SEVILLA

Álvaro Burdiel, detalles de buen torero

Única vuelta al ruedo para Álvaro Burdiel en la segunda novillada de abono en la Maestranza. Pablo Páez y Jaime González-Écija fueron ovacionados.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El triunfo es el sueño, a veces utópico, de quien se ve anunciado en estas novilladas de abono en la Maestranza. Verse, al fin, aquí es la mejor forma de resolver, de una vez por todas, la anómala situación por la que pasan muchos novilleros con calidades y cualidades para definir su presente y atisbar el prometedor futuro. Sin duda, la compleja apuesta es todo un reto a una situación compleja y difícil para estos que luchan por alcanzar objetivos. Al final, el resultado es el que es. Para unos difumina ilusiones y para otros las amplifica cuando el viento de la “suerte” le sopla a favor.

A Álvaro Burdiel pareció abrirle camino el tercero de la tarde, un novillo de bonitas hechuras, noble como todos, y con ese punto de sosería que acusaron los seis de Villamarta. No obstante, su toreo encontró acomodo dentro de ese discurso constituido por momentos de contenidos y sensaciones que dieron lugar a una lidia interesante y prometedora. Ya con el capote mostró mando en el lance genuflexo y ritmo y cadencia en dos verónicas y la media. Igual lo hizo con el profundo muletazo diestro, lo notables cambios de mano y el hondo trazo de natural. De estocada trasera lo mandó al desolladero.

El sevillano formado en Madrid buscó en la fluidez de su toreo un tono reposado que, sin resultar cansino, otorgó a la faena del sexto el toque de calidad deseado. Dentro del buen gusto que imprimió a la lidia cabe destacar el sabor de los ayudados por alto con los que prologó el trasteo y, sobre todo, la hondura del natural. Una izquierda muy útil para contemplar y para gozar. Así ocurrió en el transcurso de una faena sobria e interesante, de detalles de buen toreo, no acabada con la espada. De todas formas, Burdiel, dejó patente en el ruedo sevillano la calidad de su toreo. Un toreo sentido que le ha de abrir nuevos caminos.

Escasa fuerza tuvo el segundo, que acabó embistiendo con la cara alta tras atisbos de calidad en los inicios de faena. González-Écija lo toreó despacio con la derecha en series ligadas y bien rematadas con los de pecho. Después, la desigualdad con la izquierda bajó la calidad de una faena que no terminó de cuajar. Algún que otro detalle de buen gusto dio paso al espadazo trasero y atravesado que necesitó de dos golpes de verduguillo.

Tampoco le valió el quinto, soso y sin entrega, para mostrar ese concepto clásico y reposado que atesora el novillero astigitano. Un principio genuflexo y templado fue lo mejor de una faena desigual, larga y cansina, que quedó sin rematar con la espada.

Pablo Páez se fue a portagayola arrodillándose en la misma raya del tercio, para recibir al primer novillo de la tarde. Algo ya no visto, pues lo moderno es hacerlo en los medios. Después los lances resultaron embarullados. Tampoco con la muleta consiguió su objetivo. El rondeño tiene una forma de citar con la muleta demasiado atrasada, además su toreo describe una línea recta con tendencia hacia fuera, lo que le quita autenticidad a lo que hace. Algún natural de buen trazo y poco más.

Parecida característica tuvo la lidia del cuarto. Su concepto se afea con esa forma de torear despegado. Incluso se le notó inseguro con la izquierda haciendo uso continuo de la ayuda en el trazo del natural. Pinchó y todo quedó en nada.

Sevilla, domingo 29 de mayo de 2022. 2ª novillada de abono. Un tercio de plaza.

Novillos de Villamarta, bien presentados nobles y sosos. Sin demasiado motor el primero; de complicada embestida el segundo; noble sin molestar el tercero; con movilidad el cuarto; sin entrega el quinto; sin humillar el sexto.

Pablo Páez, saludos y silencio.

Jaime González-Écija, saludos tras aviso y silencio.

Álvaro Burdiel, vuelta al ruedo y saludos.

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