Gonzo explica la trampa que le pusieron los talibanes antes de la entrevista para La Sexta: "Nos dimos cuenta"

El presentador de 'Salvados' ha relatado cómo fue el momento previo al encuentro con el ministro y líder religioso afgano Mohammad Hasan Akhund

Gonzo en Afganistán

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El programa de La Sexta 'Salvados' se ha adentrado este domingo en la realidad de la Afganistán controlada por los talibanes, situación que se viene dando desde la salida de las últimas tropas de Estados Unidos a finales del pasado mes de agosto.

El país ha regresado a la realidad que vivía hace 20 años y en sus calles se puede palpar esa sensación. En este reportaje, titulado 'Afganistán: el poder del miedo', Gonzo y todo su equipo se sumergen en las calles afganas solo un par de meses después de la toma de la capital por parte de los talibanes. Mediante esta producción, el programa de Atresmedia busca recoger todos los puntos de vista, incluso el del ministro y líder religioso afgano Mohammad Hasan Akhund, con el que mantiene un cara a cara. El reportaje también recoge la realidad en las fronteras, donde todavía muchos ciudadanos intentan escapar de la tiranía taliban.

Respecto a este encuentro, Gonzo se ha referido en una entrevista concedida en las últimas jornadas a 'El Confidencial'. En este artículo se recogen varios detalles del encuentro, importantes a la hora de escribir el guion que hay detrás de una entrevista de tanto calado a nivel internacional. En este sentido, el presentador de La Sexta explica con todo tipo de detalles la prueba, o más bien 'trampa', que le hicieron a él y a su equipo antes de reunirse con el ministro.

El tenso momento de Gonzo con los talibanes

En primer lugar, Gonzo señaló que no fue nada fácil acceder a Hassan Akhund: "No fue fácil, fue la situación más rara que vivimos antes de acceder a un entrevistado. Tuvimos que pasar por un filtro, que era reunirnos con su secretario particular en su despacho. Estábamos en un sofá, sentados con cuatro tipos de unos sesenta años. A los diez minutos, sin haberse dirigido a nosotros ni habernos hecho ninguna pregunta, nos dijo que podíamos pasar a ver al ministro. Cuando estamos saliendo del despacho, uno de esos cuatro hombres se levantó y, en perfecto castellano, nos preguntó si éramos argentinos".

Después, el periodista español no ocultó el secreto que escondía aquella peculiar escena, que era una prueba en toda regla que la autoridad afgana quería hacer a los periodistas españoles desplazados hasta el país asiático para recoger la realidad que vive tras el ascenso de nuevo al poder de los talibanes: "Ahí nos dimos cuenta de la prueba que nos querían hacer. Nos tuvieron diez o quince minutos en un despacho sin decirnos nada para que pensáramos que nadie iba a entender el castellano y escucharnos. Además, antes de entrar al despacho del ministro, había dos hombres con el Kalashnikov encima de la mesa. No es algo que ayude a relajar un ambiente precisamente".

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