mayoría de sus nombres. ¿Se llamaba Ana o Lucía.? Y en ese momento es cuando empiezas a sentirte mal por no haber prestado más atención, o peor aún, cuando te agobias porque piensas que las pilas de tu memoria comienzan a fallar.

El origen de este olvido se encuentra en las conexiones de tu cerebro. Aunque, seamos sinceros, la falta de interés y/o de cercanía con la persona que nos han presentado también juega aquí un papel importante. En ocasiones, olvidamos nombres porque pensamos que han sido encuentros casuales y quizá no volvamos a ver a la persona en cuestión.

¿Por qué no recordamos el nombre de las personas que nos acaban de presentar?

¿Por qué no recordamos el nombre de las personas que nos acaban de presentar?

¿Por qué a veces nos sale el nombre de esa persona justo cuando se ha ido?

¿Por qué de repente podemos recordar cosas que creíamos olvidadas? Según un estudio realizado en la Universidad de Sussex y publicado en la revista Nature Communications estos lapsus temporales son fundamentales para que el recuerdo se afiance en la memoria a largo plazo. Durante ese “asentamiento” la información deja de estar disponible, para que se consolide. Si este proceso es interrumpido, el recuerdo queda afectado y es probable que termine olvidándose.

¿Por qué no recordamos el nombre de las personas que nos acaban de presentar?

Presentación en un grupo de trabajo

Los neurocientíficos explican que la formación de recuerdos es un proceso que requiere energía, por lo que el cerebro se ve obligado a priorizar algunas tareas para evitar que se produzca una sobrecarga. Cuando nos presentan a grupo de personas, muchas veces estamos preocupados por lo que vamos a decir y cómo nos vamos a presentar, por eso es probable que no retengamos todos los nombres de las personas que nos presentan.

Soy un desastre para los nombres, pero nunca olvido una cara...

Esto también  tiene su explicación científica, y es que nuestro cerebro está mejor programado para captar y procesar los estímulos visualesLas zonas dedicadas a procesar la información visual son más extensas que las del resto de los sentidos. Por eso, podemos recordar con facilidad un rostro pero olvidamos el nombre.

Además, cada rostro es único, pero los nombres se repiten, además de ser arbitrarios. Por eso, nos resulta más fácil recordar la profesión de una persona que su nombre.

¿Por qué no recordamos el nombre de las personas que nos acaban de presentar?

Nuestro cerebro está mejor programado para captar y procesar los estímulos visuales, por eso recordamos mejor una cara que un nombre

Vincular un rostro a un nombre es un proceso complicado que ocurre en diferentes áreas del cerebro. El rostro se 'guarda' en una zona completamente diferente de aquella donde colocamos los nombres, y solo después se integra esa información.

Trucos para recordar nombres

Cuando repites el nombre de una persona en voz alta, contribuyes a que se consolide en tu memoria. Intenta incluirlo en algunas de las frases de la conversación que mantengas con la persona en cuestión, incluida la despedida.

Otra buena opción para recordar nombres es deletrearlo mentalmente o incluso escribirlo en un papel o en el móvil. 

Si se trata de un nombre poco común puedes preguntar por qué decidieron llamarle así sus padres. El cerebro recuerda mejor una historia que un nombre, así que si conoces su origen tendrás menos probabilidades de olvidarlo.

La clave para fortalecer la memoria es realizar asociaciones significativas. Puedes asociar el nombre a un aspecto físico o característica  peculiar de la persona. Una nariz prominente, un tic, cejas pobladas, una sonrisa llamativa… Cualquier dato puede servir para asociar una persona a su nombre. Puestos a elegir, mejor aquellos que sean más o menos permanentes, por ejemplo el cabello o la barba suele cambiar bastante.

Margarita por ejemplo, puede hacerte pensar en la flor o América, en el continente. Si alguien tiene el nombre de algún personaje de una serie que te gusta, probablemente no lo olvides con tanta facilidad.

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